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Audiencias nómades

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La TV, durante muchas década,s consiguió un predominio abrumador en la recepción mediática al interior del hogar. Era una ceremonia relativamente simple, las audiencias a una hora determinada del día se conectaban masivamente al televisor para ver la teleserie de la tarde, que anticipaba el horario prime que comienza con los noticieros centrales. Luego, venía la apuesta más costosa para los canales y donde se jugaba –y aun es así- buena parte del éxito de rating en el medio televisivo: los programas estelares.

Ello ocurría mientras la familia preparaba “la once” o hacía otras labores domésticas después de llegar del trabajo o de los estudios. Hasta allí el relato no sorprende y parece la extensión tangible de muchas escenas de la vida cotidiana de varios de nosotros. Pero ello está cambiando dramáticamente desde hace varios años. El veloz incremento de los computadores y telefonía celular está revolucionando para siempre la recepción mediática en los hogares chilenos. Ahora el hipnótico zapping de los años 90 resulta un acto apenas insignificante de las múltiples interacciones con la “tele”.

Las audiencias esta vez fluyen simultáneamente por distintas pantallas. El televisor, el teléfono celular y el computador fusionan poderosamente la tecnología analógica y digital creando una nueva geografía para la comunicación masiva e interpersonal. Ellas capturan buena parte de la atención del día y a una hora determinada, parecen yuxtaponerse para multiplicar las opciones de comunicación e información. El PC y el notebook  relevan la búsqueda en Internet, mientras los avanzados tablets y celulares se conectan velozmente con las redes sociales; allí –en Facebook, Twitter y Youtube- son millones los chilenos y chilenas que navegan e “interaccionan” todos los días.

Son lo que algunos especialistas han comenzado a llamar “audiencias nómades”, sujetos que abandonan su condición estática en la recepción de mensajes, transitando desde la “tele” a Internet y desde las redes sociales a la programación más comentada de la TV. En la red twittera el trending-topic parece consolidarse como otro indicador más de éxito programático, mientras el rating analógico comienza a perder influencia en el medio televisivo. Muchas personas todos los días buscan y miran un programa de la TV a través de Internet, mientras crecen las cuentas de Twitter y Facebook asociadas a los programas y sus protagonistas.

Youtube nos sorprende todos los días con inéditas formas de expresión local con profundo impacto global, mientras que en Facebook, más de mil millones de personas en el planeta invaden la red con interacciones de todo tipo que impactan también en los medios tradicionales de comunicación como la radio y la TV. Esa verticalidad de productores y directores de antaño ha sido cambiada dramáticamente por la horizontalidad de ciudadanos y audiencias subiendo su vida cotidiana a la web.

Las audiencias esta vez fluyen simultáneamente por distintas pantallas. El televisor, el teléfono celular y el computador fusionan poderosamente la tecnología analógica y digital creando una nueva geografía para la comunicación masiva e interpersonal.

Valerio Fuenzalida ha estudiado a fondo el impacto de la recepción de las audiencias en los hogares latinoamericanos, muchos son los aportes de este investigador chileno, que resultan claves para comprenderla influencia de la TV en las familias y comunidades locales a pesar del incesante crecimiento de Internet. Es que la TV –desde sus orígenes- modificó de manera sustantiva las estratificadas formas de consumo de información imperantes hacia mediados del siglo pasado, añadiendo una dieta de ficción y entretención que la consolidó –hasta nuestros días- como el principal medio de comunicación del país.

Ello, porque la TV tiene un ingrediente singular e intransferible para unir a las audiencias en visionados que al otro día se convierten en conversaciones y que las redes sociales hoy en día amplifican de manera monumental. En cierto modo, podemos concluir que las redes sociales como Facebook, Twitter y Youtube finalmente le dieron una voz masiva a las audiencias, cambiando para siempre el clásico esquema de emisor, mensaje y receptor para explicar el fenómeno de la comunicación.

Definitivamente, una parte importante del impacto de un programa de TV está ocurriendo no ya al interior de las viviendas, sino en las múltiples interacciones que están siendo transmitidas desde la esfera personal a la dimensión local y nacional. Hoy podemos afirmar que el hogar no es la estación final donde está ocurriendo la recepción masiva de la TV, lo cierto es que allí recién comienza.

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1 Comentario

Francisco Olea L.

interesante columna….