La Constitución Política de Chile, ha tenido diferentes cambios a través de la historia, diferentes autoridades que han guiado el país, han aportado o modificado el alma mater de la República de Chile.
Tras las manifestaciones, surge una de las ideas, declinar a través de un proceso constituyente la carta Magna del año 1980. Este hecho llevó a la proclamación de dos nuevas áreas el apruebo y el rechazo al cambio de la carta Magna.
Como toda idea de la política, han surgido los extremos de los extremos, esos que hacen que el extremo parezca centro.
Ideas supremacistas, de uno y otro lado por ejemplo “Dictadura es Dictadura, Videla era Dictador, Somoza era Dictador, Franco era Dictador, si en sus dictaduras hubiera aparecido un loco autoproclamándose presidente, a las 2 horas era fusilado y tirado a una fosa común, ¿se entiende?”, o “En castellano: “Me asusté con los orcos, así que les voy a entregar la Constitución”, ambos discursos muestran la superioridad o el interés de mostrar ser superiores por el tan sólo hecho de defender una idea, esa superioridad la presentan en diferentes ámbitos como el moral y social, este último expresado, el nosotros estamos perfectamente para gobernar porque nosotros somos el bien y la perfección, hecha persona, el mal y todo lo malo.Aprobar o rechazar son dos opciones que tienen derecho a expresarse, no así a menoscabarse por quien defiende una u otra opción.
En esta caso, ambos discursos expresan, la idea “yo soy mejor y superior a quienes no piensan como yo», en simples palabras, mostrando lo mejor y “santificando” sus puntos de vistas, otorgando todo lo negativo a su parte opositora.
Estos conceptos, hacen la división de “entre ellos y nosotros”, esto fue planteado por los cientistas políticos Seymour M. Lipset y Stein Rokkan, que aseguraban que los sufragistas en las democracias de Occidente se posicionaban en torno a cuatro que elementos que se aferran y representan cuatro fracturas sociales a lo largo del siglo XX, correspondientes a cuatro dicotomías:
• habitantes de ciudad contra los del ámbito rural,
• los fieles del credo religioso dominante y los laicos,
• los empresarios y los empleados,
• la centralización política frente a los defensores de la periferia geográfica del país.
A estos cuatro elementos se les añadiría más tarde el conocido eje entre izquierda y derecha que permite ubicar en una línea horizontal imaginaria la posición ideológica de candidatos, partidos y votantes.
Por otra parte, también el odio que se instaura desde las ideologías a los seguidores o adherentes, para “mantenerse vigentes”, El odio es, por lo tanto, una herramienta política que según expresa Nicolas Maquiavelo, en su obra El Príncipe, una herramienta poco óptima para el rendimiento político y poco beneficiosa para la gobernanza.
Ahora, si instauramos odio y supremacía, eso nos lleva a la “creación de fanáticos y salvadores”, es decir, personas dispuestas a imponer su ideología, sin importar que, sin diálogo, donde quienes piensan distinto son enemigos y quienes piensan igual son salvadores y salvados.
Unos dirán que quienes están a favor de la izquierda o derecha son buenos, desde su punto de vista, por ejemplo, un empresario que se da a conocer como grandes emprendedores es Henry Ford, hay quienes lo acusan que por ser empresario, era explotador y tantos otros ademanes, por otro lado, quienes se oponen al socialismo, indican a Maduro o Adolf Hitler, ideólogo del partido nacional socialista obrero (Nazi), lo paradójico, Ford recibió la medalla al mérito del nazismo, cuya fotografía se encuentra en la Web.
Ya sean dictaduras, nacionales e internacionales, deben ser condenadas, citando a Miguel Delibes, «A los mayores tiranos siempre les gustó tener fama de liberadores», ante eso, si un gobierno autoritario, atenta contra vidas debe ser condenado, no aplaudido, ni homenajeado, ni tampoco se les debe presentar como libertadores o valientes, gobiernos autoritarios nacionales e internacionales se deben condenar.
Ahora, aprobar o rechazar, es decisión de cada uno, no puede ser impuesta a través de miedo, tal como mencionaba Maquiavelo, o dividirse entre ellos y nosotros.
Aprobar o rechazar son dos opciones que tienen derecho a expresarse, no así a menoscabarse por quien defiende una u otra opción.
Aprobar o rechazar, he ahí el dilema, he ahí lo nuevo o lo reformar, aprobar o rechazar, si sale uno o el otro se valorará el esfuerzo y menos el amiguismo, habrán o no expropiaciones, habrán más derechos o se limitarán, si elegimos apruebo o rechazo, seremos como ¿Cuba o Suiza?.
Aprobar o rechazar, tu decides, en las urnas esta el destino de la nación, el destino de los ciudadanos, el destino del país.
Comentarios
02 de septiembre
Es una locura pero parece que en nuestro país y en Latinoamérica y quizás ya en occidente no hay posibilidad de caminos medios, en esta etapa del país será igual, habrá ganadores y perdedores muy golpeados , nada bueno. Aquí en nuestra América morena fuimos, somos y seremos caja de resonancia de lo que ocurre en Europa y con las grandes potencias, todos los «ismos» llegaron aquí para quedarse y hacernos sufrir, vivimos la guerra fría de las potencias y fuimos otro de los campos de batalla con miles de muertos, y aún hay gente levantando monumentos a los cacique que nos enfrentaron como animales. Hoy es el globalismo, corremos a firmar tratados, y somos y hacemos como nos mandan.
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