Sorprende los resultados de la elección de este domingo. Habiendo sido emitidos 7.027.248 de votos con un padrón electoral de 14.347.288, según cifras de Servel.
En editoriales publicadas el presente año, se afirmaba que en nuestro país serian en total 13.531.553 los electores para las primarias de Chile Vamos y el Frente Amplio. Después de las elecciones, surge un porcentaje importante de no votantes: 7.314.703 para ser exacto, equivalente al 58% de la población habilitada para votar.
Preocupa el nacimiento de un síntoma que lleva años sumando fuerza en lo profundo de la sociedad, a punto de volverse una enfermedad, como un cáncer que se esparce: Hablo de la carencia en participación vinculante en estas elecciones.
El porcentaje de no participantes genera una gran interrogante a nivel nacional. Esta interrogante y el mar infinito de preguntas que deberían surgir desde nuestra sociedad en relación a lo acontecido este domingo: el bajo nivel de participación y la dualidad marcada de la política, deberían marcar el futuro próximo para unas elecciones realmente representativas y eliminar la falsa creencia de la existencia de una mayoría, que no alcanzó a ser más de un tercio a favor del candidato electo.Preocupa el nacimiento de un síntoma que lleva años sumando fuerza en lo profundo de la sociedad, a punto de volverse una enfermedad, como un cáncer que se esparce: Hablo de la carencia en participación vinculante en estas elecciones.
Se han generado fuerzas de repulsión tan potentes que lograron sacar del juego a un 58% de personas habilitadas para votar. Lo más preocupante es la carencia de peso e influencia perdida e ignorada por Servel, el Estado y la sociedad, de los votos nulos, votos en blanco, votos figurativos de no participación. Gritan en silencio, sus palabras ¿dónde están? la sociedad se quedó sin voz, sin grito, aguarda en silencio mejores tiempos, dejando en manos la tarea a un grupo atrapado entre una de las fuerzas de repulsión.
Admiro la frase publicada por este medio en la edición del día de hoy y me parece atingente volver a citar a Davir Berliner que escribió una frase que hoy parece universal y pertinente para Chile en su publicación Educational reform in an era of disinformation “[…] deberíamos ser el número uno en el mundo en porcentaje de jóvenes de 18 años que están política y socialmente implicados. Mucho más importante que nuestras puntuaciones en matemáticas y nuestras puntuaciones en ciencia es la implicación de la generación siguiente en el mantenimiento de nuestra democracia y en ayudar a los que en ella la necesitan”.
Comentarios