Claudio Bravo edificó su carrera por innegables méritos propios, pero ayudado por la historia infame que en su huida final se llevó a uno de los mejores
Dicen que Claudio Bravo y Roberto “el cóndor” Rojas son amigos. Lo curioso de esta amistad, si es que existe, es que nunca se atravesaron profesionalmente. El cóndor, exiliado deportivamente de Chile, no tuvo oportunidad de iniciar al niño Claudio en el arco colocolino, cuando el muchacho llegó a Colo-Colo y casi lo echan porque no medía los dos metros que se exigían para el puesto. No hay dato, no existe la evidencia histórica que los relacione -en el período de formación de Bravo- a ambos. Más allá de la admiración propia que deben tener los arqueros nacionales frente al enorme Rojas, no hay forma de cruzarlos.
Sin embargo, ambos son similares en características. Poseen ambos el don de la ubicación, el reflejo y la potencia de piernas para llegar a las esquinas, ambos seguros, ambos dominantes y dominadores en el fondo.
De una manera uno es reflejo de otro. Bravo es Rojas, en una versión lavada, lustrada y puesta en vitrina. Es todo lo que el cóndor no pudo, todo lo que el cóndor decidió no ser, por razones variadas, pero por una especial, por el peso expiatorio, por el soberano peso de la historia. La roca de Sísifo melló la carrera del que estuviera en el puesto 3 del ranking de arqueros. La culpa recaerá torpemente en él, pero lavarse las manos es una torpeza. En esos locos años ochenta era normal valerse de balas y matones para conseguir lo imposible, era valido el horror, estaba legitimada la coerción, la extorsión y un montón de otras cosas. En ese universo paralelo, tirar una bengala, fingir un corte, salir sangrando y retirar un equipo de la cancha, podríamos calificarlo de algo normal. De algo inocente si se quiere frente a la atrocidad, aún viva en esos años, los últimos, de los gorilas.
El error de Rojas es sintomático de la época oscura. Pegar el lanzazo a lo que fuera, en pos de la patria, dios o lo que fuere. No fue culpa de él, la mano que tomó el escalpelo, lo escondió dentro del guante y que luego guió los movimientos del brazo, fue la misma mano que naturalizó el crimen y la desidia. La bengala es un episodio de despedida del negro poder de esos años.
Si nada de eso hubiera pasado, quizás el valor de Bravo sería distinto. Las alturas alcanzadas por el cóndor hubieran sido otras, más altas, más extensas en el tiempo. No habrían dudas sobre la valorización de su estatus como ídolo y referente del deporte nacional. Sería el más grande del arco y no habría comparaciones con Claudio Bravo.
Pero no fue así la historia. Y allí donde uno fue víctima de las circunstancias, el otro trabajó una carrera estable, ascendente, pulcra, limpia, sin pasos en falsos, sin demasiados riesgos. Sin altibajos, Claudio Bravo rompe records. Arco menos batido en el defensivo Barcelona del cabrón Luis Enrique, el jugador con más partidos en la selección, superando a Leonel y otros monstruos. Además jugará -salvo una desgracia mayor- una cuarta eliminatoria mundialista, una tercera copa América, además de los nueve años que cumplirá jugando en Europa.
¿Cuáles son los méritos, más allá de la numerología futbolística, de tal presencia? Aparte de las condiciones básicas que debe tener cualquier portero, el buinense debe mucho de su éxito a Johnny Herrera. Sin la eterna competencia del ídolo azul, la exigencia hubiera sido menos. A Herrera le falló la cabeza, la azotea, pero esa es otra historia.
Desde el silencio, propio de la soledad del arco, Bravo terminó en uno de los clubes más importantes del orbe, siendo titular, hasta el sábado quedó cuarto en el registro histórico de la liga en imbatibilidad. Terminó siendo el jugador con más partidos en la selección, terminó jugando lo que ningún otro arquero nacional jugó en su vida, a saber; champions league, primera división española, tres eliminatorias, dos mundiales. Sin embargo, su nombre aún genera las dudas, siempre necesarias, en la pobre historia de nuestro balonaje.
Claudio Bravo edificó su carrera por innegables méritos propios, pero ayudado por la historia infame que en su huida final se llevó a uno de los mejores. Y también por la calidad de Herrera que ayudó a exigirse desde siempre en un medio siempre austero en el arco.
El merito entonces, es tomar las condiciones innatas, trabajar, mirar la historia, trabajar, mejorar para superar la competencia inmediata, trabajar, aislarse de la luces y los brillos, trabajar, manejar la cabeza, siempre traicionera y asumirse en el éxito sin marearse.
Comentarios
26 de octubre
Claudio Bravo en sus años en Colo Colo que se inician en la Escuela de Fútbol, nunca estuvo propuesto para su eliminación, cualquiera cosa que se diga al respecto, es falso de falsedad absoluta. Así es que desmiento categóricamente el comentario de que:»cuando el muchacho llegó a Colo-Colo y casi lo echan porque no medía los dos metros que se exigían para el puesto»
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27 de octubre
estimado @liberenalindio, la información fue extraída de una entrevista a julio rodriguez a propósito de los inicios de bravo en colo-colo y en que él tuvo que pelear por su permanencia, si el dato es falso me retracto
saludos
+1
28 de octubre
Estimo con mucho respeto le expongo que; aprecio mucho a Julio Rodriguez y su opinión siempre fue importante para nosotros pero, no eran resolutivas, en la eliminación de jugadores cadetes de esos años estuve presente y desde 3era infantil sub13, Claudio ya era un proyecto club y su posible eliminación no era resorte de un director ni de un DT implicaba un acuerdo de Club. Y esa comisión no la integraba ni el director aludido ni Julio Rodriguez
29 de octubre
Estimado @liberenalindio, el propósito de la columna no era desprestigiar el trabajo de cadetes de colo-colo, ni la credibilidad de Julio Rodriguez como preparador de arqueros o la suya en algún cargo dentro de colo-colo, tampoco como leerá usted el propósito de la columna es cotejar datos o investigar profundamente los datos expuestos (ni de esta columna, ni las anteriormente escritas) es más, en especifico, lo que se pretendía escribir era sobre las semejanzas técnicas y las diferencias históricas entre Claudio Bravo y Roberto Rojas. Aclarado esto, no dejo pasar la validez del dato expuesto y el motivo de la diferencia http://youtu.be/DvDuhy1KfSU
atentamente
Rodrigo Gahona Osorio
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