Para Paulo Freire, “la educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor. No puede temer el debate, el análisis de la realidad; no puede huir de la discusión creadora, bajo pena de ser una farsa”. La educación es pasar desde la pedagogía del oprimido a la de la libertad y la esperanza, es la mejor herramienta que permite el desarrollo de los pueblos, es aquel instrumento que nos permite ver el mundo desde una perspectiva distinta.
Sin lugar a dudas, la educación es el motor que impulsa el surgimiento de los pueblos, por lo tanto, se justifica que hoy -y siempre- sea necesario dar el debate sobre este tema, buscando entender el significado del mismo acto: educar. La RAE define educar como la acción mediante la cual se permite “desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos”. Es decir, educar es un acto cotidiano. Cada uno y cada una se educa día a día. Visto de esta manera, la precarización actual del sistema educativo chileno y su vuelco a transformarlo en un elemento de mercado (en este caso producto, o bien de consumo) contradice -como corresponde debido a su esencia misma- su naturaleza como derecho social. De este modo, para profundizar en este debate, antes es necesario precisar el concepto de derecho social y su vínculo con la educación.Para Paulo Freire, “la educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor. No puede temer el debate, el análisis de la realidad; no puede huir de la discusión creadora, bajo pena de ser una farsa”.
Derecho social es aquel conjunto de leyes y normas que establecen y desarrollan distintos valores que impulsen el desarrollo justo e igualitario de las personas, para que aquellas que se encuentran mayormente desfavorecidas puedan hacer parte de un orden justo de acceso a bienes y servicios. Es decir, un derecho social es, por consiguiente, todo aquello que le corresponda al ser humano, inherentemente, porque a través de este(os) derecho(s) se generarán condiciones necesarias en una sociedad que impulse la igualdad y la justicia.
Por lo mismo, si la educación es un derecho social y un camino liberador y constructor de justicia y condiciones igualitarias, ¿por qué existen trabas para acceder a ella? ¿Por qué se pretende aislar la educación enjaulándola y condicionándola por diversos factores políticos, pero principalmente económicos y sociales? ¿Es la educación hoy una “inversión en capital humano” más, que se suma a la lista de despojos? ¿Será que la historia de la educación en Chile es la historia del despojo y de la privación a los derechos sociales?
El panorama de hoy es poco alentador. Los grandes grupos hegemónicos han entendido el debate educativo como un espacio en el cual pueden relucir su visión mercantilista, que no termina de aportar a la materia en cuestión. La educación es una necesidad básica para el crecimiento individual, pero a su misma vez una necesidad social esencial, porque sin esta se aleja la posibilidad avanzar hacia un Estado justo y de derechos que se decida a construir para Chile un país con igualdad y justicia.
El actual colapso del sistema educativo no se debe a un gobierno de turno, sino que se debe a un Estado irresponsable que no ha sabido hacerse cargo de una histórica deuda condenándonos a las lógicas extractivistas y mercantiles del subdesarrollo. Sin embargo, si el Estado es incapaz de estar a la altura de estos desafíos, ¿quién debe poner los puntos sobre las “ies”? ¿Quién debe -por derecho y deber- velar por un sistema educativo más justo? ¿Quién debe someter al Estado en una constante vorágine de presión que permita los avances tan deseados? Y, por último, ¿cómo debe ser la presión entendiendo que el movimiento estudiantil de a poco parece alejarse de estas cuestiones centrales?
Preguntas muchas, respuestas pocas. Quizás las palabras de Paulo Freire puedan sugerir un camino “Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión”. Como sea, por el momento solo queda poner la cuota de esperanza en un momento clave, porque tan amargas como son las raíces de la educación hoy, serán dulces las frutas de mañana cuando recuperemos una educación como derecho social.
Comentarios
12 de agosto
El Estado, el Estado… el Estado es culpable de lo de los niños del Sename, el Estado es culpable de lo mal que va la educacion. ¿Por que siempre olvidamos que el Estado somos nosotros?
Muchos padres prefieren pagar un colegio. ¿Por que? Porque los publicos se han convertido en antros de problemas. Chicos con armas, chicos que asesinan a sus compañeros, que agreden a profesores, que venden drogas, etc. ¿Por que es culpa del Estado? ¿Donde esta la decision de las personas, la voluntad de las personas, de no actuar como idiotas?
“Nadie libera a nadie, ni nadie se libera sólo. Los hombres se liberan en comunión”. Es cierto. Pero tambien se condenan en comunion. EL caso de los «niñitos» que sacaron el Cristo de la Iglesia de la Gratitud Nacional. ¿Que defensa es decir «Fue solamente un acto impulsivo de ver una masa actuando de esa manera. Fueron delitos que se dan cotidianamente en ese tipo de manifestaciones»?
Que haya un sector de jovenes bastante grande que piense asi deberia darnos una idea que si exigimos, tan ligeramente, una intervencion mayor del Estado mayor en este asunto, y que ponga el cascabel al gato, implicara poner un alto a las imbecilidades de los Bairon de turno de manera que a esos Bairon no les va a gustar. Ni a ud. Recuerde: el derecho a la educacion es inalienable, por lo que todos los niñitos que no van al colegio por hacer la cimarra violan ese derecho.
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15 de agosto
Concuerdo en que educar es un acto de amor, pero hasta ahí con Don Paulo Freire porque aún cuando asumía una condición de católico, su visión estaba inoculada por una ideología que no cree en el amor. Educar viene a ser un acto de amor en la medida que esa educación no sea un condicionamiento inductivo para que otros realicen nuestros metamundos, para que esos alumnos levanten nuestras utopías , para preparar soldados para una causa que no es la de ellos. Lamentablemente es esto lo que ocurre hoy, difícilmente se enseña a construir proyectos de vida, a respetar a otros, a dar un enfoque humanista a nuestro actuar, a estar conscientes y sensibles de la tolerancia y la dignidad humana, al revés, sobre todo en las universidades se induce al conflicto, a la idea de buenos y malos, a internalizar una caricatura de la sociedad, dejando de lado lo complejo, rico y noble que aún tienen las sociedades, dejando en el olvido que aún en la miseria, en la peor situación económica-social se puede actuar con amor y con ello alcanzar otros estadios de desarrollo.
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