Hace pocos días se realizó la cena anual de la SOFOFA, en su discurso el presidente de la entidad, Hermann Von Mühlenbrock, hizo alabanza al rol de las grandes empresas y el crecimiento económico, por sobre otros aspectos del quehacer humano. Este discurso resultó por decir lo menos, un discurso segado y alejado de la realizad que vivimos la mayoría de los habitantes del territorio nacional, que no percibimos el país como lo hace este señor, donde el crecimiento y las ganancias de las grandes empresas parecen ser la razón de existir del país.
En este discurso y refiriéndose al número de proyectos o mejor dicho inversiones que se encuentran paralizadas, señaló que existía una “verdadera industria de la obstrucción, cuyos instigadores buscan paralizar cualquier tipo de proyectos de inversión bajo diversos pretextos”. Estas declaraciones del máximo exponente del sector empresarial, por decir lo menos, son algo fuertes, carentes de veracidad y condenatorias para quienes levantan oposición a ciertos emprendimientos productivos. Es más cuando el señor Von Mühlenbrock utiliza el concepto industria, debemos entender que se trata de un conjunto de procesos organizados para obtener un resultado, esto es la obstrucción de proyectos de inversión, suposición bastante osada y que se aproxima a señalar que existe una especie de asociación u organización cuyo propósito es frenar proyectos, lo cual es realmente increíble por decir lo menos.
Según lo expresado por el máximo timonel de la entidad, pareciera que los grandes sectores empresariales del país, consideran que el territorio les pertenece y que tienen derecho a instalar proyectos de inversión y generar sus ganancias en cualquier parte y de cualquier forma.
Pareciera que las personas no importan, independiente de su condición o edad, tampoco les interesa la cultura, los pequeños o medianos emprendimientos locales y qué decir de su relación con la naturaleza. Lo que se percibe en el discurso es que existen personas, comunidades, organizaciones cuyo propósito es generar molestias al sector que él representa. De este discurso pronunciado frente al Presidente de la República se puede entender que está haciendo un llamado a la autoridad, ya sea el poder ejecutivo o legislativo para que elimine estas molestias y los grandes empresarios puedan seguir invirtiendo y generando ganancias.
Este señor parece no reconocer que las personas tenemos derechos y que la Constitución algo señala al respecto, tampoco reconoce que existe una legislación ambiental que es la encargada de evaluar los proyectos de inversión que tanto le interesan. Una regulación e institucionalidad que fue modificada el año 2010 y en la cual se establecieron mejores condiciones para los empresarios y se mantuvo la desigualdad ante la ley, pues las empresas tienen más derechos que las personas. Tampoco recuerda que existe un poder del Estado, llamado judicial, donde funcionan los Tribunales de Justicia, que son los encargados de velar por que se aplique la legalidad vigente y que en varios casos amparados en ella, han fallado a favor de las comunidades afectadas por los proyectos que el tanto defiende. A este señor se le olvida o no sabe que el país no pertenece a todos y que como señala la Constitución en su artículo 19 N° 23 existen bienes que pertenecen a la Nación.
Lo más dramático de todo esto, es que el señor Von Mühlenbrock, tiene interlocución directa con el Presidente de la República y representa a un sector del país, el sector de los más poderosos y evidentemente el de los menos democráticos, el de los que se niegan a pagar más impuestos, a instaurar royalty a los recursos naturales, a aplicar el Convenio 169, a respetar la Convención de Washington , a cuidar la salud de las personas y ecosistemas y a tener regulaciones que no perpetúen la injusticia ambiental que hoy se vive en el país.
Pareciera que las personas no importan, independiente de su condición o edad, tampoco les interesa la cultura, los pequeños o medianos emprendimientos locales y qué decir de su relación con la naturaleza. Lo que se percibe en el discurso es que existen personas, comunidades, organizaciones cuyo propósito es generar molestias al sector que él representa.
Este señor que proviene de una de las empresas “verdes” que operan en Chile, evidentemente es la cara visible de un sector que no quiere, hacerse cargo de los impactos que están generando sus industrias, donde la máxima que opera es la privatización de las ganancias y la socialización de las perdidas o las externalidades negativas como la contaminación. Es este sector el que nada ha hecho por mejorar la condición de las personas que viven día a día la contaminación de sus industrias y que habitan en las tristemente llamadas zonas de sacrificio.
Ojala un día contemos con empresarios que entiendan que el país nos pertenece a todos y que se deben establecer condiciones para que seamos iguales ante la ley, porque eso es lo que está pidiendo la gente.
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Resumen de noticias Terram (Nº 1501) | Fundación Terram
[…] Columna de opinión de Flavia Liberona Directora Ejecutiva de Fundación Terram publicada en portal Quinto Poder, 19 de octubre 2013. Vea blog AQUÍ […]
marcelaguillermina.acunafrias
este sector empresarial de ambiciones sin limite, está mas fuerte que nunca, depredador y fascista. No es que crean que son dueños del territorio. Son dueños. ¿nos servirá el voto’?…puede que sí y así actúan cuando se ven amenazados aunque sea un poquito. Confiemos en el movimiento social y en nosotr@s mism@s. tratemos de elegir autoridades decentes,