Sorpresa ha causado en los últimos días los distintos llamados y aperturas a consensos con la derecha por parte de personeros de la Nueva Mayoría, marcando un aparente cambio de discurso en este sentido [1], sumado al claro gesto que para ello significa el “acuerdo transversal” por la reforma tributaria.
Sorprenden, en primer lugar, en cuanto reflejan que la conducción política seguida por el gobierno se asemeja a la que solicitaron por la prensa los viejos líderes de la Concertación –la necesidad de grandes acuerdos nacionales, el evitar los ánimos de crispación, críticas al sentido refundacional de este gobierno, etc.- ante el claro vacío de una conducción alternativa; y también en cuanto son contradictorios de mucho de lo relatado por varios de estos líderes durante gobierno anteriores.
En este sentido, muchas de las veces en que no se podía avanzar en cambios importantes, la responsabilidad era de los quórums o de parlamentarios designados, y más allá de si algunos consideran esto una excusa, política y prácticamente constituyen un argumento real para gran parte de la inmovilidad institucional de nuestro país durante muchos años.
Sin embargo, resulta que ahora que sí se tienen las mayorías necesarias para avanzar en propuestas importantes –reforma tributaria requiere mayoría simple y la educacional es posible de aprobar con los votos de parlamentarios independientes-, se nos olvidaba una cosa: estamos obligados a generar a un acuerdo con la derecha. O sea, no basta con construir mayorías, sino que hay que ponerlo a todos de acuerdo. Un sinsentido.
Esta actitud, propia de los experimentos de Pavlov en que un animal mediante el modelo estimulo-respuesta repite las mismas actitudes ante las mismas circunstancias, y que por ende por acostumbramiento corre a buscar el acuerdo, considero que es una traición no solo a su propio discurso y a muchos de los votantes del actual gobierno, sino aún peor, a la democracia en sí misma.
Sobre la democracia se ha escrito mucho y se habla aún más. Tiene distintas visiones e interpretaciones. Es por lo tanto muchas cosas según como se le interprete; una de ellas e innegable por cualquiera es que constituye un método de toma de decisiones en una sociedad.
En términos simples, la democracia permite que dentro de marcos establecidos – tanto formales como de contenido- y por ende, entre distintas opciones igualmente válidas que no se ponen de acuerdo, los ciudadanos están llamados a resolver y decidir que opción les parece mejor para el futuro, mediante elecciones.
De este modo, no solamente es legítimo, sino que además es necesario y casi obligatorio para un gobierno cumplir con aquella opción que fue respaldada por los ciudadanos, quienes libremente la eligieron entre otras “iguales de buenas y legítimas”. Así también, si no existe una voluntad mayoritaria y el marco institucional demanda el acercamiento de posiciones, la función de dicho gobierno es tender hacia acuerdos –más propio en los sistemas parlamentarios o de altos cuórums como el nuestro-.
En este sentido, el mandato que recibió este gobierno es clarísimo: a pesar de las fuertes trabas que presenta el marco formal –los ya mencionados altos quórums, entre otros- la ciudadanía respaldo un programa transformador, no solo en la figura de la Presidenta sino que también en una alta mayoría parlamentaria para justamente cumplir con lo que dicho marco requiere.
También en esto se debe ser claro: el proyecto y la alternativa que presentó la derecha fue profundamente derrotada. Ante este escenario, la derecha se ha encargado de hacer la presentación de un falso consenso: el modelo de desarrollo actual y con él varios de sus pilares.
En base a este supuesto consenso, existe la obligación de “no ser sectario”, “no ideologizarse”, “buscar grandes acuerdos nacionales” que tendrían la capacidad de representar la voluntad de todo el país sobre el consenso existente en el actual modelo.
Esto, como decíamos, supone ser contrario a la democracia y, de paso, negar el sentido de la política en dos aspectos:
Resulta que ahora que si se tienen las mayorías necesarias para avanzar en propuestas importantes –reforma tributaria requiere mayoría simple y la educacional es posible de aprobar con los votos de parlamentarios independientes-, se nos olvidaba una cosa: estamos obligados a generar a un acuerdo con la derecha.
En primer lugar, no permite comprender que en una democracia si existen visiones de sociedad y de desarrollo que no son compatibles –más aún en una sociedad tan desigual como la nuestra- y que justamente esta constituye el mejor método para resolver cual propuesta se llevará a cabo, por la regla de la mayoría.
Y, en seguida, va contra el mandato popular produciendo el desgaste de la democracia, en cuanto la ciudadanía no encuentra el sentido de participar en la actividad política –desde las votaciones hasta la militancia-, pues de igual modo se terminan imponiendo los acuerdos, que sobre la base del supuesto consenso, solo benefician a quienes beneficia el actual modelo de desarrollo.
La mejor muestra de ambos elementos es justamente el último “gran consenso” que se produjo en materia educacional, como lo fue la LGE, que hoy en día nadie está en posición de defender o avalar como una mejora sustantiva para la educación en Chile.
Por ende, es necesario entender que los elementos más importantes de los cambios propuestos lógicamente no generarán acuerdo; que producirán ánimos crispados en quienes –naturalmente- no están dispuestos a renunciar a beneficios que han tenido por tantos años; y que en consecuencia, una verdadera transformación de las estructuras no se producirá mediante consensos con quienes sustentan visiones que mantienen el statu quo.
En base a ello es que se hace urgente poder construir una conducción política que supere la época de la transición y los consensos, y que se haga cargo del actual escenario y nos ponga en vigencia con las tareas transformadoras actuales y futuras. Este es el gran desafío de los socialistas hoy en día.
[1]Eyzaguirre: «Invito a la oposición a hacernos uno» para discutir reforma educacional.»
Pizarro (DC): “Una reforma tributaria de esta dimensión requiere apoyo más allá de Nueva Mayoría”
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Foto: Flickr
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jose-luis-silva
Creo que la derecha no debió buscar el «mal menor» sumandose a esta mediocridad que empieza a desestabilizar las fuentes de trabajo y bienestar de la gente. La concertación o como se llame ya habia entendido que los anuncios de la derecha no era «terrorismo» sino que una visión acertada de la realidad. Siempre habrá gente que por su carancia cultural y baja educación culpará de la tormenta al meteorólogo que la anuncia, esto no la va a cambiar. Si la concertación buscó acuerdo es simplemente para sumar complicidad, es la prueba que ya asumen que esto es un desastre porque tenia demás los votos para llevarlo a cabo y hundirse sola con su fracasado proyecto.
Otro desacierto de la derecha que en lugar de ayudar a enderezar las cosas prefirió «consenso» para cambiar un «proyecto desauciado» por un «proyectito para alargar la agonia». Y el otro en europa solo critica probablemente porque queria él lucirse sellando un acuerdo tan populista. Decididamente con esto ya no estamos en picada, preferimos ver si logramos estrellarnos de a poco.
Saludos
Claudio Riveros
Excelente columna. Echar una mirada a la Paradoja Democrática de Chantal Mouffe
Jorge García Lopez
Felicito al H. Senador Lagos Weber por el Protocolo logrado como Presidente de la Comisión de Hacienda del senado respecto a la Reforma Tributaria. A mi juicio ha sido una muestra irrefutable de lo que se entiende por Democracia cuando se logró lo que quería la mayoría del país, aumentar los tributos para realizar los importantes cambios sociales que Chile necesita, educación, salud y pensiones, respetando a las minorías. No porque en otros tiempos no se haya respetado esta norma, es que se descalifique el excelente acuerdo alcanzado.
jose-luis-silva
El tipico dicursito por el cambio. Los cambios hay que apoyarlos cuando son para mejorar las cosas, este no es el caso. Nadie de va apreocupar de que hay «lucro en la educación» ni el «respeto a las minorias» cuando no haya pega ni como pagar la casa. No se va a recaudar ni un tercio de lo propuesto, y para que se cumpla ese tercio que sí cumplirán, el costo de la vida subira mucho mas del doble para todos, nadie sabrá que hacer con todos los cesantes y las cacerolas nos dejarán sordos. Eso fué el «excelente acuerdo alcanzado». Antes de un año lo podrá comprobar si es cierto lo que digo.
Tomás Tapia
Más que consenso, lo que hubo aquí fue la corrección de una propuesta tributaria que tenía muchos agujeros, técnicamente mal hecha y con un tremendo desconocimiento de sus implicancias. Las encuestas indicaban que en la ciudadanía, la misma que eligió al actual gobierno, tendía a apoyar menos que antes a sus elegidos.
Casi todos los economistas de prestigio tenían algún comentario respecto al Proyecto, y no todos eran buenos.
Así que, al final, se logró lo que se quería: unproyecto para recaudar lo que se requiere para financiar otras reformas («no importa el color del gato…), sin ruidos y conversando, como se hace en Democracia.
Arturo
El acuerdo es necesario para no tener fuerzas que remen en contra. Un buen proyecto puede resultar un tremendo fracaso cuando hay un grupo que lo boicotea. Ya sea haciendo acciones en contra, o simplemente cuestionando siempre, bajando los brazos, etc.
Por lo tanto, es involucrar a todos es necesario para que la ejecucion de un proyecto funcione.
jose-luis-silva
Depende del proyecto. Si el proyecto es bueno resulta un tremendo avance para todos pero si es malo resulta peór si compromete a todos: ahora no queda mas remedio que llegar hasta el fondo del abismo, que no sabemos cuando ni como será.
manuel quiroz
El acuerdo es una verdadera traicion es cierto que esta reforma era mala por lo tibia y porque dejaba intocado lo mas abusivo de la legalidad tributaria,el sistema integrado de impuestos que ha eximido a las empresas de pagar impuestos por 30 años ya . Por ello la reformita habia sido criticada por economistas progresistas y este gobierno en vez de escuchar a esos economistas decide escuchar a la derecha.Malo muy malo.
jose-luis-silva
Economistas progresistas? ¿Se refiere a esos que anunciaron solo maravillas en todas las reformas de la UP que resultaron un fracaso y anunciaron que no resultaria ninguna de las exitosas reformas del gobierno militar? ¿los que anunciaron que habria mucho mas empleo con las reformas de lagos que no se llevaron a cabo porque con solo anunciarlas generó medio millon de cesantes? ¿Asi se les dice a los que siempre anuncian lo contrario a lo que va a ocurrir ?
Carmen Garcia Lopez
Entendiendo que Democracia es el conjunto de reglas que determinan la conducta de los ciudadanos para una convivencia ordenada politica y socialmente, y cuyas bases se encuentran en el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todos y cada uno de sus miembros, pienso que es válido acudir a un consenso entre todos los ciudadanos y llegar a acuerdos de forma que todos seamos parte del futuro de nuestro país. Por ello valoro el esfuerzo de el Senador Lagos W. para llevar adelante esta tarea, aun ante las criticas de los que siempre seran criticos y cuyo aporte no contribuye a lograr un pais más igualitario.
RodrigoNunez
Excelente columna compañero… y comparto plenamente la teoría del condicionamiento de Pavlov… Cada vez que la derecha hace sonar su campañilla de oro y diamantes, la NM babea automáticamente…