Hace cincuenta años atrás, Chile, se sumía en la época más sombría de su historia reciente, la dictadura militar. Esta conmemoración es realmente significativa porque nos invita a reflexionar sobre el pasado y reconocer las deudas pendientes que siguen pesando sobre los hombros de nuestra sociedad, como, la garantía de los derechos de niños, niñas y adolescentes.
La dictadura dejó un amplio legado de violaciones flagrantes a los Derechos Humanos que aún nos siguen estremeciendo. Miles de personas fueron detenidas, torturadas, asesinadas y desaparecidas, dejando cicatrices profundas en la sociedad chilena. Dentro de aquellas víctimas silenciadas encontramos, incluso, a niños, niñas y adolescentes, de los cuales, 956 fueron víctimas de prisión política y tortura, cerca de 700 quedaron huérfanos, 150 fueron ejecutados, 102 estuvieron en prisión política con su padre o madre o nacieron estando en prisión y 40 fueron detenidos y hechos desaparecer; según datos difundidos por la Defensoría de la Niñez, durante los últimos días.Debemos abrir las grandes alamedas a todos los niños, niñas y adolescentes de Chile y para esto requerimos un compromiso irrestricto por parte del Estado y toda la sociedad chilena con la promoción, protección y reparación de los derechos de niños, niñas y adolescentes
Es esencial tener presente que niños y niñas no son meros espectadores de la historia, sino que son actores fundamentales para la construcción de una sociedad justa y democrática. Durante la dictadura, la niñez de Chile quedó atrapada en un torbellino de violencia y miedo que marcó sus vidas para siempre. A pesar de los avances en la búsqueda de la verdad y justicia en Chile, aún existe una lista de tareas pendientes y una de esas se relaciona directamente con los derechos de niños y niñas que hoy son adultos. En este sentido, es menester que el Estado chileno se siga comprometiendo con la búsqueda de la verdad y realice un énfasis especial en materia de reparación, modernizando y llevando a cabo procesos de intervención integrales, con apoyo psicológico y social de calidad para sanar estas profundas heridas.
Por otra parte, es crucial reconocer que la vulneración de derechos de niños y niñas no son fenómenos exclusivos de la dictadura pasada, pues, en la actualidad existen desafíos importantes que el Estado debe enfrentar con responsabilidad y prontitud, como, el mejoramiento del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia “Mejor Niñez”, porque a casi dos años de su deficiente implementación siguen trascendiendo los graves problemas del “SENAME”, ya que, de manera permanente y sistemática se continúan lesionando los derechos de niños, niñas y adolescentes, de formas terribles.
La conmemoración de estos cincuenta años debe ser una oportunidad para recordar la importancia de garantizar que cada niño y niña en Chile crezca en un entorno seguro y saludable, con acceso a oportunidades y servicios que les permitan alcanzar su máximo potencial. Debemos abrir las grandes alamedas a todos los niños, niñas y adolescentes de Chile y para esto requerimos un compromiso irrestricto por parte del Estado y toda la sociedad chilena con la promoción, protección y reparación de los derechos de niños, niñas y adolescentes. Es la única forma de honrar verdaderamente a las víctimas del pasado y construir un país donde los derechos de todos los ciudadanos y ciudadanas, sin importar su edad, sean respetados y protegidos de manera inquebrantable.
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