Pensar que la crisis de la clase política inicia el 18 octubre de 2019, es estar demasiado alejado de la realidad. La debacle comenzó cuando quienes llegaron al poder se apernaron en sus cargos, cuando se prestaron para ser financiados por los poderes económicos, cuando dejaron el territorio y a su gente en manos del narcotráfico, la delincuencia, el negocio de las AFP y las isapres. Todo lo vieron venir desde la comodidad del escritorio, dando declaraciones a los medios llamando a la unidad, pero peleándose por debajo de la mesa por tener más poder, tanto dentro de los partidos como frente a los poderes del Estado, incluso no dudando algunos en pelearse frente a las cámaras de televisión. Y todo esto, lo hicieron dejando de lado a quienes les dieron la oportunidad de volverse sus representantes.
El Partido por la Democracia no ha estado ajeno para nada a todo lo acontecido. Pero en el caso partidista debemos considerar además que se dejó de escuchar a la militancia de base, a aquellos compañeros y compañeras que sí están donde las papas queman, en el territorio, en poblaciones, ferias, sindicatos, ollas comunes y todo tipo de espacio de comunidad. A ellos los dejaron de lado, mientras son éstos mismos quienes siguen luchando y trabajando por un bienestar común y son lo que día a día palpan y entienden lo que en verdad pasa en la territorialidad nacional.La disyuntiva ahora es cerrar la puerta definitivamente, o iniciar un nuevo ciclo con recambio real, volviendo a las bases, llegando a la ciudadanía donde se nos necesita y aportando en la construcción del país que nos merecemos.
Nuestro partido fue instrumento válido para recuperar la democracia en los 80´, pero luego pasó a ser un ente instrumentalista para que algunos permanecieran por años en el poder, en la interna y en los diversos gobiernos de los que fuimos parte.
Las últimas elecciones nos volvieron a pegar donde duele, si bien comparativamente no nos fue tan mal como a otros, seguimos a la baja respecto de los escaños ganados a nivel nacional. Perdimos gobiernos comunales, lugares en los concejos municipales, y no logramos una mayor representación en la Convención Constituyente. A muchos, el desgaste de la marca PPD les jugo en contra, se tomaron malas decisiones, se llevaron adelante campañas impuestas en lo relativo a la candidatura presidencial sin consultar a cada candidato que cedió sus derechos. Otra vez los mismos de siempre haciendo lo mismo de siempre.
La gente se volcó a las calles a mostrarnos a gritos que requerían cambios, con candidatos surgidos desde las mismas comunidades. Se nos brindaba entonces una oportunidad única para demostrar que se había aprendido la lección, pero el partido una vez más defraudó y demostró todo lo contrario.
Y ahora, volveremos a la discusión interna ad portas de elegir a la nueva directiva. Y esto puede marcar, nada más y nada menos, el fin definitivo de nuestro conglomerado. La disyuntiva ahora es cerrar la puerta definitivamente, o iniciar un nuevo ciclo con recambio real, volviendo a las bases, llegando a la ciudadanía donde se nos necesita y aportando en la construcción del país que nos merecemos.
Tenemos bases claras para esto, después de un congreso ideológico que buscó volver a dar una línea clara de cómo somos, qué queremos ser y qué queremos para nuestro Chile. Pero en los últimos años nos volvimos un partido de defensas presidenciales, que busca sobrevivir con los mismos de siempre, donde las decisiones internas se siguen tomando entre algunos pocos, en la casa de alguien.
Como joven militante, espero ver competencia en la interna, pero una competencia que le haga honor a su palabra, que sea limpia y justa, aunque a muchos les pueda costar entender esta forma de hacer buena política. Espero ver a esos, que llevan años en comunales, regionales y en la nacional, dar un paso al costado para dar la oportunidad a aquellos que pueden ser mejores representantes de un nuevo proceso interno con miras a lo que Chile y su ciudadanía quiere y anhela.
No estoy pidiendo que desaparezcan, si no que sigan siendo un aporte a la discusión y a la toma de decisiones, pero no a la antigua. Ahora, de cara a la militancia, sin acotar el partido a unos pocos.
Es hora de volver a construir, de volver a ese partido que preparaba a sus bases, que lideraba y levantaba las causas de la gente desde la calle hasta levarlas a oídos del parlamento. Urge renovar a nuestro partido de cara a un futuro prometedor, resulta imperioso volver a la lucha, pero esta vez por una sociedad de bienestar para todos y todas.
Espero no solo ver nombres en esta elección interna, sino también ideas, un programa de trabajo desde lo nacional hasta lo comunal, para así poder volver, a posicionar de buena manera la tan golpeada marca PPD y sentirnos orgullosos del partido del cual somos parte.
Comentarios
27 de junio
El PPD fue y será un partido instrumental, no tiene ideología definida ni principios valóricos asociados a la Izquierda ni al pueblo trabajador… Debió haber desaparecido hace tiempo para así haber evitado habernos hecho tanto daño a los trabajadores como lo ha hecho desde que transaron con la derecha y profundizaron el modelo neoliberal junto a los traidores del PS…
-1