Hay razones más que suficientes para que los políticos trabajen acuciosamente en generar las condiciones para que las medidas planteadas en este programa sean adecuadamente implementadas, más que atrincherarse en fronteras y paradigmas añosos, que lo único que lograrán es calles más activas y ruidosas, junto a la desaparición repentina de sus agendas.
Por estos días hemos estado expuestos a muchas discusiones en torno al alcance del programa del nuevo gobierno de Michelle Bachelet y sus tres ejes principales.
En materia educacional se propone gratuidad universal de forma gradual y el fin del lucro en todo el sistema educativo que use recursos públicos. Para financiar estos cambios se llevará a cabo una reforma tributaria con aumentos en la estructura tributaria de personas y empresas. La idea de fondo: “los que ganan más paguen más”. Respecto a la nueva constitución, se plantea la participación activa de la ciudadanía en la discusión y aprobación de esta nueva carta fundamental. Para ello, el parlamento deberá aprobar aquellas reformas que aterricen esta condición.
Tras esta discusión subyacen visiones históricas en torno al alcance del Estado y el rol del Mercado; para muchos, el programa descansa en un Estado de bienestar – el que se debe hacer cargo de un piso de derechos básicos para sus ciudadanos, sin distinguir clase social ni condición económica, ya que de cara a estos derechos somos todos iguales en cuanto a su acceso.
Para los defensores del modelo neoliberal, el Estado debe tener como rol principal el principio de subsidiariedad, gestionando las herramientas para que todos sus ciudadanos puedan acceder a estos derechos básicos, sobre la base de la acción individual, que es donde descansa la libertad y plenitud del ser humano. Esta, es la clásica discusión de enseñar a pescar versus entregar el pescado: «Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida.»
Esta discusión más vieja que el hilo negro, sustenta los ejes programáticos de los gobiernos de muchas economías en el mundo; estos ejes se han movido en los clásicos paradigmas de la izquierda y la derecha, radicalizando la discusión y no permitiendo matices que sean beneficiosos para sus ciudadanos, y que al final, estaciona la discusión en el ámbito político/económico más que en el ámbito social, con la consecuente desmotivación y rechazo de todos.
Dado que ninguno de los clásicos paradigmas de izquierda / derecha han demostrado representar fielmente el quehacer y sueños de sus ciudadanos, creo que la discusión más bien debiese estar centrada en los alcances y aplicación de estas medidas, velando por la no limitación de los logros de esfuerzos y capacidades individuales, pero también, reconociendo que existe un buen número de personas que requieren de un piso higiénico, y que no han logrado acceder por distintas razones a las bondades del desarrollo.
Nuestros jóvenes nos han dicho de manera majadera que no quieren guetos de educación, y es muy probable que el intercambio genuino de visiones juveniles no contaminadas por las condiciones de partida, permitan el oxígeno requerido para los nuevos vientos de una sociedad que desea dejar atrás tanta odiosidad heredada desde sus antecesores.
Por todo lo anterior, y dado que este programa se implementará con toda seguridad (existen todas las condiciones para hacerlo), hay razones más que suficientes para que los políticos trabajen acuciosamente en generar las condiciones para que las medidas planteadas en este programa sean adecuadamente implementadas, más que atrincherarse en fronteras y paradigmas añosos, que lo único que lograrán es calles más activas y ruidosas, junto a la desaparición repentina de sus agendas.
Foto: Wikimedia Commons
Comentarios
19 de diciembre
Esperemos que tanto el gobierno y los políticos de ambos lados trabajen por el bien del país… y que hayan aprendido la lección que ya no pueden hacer de las suyas y todo seguirá igual. Si no, dentro de 4 recibirán su justo castigo…
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