#Cultura

Adiós, Catalina

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Hicimos un viral sobre la lamentable escena de la actriz Catalina Pulido con carabineros, lo que hizo que nuestra página de Facebook se posicionara rápidamente. Lo hicimos allí y no aquí, porque aquí estamos para otras cosas. El mundo de los comunicadores oficiales, de lo que los americanos llaman “access media”, se ha vuelto basura. Hace más de veinte años que no veo televisión abierta y casi diez que no veo cable. Si me enteré de lo ocurrido, fue por diarios digitales y por Twitter, una plataforma que también se ha vuelto basura, pero que todavía puede ser útil para nuestros fines o más bien nuestro único fin: dar a conocer nuestro trabajo y nuestro punto de vista, que superan con mucho lo que se muestra en televisión. No es un gran logro, es apenas el principio para lograr algo grande o, al menos, decente.

Si no fuera por la internet, estaríamos obligados al ostracismo, a juntar monedas para comprar los carísimos libros o para suscribirnos a revistas con contenido medianamente interesante. La internet nos ha salvado, sin embargo, desde los Estados Unidos, los grandes conglomerados nos atacan haciendo que Google nos censure de manera blanda, es decir, no poniendo nuestros contenidos en primer lugar, aunque las búsquedas nos favorezcan, dejando de sugerirnos o recomendarnos. Nuestros países no son más que el reflejo de lo que pasa en el Imperio, porque los capitales de allá son los mismos de aquí, manejados por una oligarquía globalista que quiere destruir las fronteras, pero no para lograr la utopía de John Lennon, sino para aumentar sus ganancias en desmedro de todo el resto de los habitantes del planeta. No, no es una teoría de conspiración, ocurre frente a nuestras narices, porque lo hacen con el descaro de quienes se creen mejores sin haberle ganado a nadie.

La risa es un arma letal en manos sabias. Una broma bien puesta puede destruir un candidato o, como en este caso, la posición de una actriz altanera y mediocre, que se cree por encima de la ley y de todo el resto de nosotros, sin más mérito que un cierto favor del azar: la familia correcta, los contactos correctos. El meme y el video viral superan con ingenio los millones de dólares de los grandes y despiertan a las masas con el estruendo de la carcajada. Es así como nos ceñimos la corona del reidor, de la que hablaba el Zaratustra de Nietzsche, y somos imparables.

Después de la risa, vendrá la indiferencia. La caída en sus preciados ratings será el golpe final. Los canales ya han debido despedir a trabajadores, que son las únicas víctimas inocentes en esta guerra cultural, pero mantiene a los rostros bobalicones que tienen por fin ser un opio del pueblo por el que la religión de la que hablaba Marx siente a la vez envidia y admiración. Hoy, sin embargo, hemos hecho caer una de las caretas ridículas. Adiós, Catalina, espero que nadie tenga que volver a verte. No tenemos nada personal contra ti, excepto que eres sumamente antipática.

Después de la risa, vendrá la indiferencia. La caída en sus preciados ratings será el golpe final. Los canales ya han debido despedir a trabajadores, que son las únicas víctimas inocentes en esta guerra cultural

Editorial de Asklepios

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