Raúl Urrutia – ex diputado RN, ex director de Transparencia y ahora ex Rector de la Universidad del Mar –saca a la luz pública algo que se sabe en demasía: las Universidades Privadas de “segunda generación” lucran. Es una acción ilegítima. La ley, de manera expresa lo prohíbe y la ciudadanía lo rechaza.
Sin embargo, los dueños de las universidades han gestado un tinglado que les permite embolsarse y – como en el caso de la universidad cuestionada – asegurarse antes que nada, sus propios ingresos. Trabajé en esta universidad y tuve la experiencia de haber sido postergado en el pago de mis honorarios. Conversando con otros funcionarios – todos y todas docentes a honorarios – visualizábamos los problemas financieros de la universidad. Distinguíamos, por ejemplo, que por carecer de financiamiento público – la universidad no estaba acreditada y por tanto sus estudiantes no accedían a créditos con aval del Estado – y depender de la regularidad de los pagos privados de los alumnos/as, generaba problemas en sus flujos de caja.
Ignorábamos, eso sí, que los controladores de la universidad en esos momentos privilegiaban sus propios ingresos y no cancelar los honorarios de sus docentes. Raúl Urrutia puso, con su renuncia, el dedo en la llaga. Los controladores no sólo violan la ley; además carecen de principios éticos. Sus niveles de codicia promueven que sus propias ganancias sean anteriores al pago de su principal activo: los docentes. Hasta ahí todo impecable para Raúl Urrutia. Todo alineado con su condición de abogado y de personaje público de lata trayectoria. Sin embargo, en una entrevista en televisión dejó de manifiesto profundas contradicciones en su discurso, que son similares a las de otras voces que opinan sobre el tema.
1.-Plantea la necesidad de una educación (superior) privada. Esta existe y es anterior a la educación estatal. Hay prestigiadas universidades privadas sin fines de lucro que imparten educación en Chile (PUC, Austral de Valdivia y de Concepción, por citar sólo tres ejemplos). Ellas reciben financiamiento del Estado y su existencia no está en cuestión. Todas están acreditadas, hacen docencia, investigación y extensión. Los cuestionamientos se vinculan, de manera particular, con las privadas de “segunda generación”.
2.- Argumentó sobre la necesidad de transparentar (legitimar) el lucro en la educación superior. Existen, internacionalmente, un buen grupo de universidades privadas con fines de lucro, pero no reciben financiamiento público. Es posible aceptar la existencia de este tipo de instituciones, regidas por el mercado, mas deben ser financiadas de manera privada.
3.-Afirma la necesidad de cumplir con el principio de libertad de enseñanza consagrado en la Constitución. Esa libertad de enseñanza existe – y es amplia – en nuestro país. Hay instituciones laicas y religiosas. Entre las religiosas, encontramos varias ligadas a la Iglesia Católica, e incluso se pueden distinguir matices entre ellas. Son distintas, por ejemplo, la Cardenal Silva Henríquez o la Humanismo Cristiano y la PUC; hay también presencia de universidades evangélicas (Universidad Adventista); hay universidades de fundamentos masónicos (La República); con influencia política de la “izquierda” (ARCIS) o de la derecha (Bernardo O’Higgins). Suma y sigue. El menú ideológico es amplio. No sé si tan amplio como su menú de calidad. La lucha por colocar coto al lucro en educación – la superior, ya que en la educación escolar es legítimo – fue el eje central de las movilizaciones del año 2011. Sin dudas no es el único problema. Tal vez ni siquiera el problema central. Mas era una consigna movilizadora para unos eincómoda para otros. No sólo estudiantes se aglutinaron tras la idea de colocar fin al lucro. De la otra parte, el espectro de interesados con negocios educacionales es de una gran amplitud.
La acción de Raúl Urrutia quiebra un logro que el Gobierno – y el Ministro de Educación – habían alcanzado: sacar el concepto “final lucro” del centro del debate. Desde un tiempo a esta parte estaba sintonizado con otros problemas – buscar una rebaja en los intereses o disminuir la duración de las carreras para abaratar costos; mayor fiscalización de recursos; mejoras en la calidad -.Todas acciones que están en la lógica de perfeccionar el modelo y no reemplazarlo. Sin embargo, tras la denuncia en contra de la Universidad del Mar, el tema del lucro vuelve en gloria y majestad.
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Foto: La voz de Valpo
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