Por 60 años el aborto terapéutico fue legal en Chile, desde el 31 de mayo de 1931 hasta que el 24 de agosto de 1989 cuando, a 7 meses de abandonar el poder después de 17 años de dictadura, Augusto Pinochet lo declaró ilegal decretando que “no podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto”.
Aquí los datos duros: Chile es uno de los 5 países del mundo en que el aborto es criminalizado en todas sus formas (Malta, República Dominicana, El Salvador, Nicaragua, Haití y El Vaticano -por razones obvias-). El aborto es la tercera causa de mortalidad materna: el 17% muere por abortos clandestinos mal realizados; la cantidad de casos -en 2016- por riesgo de la vida de la mujer fueron 9.991, por inviabilidad fetal, 543 y por violación: 1.035. Asimismo, los casos hospitalarios de embarazadas que terminaron en aborto en 2016 fueron 30.049, entre estos, 111 niñas de 10-14 años. Desde 2010 a 2014 fueron procesadas por “aborto inducido” 271 personas: 182 mujeres y 89 hombres; 85 fueron condenadas.
Más de 70.000 abortos se practican anualmente en Chile, según datos recogidos especialmente por servicios de salud; de los clandestinos, obviamente, desconocemos la cifra exacta, pero es fácil extrapolar 70.000 y hacer matemáticas.
Durante 60 años parte de estas catástrofes se pudieron evitar. La institucionalidad, la cultura cívica y el respeto por los derechos ciudadanos de las mujeres que tenía esa generación de 1931, legalizó del aborto terapéutico. Después de 86 años, en 2017 existe una parte de nuestra generación que tiene una mentalidad que, perfectamente, podría ser anterior a 1931, pues se oponen a despenalizar el aborto terapéutico. ¿Su evolución cultural se congeló entre 1931 y 1989? Porque por 60 años en que el aborto terapéutico fue legal nadie hizo nada por declararlo ilegal. ¿O esta generación anti aborto de 2017 no ha internalizado los cambios de todo tipo durante 86 años y se quedó congelada antes del año 1931?
En estos 86 años han existido avances en la relación Iglesia-fuerzas conservadoras y ciencia. La más mediática, la Iglesia Católica, se opuso, entre tantos otros avances científicos, a la anestesia ya que la Biblia dice “parirás con dolor”; contra Franklin y su pararrayos, proclamando “¿quién osa entrometerse en los designios de la naturaleza, obra del Altísimo”?; contra la penicilina, porque “si cura la sífilis y la gonorrea se acabará el temor a Dios”. Todos estos dogmas fueron superados en estas casi 9 décadas.
Después de 86 años, en 2017 existe una parte de nuestra generación que tiene una mentalidad que, perfectamente, podría ser anterior a 1931, pues se oponen a despenalizar el aborto terapéutico. ¿Su evolución cultural se congeló entre 1931 y 1989? Porque por 60 años en que el aborto terapéutico fue legal nadie hizo nada por declararlo ilegal. ¿O esta generación anti aborto de 2017 no ha internalizado los cambios de todo tipo durante 86 años y se quedó congelada antes del año 1931?
Los avances históricos de la ciencia en 86 años han cambiado la percepción del mundo y de la vida: la lectura completa del genoma humano, que arroja más luz a la ingeniería genética y a la fertilización in vitro; los progresos de la neurobiología que ha seguido el desarrollo del embrión desde el primer contacto del espermatozoide con el óvulo hasta el parto, lo que ha permitido saber cuándo el feto se convierte en un ser humano, y en el que se basa la legislación de los países donde el aborto está permitido en todas sus formas. El desarrollo técnico-científico ha sido espectacular: viaje tripulado por personas a la Luna, la Internet y la Internet de las cosas, telefonía móvil de inteligencia artificial, etc. Y también la revolución más importante del siglo XX: la consolidación de los derechos civiles de la mujer, como el derecho al sufragio, entrada al mercado laboral e instalación en la esfera pública, o el aborto terapéutico y en todas sus formas en todo el mundo.
Tanto ha pasado en 86 años que no es extravagante suponer una paradoja: los 10 ministros del Tribunal Constitucional (TC) que decidirán por sobre el Poder Legislativo y el Ejecutivo si el aborto terapéutico es inconstitucional o no -por requerimiento parlamentario de la derecha– votarían por el pasado si son consecuentes con sus principios: volver a 1931 votando por la despenalización del aborto terapéutico sería reaccionario en el sentido político de la palabra: partidario de restablecer lo abolido y contrario a las innovaciones. Votar por la despenalización del aborto terapéutico es una operación reaccionaria: se vuelve al pasado consagrando la coherencia de las fuerzas reaccionarias de la derecha.
Mientras, el 70% está a favor del aborto terapéutico en las tres causales: peligro de vida de la mujer, inviabilidad fetal y violación. Sin duda, la ciudadanía -entre las/os jóvenes un 87%- piensa como esa generación de 1931 que lo legalizó. Al final del día, de lo único que tenemos total certeza es que, si el futuro del aborto terapéutico en Chile -y si el TC, llamado también la “Tercera Cámara”, así lo dicta en su fallo inapelable- es su despenalización, retrocedemos 86 años para volver a instalarnos en 1931 en 2017. Y si así sucede, las mujeres nuevamente podrían disponer del derecho al aborto terapéutico que tuvieron nuestras abuelas.
El futuro del aborto terapéutico en Chile es, sí o sí, volver al pasado. La legalización del aborto en todas sus formas es, realmente, el futuro.
Comentarios
13 de agosto
Lean cómo se gestó la penalización del aborto terapéutico en Chile en una «asamblea» del «Parlamento» de esa época, al final de la dictadura por los integrantes de la Junta de Gobierno. Ellos hacían de Parlamento y de Tribunal de Justicia. Aquí el artículo: http://www.latercera.com/…/acta-sello-destino-del-aborto-t…/ En este artículo podemos comprender el horror de esta penalización y, en todo su esplendor, el totalitarismo y la visión sesgada y parcial en la que se basó esta retirada, penalizándolo, del aborto terapéutico en Chile, asesorados los 5 generales por sólo una corriente ideológica dominante hasta ahora: la Iglesia católica. Y nada menos que por el Cardenal de Valparaiso en esos tiempos, Jorge Medina. Esperpéntico.
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13 de agosto
Por otra parte, muy buen artículo. Se regresa al pasado después de la involución que produjo la dictadura en los temas valóricos (aunque el aborto es esencialmente un tema sanitario y de derechos civiles de las mujeres. Chile está atrasado más de 50 años con relación a los países más desarrollados. Una vergüenza nacional.
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15 de agosto
Pues claro ,darles el poder de elegir quien tiene el derecho a la vida a las mujeres y sin recibir castigo es el mayor de los privilegios que ningún ser humano ha tenido antes ¿no? Y para tu información el cigoto humano fecundado tiene todos los elementos necesarios para convertirse en un ser humano y si le damos al Estado el poder decidir cuando se es ser humano y apto para la vida entonces no tenemos nada que quejarnos de los nazis. Ahora en relacion a Ginecentrismo , entiende esto independiente de que el poder politico, jefes de estados y sociales lo detenten los varones o las mujeres ya que no deja legislar para el bienestar de un solo sexo (el femenino) , La sociedad es ginocentrista que esta gobernada por varones para las mujeres , ya que los unicos que se benefician con nuestra hombria y sacrificio son El estado , las mujeres y por debajo justificado en mi opinion las niños , leete la teoria del hombre desechable y date cuenta como tus gloriosos paises escandinavos igualitarios usan esta estrategia asquerosa , restandole valor a la vida de los varones PARADOJICAMENTE PAISES GOBERNADOS POR FEMINISTA queee igualitariooooo DIOS
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16 de agosto
Marcelo Monsalves, también las células de un callo, no te los saques.