La parte de Sampaoli. No sé, no sabemos muy bien el fondo de la salida de Jorge Luis Sampaoli de la selección. Todo es especulación, cierta o no, pero especulación al fin y al cabo. Es decir, es incomprensible que un tipo, no solo él, sino que cualquier tipo, en cualquier actividad, arme tamaño aparataje porque quiere renunciar ante una oferta de trabajo mejor. O renunciar, ante la posibilidad de verse salpicado por la corrupción reinante en la ANFP. O renunciar porque no quería que se le vinculase a Sergio “loco de patio” Jadue. O renunciar porque estaba agotado de los jugadores, del medio, del smog, de Chile, de Bachelet, de Penta, Caval, Corpesca, por manejar hasta Macul, porque no le gustaban las minas, porque nadie lo molestaba o porque lo molestaban mucho.
Es inentendible para alguien normal, pensar que pudo articular todas esas entrevistas cruzadas desmintiéndose a sí mismo (renuncia sí, renuncia no, rehén, vivir o no vivir en Chile, etc.) porque no quería cumplir un contrato que el mismo firmó y que -tal vez- no quería cumplirlo, porque no quería no más –que también es una opción válida, si se piensa bien. No hay mucho más para meditar.Espectadores bobos del circo. Televidentes de una historia rota. Nos cagaron, así de simple. No tenemos nada. No tenemos fútbol, lo único de fútbol que teníamos, los goles, los partidos, los estadios llenos, era la selección de Sampaoli
¿Se habrá fatigado del reconocimiento público? ¿Se habrá cansado de los premios? ¿Estará disconforme con el agasajo? ¿Pasará por una crisis existencial-futbolística que no le permite mirar con fe y esperanza el futuro? ¿Se habrá aburrido de la profundidad de Alexis, del tempo de Gary, del cálculo de Valdivia, de la fuerza de Vidal o del temple de Bravo? ¿Encontrará quizás que Juan Pinto Durán es muy ordinario para su nuevo estatus de estrella? ¿Creerá que Chile es su nuevo Casilda y debe salir de acá antes que sus olvidados oficios lo persigan? ¿Sentirá que nuestro acotado país le queda más ceñido que su ropa y debe buscar mayor holgura para sus capacidades?
No lo sé yo y, usted tampoco lo sabe. Con suerte en algunos años, muchos o quizás no tantos, sabremos la verdad del argentino. Hoy nos queda la sensación que el tipo no quiso seguir, que no quería seguir desde hace rato, que se enredó de manera bien huevona en su apuro por salir de esta cosa “incómoda” que es nuestro fútbol desde hace dos meses a la fecha. Y no hay más, se acabó.
La parte de la ANFP. A estas alturas no hay mucho para escribir de la de la Asociación Nacional de Fútbol “Profesional”. El nivel de robo es tal que hasta el agua cortaron. El contrato firmado por el casildense con la aprobación del Varela y Baeza, era de tal desorden que la ANFP corría el riesgo de perder (plata que ya no hay) en caso que quisiera judicializar la salida del técnico. Dicho y escrito esto, el margen de Salah era mínimo. Lo que queda de Quilín -si es que algo queda detrás de la fachada- es lo que no alcanzó a robar el calerano megalomaníaco y su horda de rateros de medio pelo, empoderados detrás de un canal de fútbol rasca y una selección que es la mejor de la historia, pero en la que ellos no tienen absolutamente nada que ver. Salah tiene más responsabilidad en la formación de este grupo de jugadores, que lo que pudo tener la manada de delincuentes anteriores. Say no more, como diría Charly García y a ver que se consigue con el presupuesto que hay.
La parte de los hinchas. Espectadores bobos del circo. Televidentes de una historia rota. Nos cagaron, así de simple. No tenemos nada. No tenemos fútbol, lo único de fútbol que teníamos (goles, partidos, estadios llenos) era la selección de Sampaoli. Lo que queda es challa. Un campeonato vulgar, equipos pencas, jugadores de la B-Metropolitana de Argentina, estadios sin gente porque no puedes conseguir una entrada de manera normal.
Partidos mal programados, porque hay que encajar la fecha en los horarios en que al Canal del Fútbol no le complique la transmisión. Nos robaron la ilusión, el fútbol ya se lo chorearon hace rato. Se lo llevaron todo, absolutamente todo. Y ahora entre “Loco Jadue” y el “Amateur Sampaoli” se echan al bolsillo perro cualquier amago de felicidad para los hinchas.
Sin Jorge Luis Sampaoli en la banca, el potencial futbolístico de los jugadores, como conjunto, se esfuma. Son muy pocos los técnicos que podrían construir una idea identitaria similar a la del casildense (Bielsa, Berizzo, Guede los más cercanos. Klop, para soñar). Esto es indesmentible, no hay otros, no hay más. Estamos huérfanos, los hinchas todos –sin excepción- somos el “pequeño Timmy” del Dickens. Tuberculosos, cojos y sin el menor resguardo de quienes regentan el fútbol desde la perspectiva rentista, vendedora de camisetas, especuladora de entradas y goles escondidos. Los mercachifles se lo llevaron todo. Lo que nos queda es la duda… ¿Y ahora qué?
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