Durante el curso de este mes, hemos visto en televisión y escuchado en la radio una serie de reportajes en torno al endeudamiento responsable de cara a las compras navideñas. Este tema, respecto del cual en lo personal me he referido en varias navidades anteriores, encierra en sí un comportamiento más permanente que nunca es tarde tener en cuenta, de lado y lado.
Relevantes estudios demuestran que los chilenos consideran el crédito como una herramienta de ampliación constante del presupuesto familiar y no una estrategia ocasional para enfrentar determinadas coyunturas o necesidades. Las familias se organizan definiendo una cierta cantidad fija de presupuesto para el pago de deudas o cuotas y en la medida que esas deudas se van saldando, se van adquiriendo nuevos compromisos, para que el monto no quede sin ocupar.
De esta manera, se confunden los fondos provenientes de los ingresos corrientes con el “ingreso” adicional que les entregan los créditos. Esta “ilusión de liquidez”, permite a muchas familias abordar todas las ofertas existentes en el mercado, creyendo que su deuda total es aquella porción mensual destinada a su pago, no siendo relevante el stock de deuda.
Surge aquí la pregunta acerca de cómo incorporar acciones que no intervengan en la libertad individual, pero sí nos permitan evolucionar hacia deudores más empoderados -con niveles de endeudamientos acordes a su realidad.
Desde la perspectiva del deudor, me parece esencial invertir en educación financiera familiar y en actividades de prevención para jóvenes, a objeto que puedan tomar mejores decisiones futuras en esta línea.
Desde la perspectiva del acreedor, supervisar más estrechamente los procesos de créditos a personas en condición de sobreendeudamiento, por la vía de:
1. Certificar que el deudor en esta condición, se encuentra en un adecuado nivel de conocimiento y comprensión de todos los aspectos relativos al compromiso en vías de materialización
2. Para nuevos créditos o refinanciamiento a personas en situación de sobreendeudamiento, hacerlo a una tasa de interés menor al costo promedio de su estructura de deuda actual; el argumento de aumentar las tasas de interés por el riesgo del deudor es cierto hasta su nivel de anti selección (o no pago),
3. Evitar embargar bienes familiares para el pago de la deuda, a menos que el deudor los entregue voluntariamente en garantía.
Si aspiramos a un sistema sano y equilibrado en materia de financiamiento a personas en el largo plazo, entonces los riesgos y pérdidas deben ser justas y equivalentes.
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Foto: callejero / Licencia CC
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