Se habla mucho de los fenómenos que se han producido en Chile: una supuesta apertura de mente de las elites y de la generalidad de la población nacional. Si bien se ha abierto la sociedad y hay un espejismo de liberalismo, creo que el cambio ha sido elitista y la discriminación continúa encubierta y en una forma perversa, desde mi punto de vista.
Podríamos pensar en las miles de personas de las elites sociales e intelectuales marchando por el matrimonio igualitario, hablando de inclusión de los homosexuales en la sociedad y cambiando sus avatares de Twitter apoyando las mismas causas. Tal situación podría concebir un escenario entusiasta; en parte lo es, pero estas personas imaginan en tales situaciones a ejemplos de exitosos escritores, miembros de elites políticas o conductores de Televisión; a estos personajes los admiran y apoyan en sus planes pero a la vez discriminan y no incluyen en su visión al mundo homosexual mayoritario al gay que se dedica a la peluquería en una población, al travesti que se gana en la vida en el comercio sexual, a la lesbiana amachada de la cárcel y, en general, a todo el que no sea “exitoso” o “decente”. Repugnan que en las marchas y reportajes sean mostrados estos personajes y probablemente en su fuero interior apoyan el matrimonio igualitario solo en Vitacura, Las Condes, Providencia y Zapallar.
La mayoría de la elite chilena pasa un romance con el vecino del Sur, come en el Astrid y Gastón o en la Mar, admiran profundamente a Gastón Acurio, cocinan Papas a la Huancaína y le echan camote y choclo al cebiche, les gusta la mística de Macchu Pichu y estudian mitología inca, se van de vacaciones a Mancora los jóvenes y hablan de lo pujante de le economía peruana e invierten ahí los mas viejos. A la vez discriminan al peruano inmigrante en Chile, hablan con aire de superioridad basado en una guerra de hace una camionada de años y un supuesto desarrollo anticipado en relación a los hermanos del Rimac. Las elites caricaturizan pensando que los peruanos solo se dedican al trabajo domestico y, muy probablemente, al ganar Ollanta Humala pensaron que el pueblo peruano era algo inferior por elegir un indígena nacionalista. Esta situación se aplica a todos los demás hermanos mas oscuros que vienen a Chile, sean colombianos, ecuatorianos, bolivianos, etcétera.
Es cosa de ir a cualquier Makelawen para ver el interés que ha despertado la medicina mapuche en la clase dominante. Les encanta la platería, viajan a hacer etnoturismo y atenderse con las ñañas, han incluido piñones en su dieta y aliñan casi todo con merkén, sienten simpatía por la combatividad histórica del pueblo mapuche e internamente piensan que son la cruza perfecta entre godo y araucano (siguiendo sin saber las teorías facistoides de Nicolas Palacios en su “Raza Chilena”). En la realidad, repugnan al mapuche y sobre todo al urbano, internamente hablan de que son delincuentes flojos y crean estereotipos sobre una supuesta adicción al alcohol, creen que la Araucanía hay una guerra terrorista y jamás en su vida aprobarían ningún grado de autonomía del pueblo Mapuche. Lo mismo sucede con el Rapa Nui: hacen viajes a la Isla “místicos” a fumar pitos en las playas pero los isleños le son indiferentes.
Estas elites suelen llenarse la boca con la igualdad de las clases sociales y su superior conciencia social, se enrolan en cuanta fundación pueden ayudar (no quiero generalizar en esto porque hay gente que lo hace con real conciencia social) pero toda ayuda tiene un aire de superioridad, de obligación moral del señor sobre sus siervos. Pero para ellos un pobre no existe: es un ser invisible que jamás se relacionará con su vida más que en una relación de dependencia o solidaridad. Hablan de inclusión social pero no trepidan en pedir “que se pudra en la cárcel” algún adolescente que se roba unas zapatillas o la radio de su auto.
No busco crear una lucha de clases inocua, sino que quiero indicar que aun falta mucho en materia de discriminación y de inclusión social. Chile sigue siendo un país segregado donde las condiciones económicas, raciales, sexuales, marcan situaciones de vida y convivencia brutales. El problema educacional y cultural de Chile es mayor de lo que pensamos, no solo hay problemas en los reportajes que muestran en liceos que se caen enteros y con profesores mal pagados; mas allá de la acumulación de conocimientos, la educación como método de vida en comunidad está en un estado aun más precario en el que estudia en un colegio de colonia o religioso high y que después va a la universidad en la cota mil.
* Dato: Vivo en una de las comunas mas ricas de Chile, salí de un colegio de Colonia, estudio en una privada cara, mi padre es empresario y en cualquier encuesta soy ABC1. Esto no quita mi capacidad de avergonzarme de muchos de mis pares y querer que cambien las situaciones que describo en estas líneas.
———–
Foto: La misma de siempre
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
tomasdr
Concuerdo contigo, no demonizo a las élites sino que el mal estado de la educación social de estas.
José Tomás González
Como bien dijo Cindy, se necesitan políticos audaces, líderes que nos dirijan hacia un desarrollo integral. Políticos que no busquen su propio beneficio. Se necesita también una educación que forme a personas despiertas, no alumnos que van al colegio, o la universidad y están pensando bajo la ley del mínimo esfuerzo.
Desde mi punto de vista, es la única forma de tener un desarrollo real en cualquier cosa que nos propongamos, teniendo una masa grande de gente preparada para afrontar los desafíos, cualquier meta es alcanzable.
Con respecto a las desigualdades sociales, somos un país joven. Mientras mas gente haya estudiado, ya sea en la universidad o en instituto (son igual de importantes), las diferencias se van a ir acortando progresivamente. Este fenómeno de desigualdad no es nuevo, es antíquisimo y mientras mas gente pueda educarse y formarse las diferencias se van a ir acabando progresivamente. Pero es un proceso lento y que requiere un esfuerzo constante. Cualquier país hoy exitoso del mundo ha estado donde estamos nosotros y en algún punto de su historia tomaron la decisión de trabajar arduamente y constantemente para cambiar su realidad.
Hoy, ese proceso no se ha manifestado en Chile, estamos mas preocupados de discriminarnos que dejar nuestras diferencias y trabajar juntos. A mi juicio, lo anterior es producido por la ignorancia y por la falta de educación en todos los niveles. Sí, también en la élite está lleno de ignorantes.
cindy-iriarte
Tomás: Yo creo que las elites han hecho mucho por este país, algunos historiadores así lo reconocen, si no hubiese sido así, quizás donde estariamos ahora, ( leete a Salvador Sanfuente en sus empeños en el sur en 1846) , diciendo eso, el problema radica en que, en realidad no formamos una nación, somos un conjunto de personas viviendo en un mismo territorio, y lo que construimos son colectivos cerrados de acuerdo a intereses pedestres. Lo que pasa con las elites también pasa en el sector sur de Santiago, y con ciertas etnias, grupos que han formado culturas alternativas cerradas.
Una de las soluciones es la educación, la que no debería repetir los males sociales que describes, debería haber una mayor lubricación social, mayor contacto, mayores instancias de conocimiento y encuentro, y para eso se requieren politicas y politicos inteligentes, que como se vé, no abundan.