Parto haciendo una afirmación, lo que nos está pasando fue por hacer oídos sordos a informes científicos y no solo en este tema, pasó lo mismo con el calentamiento global y el cambio climático. Si hubiéramos prestado atención a la ciencia, que estudiando hechos pasados y presentes le permiten anticiparse a los potenciales peligros del mañana y así prender las alarmas. Pero, como suele ser habitual no es escuchada, y la razón es simple, por diversos motivos las políticas de gobierno tienen como prioridad los intereses económicos y todo lo demás pasa a segundo plano.
El alcance de la pandemia nos muestra que nadie quedó al margen de sus efectos, no importa su país de origen, ni su color de piel, ideas políticas ni sus creencias, por lo tanto y desde ahora deberíamos aprender a preocuparnos por el bien de todos. Tanto familiares, amigos, vecinos, los que piensan distinto o tienen otras creencias o son de otros países y los incontables desconocidos con los cuales nos cruzamos a diario al salir de nuestros hogares, incluso con el marginado, con el que vive en situación de calle, todos ellos deben estar sanos. Nos dimos cuenta que somos interdependientes, por lo tanto, nuestra salud y bienestar depende de la salud y bienestar de los otros. De no comenzar a construir sociedades solidarias, inevitablemente vamos a perder todos. Y esto aplica tanto a personas como a países.
Estas cuarentenas nos hacen visualizar el gran impacto que tienen nuestras actividades, sean industriales, comerciales, turísticas y de transporte sobre el medio ambiente y la Naturaleza, que por todo este tiempo será la gran beneficiada por las cuarentenas. Como resultado, el Covid-19 va a salvar más vidas de forma indirecta que las que provoca de forma directa.
A raíz de nuestro confinamiento, no es raro ver en las redes sociales o en la noticias (aquí también suelen haber algunas que son falsas), registros de animales salvajes que viven cerca de zonas urbanas, que hoy se animan a explorar nuevas áreas debido a nuestra ausencia, por lo tanto, perciben que hay un menor riesgo.
Y ¿cómo será el mundo post Covid-19?. Al parecer hay muchos trabajos que son posibles de hacer desde nuestros hogares y no se requiere ir diariamente a la oficina. Aprendimos que podemos prescindir de muchas cosas materiales, que en tiempos de cuarentena y aislamiento dejamos de adquirir por ser innecesarias, resultado, el consumismo debiera disminuir. Aprendimos lo valioso que son las relaciones sociales, el compartir con nuestros amigos, compañeros de trabajo y conocidos, también ir al gimnasio y aprendimos lo importante que son estas actividades y que no se pueden reemplazar con un mensaje de WhatsApp o un contacto vía Instagram o en Facebook o Zoom.
En lo individual tenemos que ser resilentes, preguntarnos qué es lo importante, ver estos momentos como una oportunidad de cambio y analizar si es necesario replantear nuestros objetivos en la vida.
En el plano económico nos reveló lo vulnerable que es tener extensas cadenas de valor y para solucionarlo la economía global va a tener que reformularse y transformarse para acercar Productor y Consumidor, o sea, una economía menos globalizada y más regionalizada.
Como país y continente sería la oportunidad para buscar la autosuficiencia y dejar de depender tanto de productos manufacturados en países tan distantes, que en varios casos los producen gracias a la esclavitud y/o destruyendo el medio ambiente. Con ese objetivo, hay que pensar a largo plazo y comenzar a construir y fortalecer la integración regional para desarrollar una economía enfocada a lo local. Claro que debemos partir dejando de lado nuestras diferencias y dejar de ver con recelo al resto de países de la región. Darnos cuenta que los países crecen gracias a la inversión interna, la inversión extranjera solo busca ganancias rápidas y al más bajo costo.
La solución para hacer funcionar esta tribu global podría nacer al estudiar nuestros orígenes, recordar el estilo de vida que tuvimos la mayor parte de nuestra existencia como especie homínida, cuando vivíamos siendo cazadores/recolectores. Período en que teníamos líderes que trabajaban al igual que todos en la tribu, es lo que se llama una sociedad igualitaria (por favor no me acusen de socialista ni de izquierdista, no es culpa mía, era el estilo de vida de aquel período). En estas sociedades no existían las clases sociales, estas surgen con el invento de las ciudades. Ciudades que al estar hoy atestadas de gente, facilitan la propagación del virus. Ya hay planteadas algunas soluciones, por ejemplo, para disminuir los contagios dividir las ciudades en sectores de entre 5.000 y 100.000 habitantes y separarlos con áreas verdes.
Para salir de esta crisis es imperioso reconocer que nos equivocamos y escuchar a los científicos y no tanto a los economistas, sí es que queremos tener garantías de éxito. Lo mismo aplica para el calentamiento global.
En un principio es posible que algunos países cierren sus fronteras a la inmigración, algo obvio ya que al aumentar la cesantía, no tiene sentido agravarla con más gente en búsqueda de trabajo.
Para salir de esta crisis es imperioso reconocer que nos equivocamos y escuchar a los científicos y no tanto a los economistas, sí es que queremos tener garantías de éxito. Lo mismo aplica para el calentamiento global. Debemos entender que la vida está por sobre el mezquino interés del dinero y que la felicidad no la logra quien más bienes materiales posee.
Es decir, no podemos seguir como si nada hubiera pasado, tendrá que surgir una sociedad mejor y más solidaria con un capitalismo renovado inclusivo y sostenible. Esta solidaridad va a tener que comenzar pronto ya que hay diversos informes advirtiendo que al terminar esta pandemia, se viene una crisis alimentaria en varios países alrededor del planeta. En nuestro continente los más afectados serían Colombia y Venezuela,
Quien se habría imaginado que un insignificante virus que surge al otro lado del océano Pacifico, en China a algo más de 19.000 Kilómetros de Santiago, nos tendría a todos encerrados en nuestros hogares por miedo a enfermar y morir.
Para terminar les dejo este pensamiento atribuido a Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.”
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