Buscar, malintencionadamente, argumentos políticos e intereses creados para torcer estas palabras – vínculo y pertenencia – es situarse fuera de la realidad metafísica que todos compartimos por el solo hecho de ser chilenos y estar registrados como ciudadanos en las instituciones competentes que la República se ha dado a través de su historia.
El Presidente Sebastián Piñera envió al Congreso un proyecto de “reformas políticas”, entre las cuales se incluye el derecho a voto de los chilenos que vivimos fuera de las fronteras de nuestro país.
El proyecto en cuestión, indica en la sección N° II y referida a los antecedentes del mensaje presidencial, que:
“Extender el derecho a voto a los ciudadanos chilenos que residen en el extranjero que mantengan un vínculo y pertenencia con el país, no solo es un anhelo de nuestro gobierno sino es un modo de fortalecer nuestra democracia, de perfeccionar la institucionalidad electoral a fin de lograr una democracia más participativa”.
¿Qué es o qué puede ser este vínculo y pertenencia con el país? Vínculo indica lazo, atadura, unión de una persona o cosa con otra. Pertenencia, por otra parte, se define como derecho de propiedad que tiene uno sobre una cosa o cosa que pertenece a uno. También los diccionarios indican que semánticamente significa “cosa accesoria de otra”.
¿Tenemos o no, los chilenos que vivimos fuera de nuestro Chile ese vínculo y esa pertenencia, a que hace mención el señor Piñera? ¡Obviamente que sí!
Los chilenos en el exterior tenemos un lazo físico y emocional, además de una atadura no solamente con nuestros padres, hermanos, amigos que viven en Chile, sino que también nos vinculamos históricamente con el país en que nacimos y cuyo recuerdo permanece no solo en el inconsciente, sino que además en el diario vivir de las experiencias vivenciales de cada día.
En otras palabras, conllevamos no solo la imagen del país lejano, sino que también el afecto, el recuerdo y la pertenecia a lo que es nuestro. Chile no es solo un nombre que signifique identificarlo frente a otros países. Es la cuna de los seres humanos que entran en el mundo específico y concreto donde inician y participan en la vida junto a los demás.
Chile es su gente, son nuestros familiares, nuestro paisaje, los lugares sagrados donde descanzan nuestros antepasados. Chile es su historia y la historia nos incorpora como agentes activos desde el momento de nuestro nacimiento, desde el momento que fuimos identificados e incorporados a los antecedentes de las Oficinas del Registro Civil, de los Cantones de Recrutamiento, cuando nos otorgaron nuestras cédulas de identidad, pasaportes o licencias de conducir.
Nunca fuimos ciudadanos neutros o anónimos, fuimos personas de carne y hueso que pasamos por las escuelas, liceos y universidades, por las calles de nuestras ciudades, por las fábricas para trabajar como obreros, como empleados o profesionales, ya sea de instituciones públicas o privadas. Somos, en otras palabras, miembros intrínsicamente ligados y vinculados al desarrollo de Chile, a la formación y construcción humana del Chile del siglo XXI.
La pertenencia a Chile nos hace ser, como chilenos, dueños de las riquezas del país, de sus recursos naturales, de su clima y de su flora y de su fauna. Toda esta riqueza, administrada hoy por compañías y consorcios, pertenecen a todos los chilenos y es parte del derecho que la naturaleza nos otorga por el solo hecho de haber nacido en Chile.
Buscar, malintencionadamente, argumentos políticos e intereses creados para torcer estas palabras – vínculo y pertenencia – es situarse fuera de la realidad metafísica que todos compartimos por el solo hecho de ser chilenos y estar registrados como ciudadanos en las instituciones competentes que la República se ha dado a través de su historia.
Pero además de esta realidad cognocitiva y experimental, aconsejaríamos a las autoridades de este nuevo gobierno leer detenidamente a uno de los grandes sicólogos del siglo XX. En efecto, el pensamiento de Carl Jung transformó el mundo de la sicología moderna. Su contribución se extendió más allá de la teoría y práctica de la sicología analítica. Él y las escuelas que han seguido su pensamiento, hablan del inconsciente colectivo, llegado a sostener que existe una memoria o vínculo genético que nos relaciona inconsciente y que en definitiva “Todos somos lo mismo, estamos unidos por un todo que nos hace pertenecientes a él”.
Ese es el vínculo y la pertencia que tenemos con nuestro Chile los chilenos del exterior.
Comentarios
10 de abril
¿Tenemos o no, los chilenos que vivimos fuera de nuestro Chile ese vínculo y esa pertenencia, a que hace mención el señor Piñera?
No en todos los casos.
Vivi en el extranjero casi toda la decada del 2000. Y sí, claro, tengo mi familia y amigos en Chile, tengo un vinculo emocional… pero ¿en que me afectaba el Transantiago? ¿o el AUGE? ¿o cualquier otra ley o norma o disposicion? En nada. Obvio que a mi familia sí, a mis amigos sí, pero no a mi. A mi me afectaba mucho mas lo que pasaba en el pais donde estuve ese tiempo (España).
Cuando los chilenos estamos en el extranjero no dejamos de ser chilenos y no podemos evitar que las cosas que pasen en el pais nos afecten… pero no estamos en Chile.
Los chilenos en el extranjero en un gran numero no pagamos impuestos en Chile, nos enteramos de oidas de las cosas que pasan en el pais, no somos directamente afectados por las decisiones politico-economicas y sociales que sí repercuten en los que sí viven en Chile. Si estamos en el extranjero, solo podemos hacer «apoyo moral» a los estudiantes y otros manifestantes, no podemos hacer acto de presencia, porque no estamos presentes. Venimos a Chile de vacaciones, pero nuestros hijos se educan fuera, trabajamos fuera, tenemos una vida fuera de Chile.
El voto es individual. Cuando votamos desde el extranjero estamos actuando en base a «lo que me dijeron». Nuestro voto no es tan informado como deberia ser. De hecho, seria absurdo que votara alguien que ha estado 40 años fuera de Chile (como es el caso de unos tios y primos) porque el pais que Chile era hace 40 años no existe. Yo estuve casi 10 años fuera y estoy impactada por el cambio que ha tenido el pais (mas bien shockeada)
Creo que lo del voto es un deber ciudadano demasiado serio y que tiene repercusiones muy graves para que lo ejerza alguien que no va a verse afectado, mas que tangencialmente, por ello. Creo que hay un poco de egoismo al no pensar en lo que significa votar en un pais donde uno no esta y con el que no se tiene mas que vinculos emocionales, no reales.
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17 de abril
No estoy de acuerdo, soy chileno, vivo en Canada y me pregunto porque tengo que decidir lo que otros van a vivir si a mi no me afectara las decisiones que alla se tomen?, debo votar en Canada (como ciudadano canadiense que soy) porque eso si me afectara a mi y mi familia, sorry
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21 de abril
Estimados comentaristas,
Solo comentar algunos «detalles» que han pasado por alto:
1.- El voto es un deber y un derecho consagrado en la Constitucion chilena actual el que no se ha podido ejercer por la falta de interes y concenso politico de los Gobiernos chilenos.
2.- Solo se necesita dictar una ley para implementar un mecanismo que garantice donde/como hacerlo.
3.- El voto es voluntario, es decir si consideras que no estas suficientemente informado o interesado, nadie te obliga a votar.
4.- No generalicen, somos muchos los chilenos que si queremos votar, que estamos informados y que viajamos constantemente a Chile por diversos motivos.
5.- La participacion democratica en politica va mucho mas alla de un sistema de salud o transporte, las naciones y sus puesblos tienen mucho que decir respecto a temas de indole global como por ejemplo politica medioambiental, politica exterior, pena de muerte, ley de inmigracion, etc.
Gracias!
@Mauricio_L_Vera
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