No oculto que escribo esta columna con rabia. En un plano de militancia me siento pasado a llevar, pues la concejala Inés Gallardo le dio la espalda a un equipo entero (comunal PPD La Florida) que apoyó su campaña y, lo más grave: escupió a sus votantes, cuyas preferencias, no fueron para su persona, sino para el partido que representa.
Yo sé que se me dirá ¡es falso!, pero los votantes eligen mediante dos vías: porque el candidato posee un atributo insuperable que lo hace atractivo, o porque el candidato representa la vereda política que sigue y reza en casa. Dado que la fórmula uno no aplica en el caso de esta concejala, la opción dos es la que realmente se manifiesta, generando el descontento que esas imágenes nos mostraron tan fielmente, con improperios como: traidora, vendida, facha y otras.
A mi ver, la falta ética es grave, ya que renunciar a una militancia porque el concejal Rodolfo Carter (UDI), le pide apoyo, me parece a lo menos sospechoso. Es matemática básica. Derecha-Izquierda, Concertación-Alianza, Azules y Rojos, etcétera. No cuadra a simple vista. ¿Algo tiene que haber detrás, no?
Muchos rumores, que me niego a comentar –ya que puedo ser expuesto a demanda judicial- circulan dentro del mundillo político, acerca de las causas que tuve Inés Gallardo para traicionar a su pacto, partido y alcalde, y entregar en bandeja de plata la comuna. Lo que sí queda claro es que su voluntad política es transable o vendible por algo que aún no logro definir: material, inmaterial, emocional, racional…
Sin embargo, no podemos desmentir situaciones como la actitud sospechosa y malintencionada de los militantes socialistas: concejales y diputado (Carlos Montes), que según la carta de renuncia del ex edil de La Florida, mostraban “falta de cooperación” y constante desvalorización del trabajo del inexperto político Jorge Gajardo. Ello fomentó e impulsó la renuncia y pérdida de la comuna equivalente al 2% de la votación país. No menor.
En suma, hay dos formas de ver este problema, con una única consecuencia. La ética política de la concejala es detestable, patética y traicionera, inclusive para el mismo señor Carter. ¿Acaso no desconfiará de ella desde ahora? Los traidores son traidores por siempre.
Por otra parte, La Concertación es incapaz de asumir una derrota y busca, mediante la mala praxis política (quitar el quorum necesario para que no se produzca la asunción de Rodolfo Carter) evitar lo inevitable, mostrándole la “hilacha” a Chile y a los floridanos. La actitud del PS, reprochable totalmente, pues, siempre se supo que Gajardo era un hombre sin manejo político, por lo que la función del diputado y concejales, era apoyar para sacar adelante una comuna fuerte.
En consecuencia, el alma política, en este tipo de escenarios suele apagarse lentamente y olvidar que, al fin del día, ejercer la labor social de representar a la ciudadanía, es ser un servidor. Y no es lo mismo que “servirse a la sociedad”. Es impresentable el show que están dando ambos sectores y eso, a su vez, es fiel reflejo de la decadencia partidaria manifestada día a día por la gente en sus diversas conversaciones triviales.
¿Cuánto más de esto tendremos que aguantar?
Comentarios