Había una vez en un reino muy lejano, reyes elegidos en urnas, su elección ya no se basa en el vínculo directo por dios.
Los textos sagrados en este reino tienen un nombre, extraño, programa de gobierno se lee y se presenta, entre la democracia, un papel, un lápiz y la elección en la mente, se elige, al próximo Rey que regirá durante los próximos 4 años, acompañado de sus personas de confianza, asumen los distintos cargos.
Cada rey se respalda de profetas que defienden a sus dioses, expresados en algo llamado ideología, que expresan los dos lados. Cada profeta dispone de seguidores que difunden sus palabras sagradas a través de las ágoras de la internet.
Las batallas de los dioses son complejas y como los reyes sin su corona, no controlan lo que dicen, entre reyes y dioses, lamentablemente se crean las guerras, donde muchos de quienes viven a los pies del Olimpo, arriesgan sus vidas, por sus reyes y dioses, llegando a embarcar aquel medio de transporte manejado por caronte, muchos son recordados por sus círculos cercanos, no tienen calles con sus nombres, ni bibliotecas, ni universidades que recuerden sus hazañas, son parte de la historia como aquel que iba, pero no dirigía.
Cada rey tiene representantes de los dioses en las diferentes ciencias, salud, economía, comunicación, la fe de cada representante del rey y su dios que lo guía, los posibilita para hacer camino en aquel lugar donde se funda uno de los pilares fundamentales de la República. Donde los más longevos de sabiduría y conocimiento, si bien guiados por sus palabras sagradas de sus textos sagrados escritos entre tantos por avatares como San Friedman o San Marx.
Es extraño, en este reino se divide entre ladrones y cleptómanos, entre fiestas después del trabajo y happy hour, entre el signo de la división y la multiplicación, donde una vida, termina en el comienzo, en el recorrido o el final, final donde la muerte puede presentarse en la fría noche de un invierno bajo un banco de una plaza, la vivienda, es vivienda, esperando convertirlas en hogar, donde la familia, celebre el bienestar y los logros.
Cada rey tiene representantes de los dioses en las diferentes ciencias, salud, economía, comunicación, la fe de cada representante del rey y su dios que lo guía, los posibilita para hacer camino en aquel lugar donde se funda uno de los pilares fundamentales de la República
En los reinos se decía que eran dirigidos por representantes elegidos por dios, había hambre, hambre, te imaginas sacando comida de la basura, para vivir, donde el agua más limpia es la que viene del alcantarillado, donde el hambre puede provocar muerte.
Lo ilógico es que Dios mandó a su hijo a que viviese en las afueras del reino, del castillo, donde el padre que crió a su hijo eligió un artesano de la madera, no vestía ropas finas, ni coronas, sus pies descalzos, y humildad.
Dioses y reyes, entre la muchedumbre se siente miedo y temor a que un réquiem suene en las paredes del reino, donde algo tan fundamental como las letras que forman palabras y un conjunto de estas forman frases, y estas pueden versar canciones de unión o desunión.
Reyes, que quieren ser mitos y leyendas, pero en el mito del héroe, este surge de lo más profundo del hades y sus calamidades, para forjarse una historia, historia, que se hace de reyes, dioses y los gobernados, gobernados, que cada cierto tiempo se encierran en el cubículo de sufragio, ¿cuándo comienzan las elecciones?.
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