La designación cuestionada y resistida de la próxima subsecretaria de Educación, Claudia Peirano, no es tan sólo una de las habituales esquirlas diarias que nos ofrece la contingencia política, en un país y un campo (el social) donde en la actualidad se encuentran en una feroz disputa tanto los valores, significados y usos, como la forma de controlarlos e implementarlos a través del aparato público.
Que una subsecretaria haya firmado hace apenas dos años una misiva en El Mercurio en la cual delineaba una defensa total e irrestricta del régimen educativo donde las subvenciones, las ventas, compras, aperturas y quiebras de establecimientos forman parte de un extenso paisaje que lleva años en crisis, pero que los movimientos sociales lograron evidenciar y colocar en la volátil opinión pública nacional, nos muestra y a la vez oculta dos dimensiones del actual conflicto social.
Por un lado están las disputas, aún solapadas y crispantes sobre el ejercicio del lucro, dicha lucha sólo vera aflorar un desenlace en los próximos años, ya que el significado público del lucro se encuentra rodeado por el desprestigio y quienes aún lo defienden públicamente (como la derecha) muestran insignificantes cuotas de apoyo popular.
Lo que viene ahora es saber si la lucha cultural que definió un triunfo del movimiento estudiantil a nivel social, es capaz de materializarse en forma de ley en una nueva constitución y estar atentos a la implementación y ejecución de dicho diseño, que toda la Nueva Mayoría dice defender, enarbolando el triunfo electoral como un mandato popular para la ejecución de dichas reformas. Lamentablemente el escenario que rodea el triunfo cultural de los principios del movimiento estudiantil se encuentra rodeado por la ambigüedad y la oscuridad, que vienen a ser las dos formas en la cual se expresan los conflictos y tensiones que sostienen diferentes sectores de apoyo al interior del pacto electoral Nueva Mayoría.
El que tanto el nuevo ministro de educación como su subsecretaria sean economistas, nos obliga a reflexionar sobre un asunto que subyace a la contingencia política sobre dichas nominaciones, y es que la hegemonía cultural de la economía, como ciencia capaz de penetrar y gestionar ámbitos extensos de lo social, que no son necesariamente de su competencia, genera en quienes observamos los movimientos reformadores del nuevo gobierno, legítimas suspicacias, ya que acá no están en juego modificaciones más o modificaciones menos, sino que la transformación a gran escala de estructuras políticas y económicas que tienen incidencia directa en la vida de las personas y en el bienestar social de la comunidad.
La economía, lamentablemente sigue jugando un papel normativo, incapaz de reflexionar sobre los efectos que sus observaciones y decisiones tienen sobre distintos campos de la sociedad. Entre otras cosas no comprende los efectos de desestabilización ecológica que generan sus definiciones sobre ambientes y entornos humanos y naturales. Es necesario que tanto la misma economía, como otros conocimientos y saberes, sean capaces de contrarrestar la hegemonía cultural que un determinado tipo de saber se arroga sobre extensos terrenos de la vida social organizándolos según sus principios y directrices, impidiendo ver salidas reales al problema.
El que tanto el nuevo ministro de educación como su subsecretaria sean economistas, nos obliga a reflexionar sobre un asunto que subyace a la contingencia política sobre dichas nominaciones, y es que la hegemonía cultural de la economía, como ciencia capaz de penetrar y gestionar ámbitos extensos de lo social, que no son necesariamente de su competencia, genera en quienes observamos los movimientos reformadores del nuevo gobierno, legítimas suspicacias.
Es muy probable que la misma economía y sus agentes los economistas, tengan que rebasar el límite de sus, hasta ahora, rígidas fronteras sobre las cuales trazan y definen las líneas de acción y decisión de ministerios y espacios ajenos a sus ámbitos de formación, y en los cuales prácticamente nadie parece reparar, debido a que la naturalización neoliberal instituyó el principio de que lo público está bajo la gestión y administración de los principios económicos.
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Foto: International Monetary Fund / Licencia CC
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Carlos Narváez
No es una sorpresa que las ciencias económicas tengan que ver con las diferentes instancias del quehacer social. De hecho es básico, las relaciones económicas son determinantes en la organización de las sociedades ( eso esta en el ABC de entender la sociedad), otra cosa muy diferente es si los actores logran interpretar la tarea que se les ha encomendado.
mariogerardo
Si al gobierno de turno, se le ocurre poner a alguien del área económica en el Ministerio de Salud, los Médicos reaccionan casi furibundos. Sin embargo, los Profesores no parecen tener reparos en este tipo de designaciones. Esto, a pesar de que, los Médicos han demostrado su total incapacidad para manejar el Ministerio e incluso un hospital. Lamentablemente los que realmente saben de Educación y han trabajado en ofrecer caminos para restituir al país una Educación gratuita y de calidad, no militan en los Gobiernos de turno.
Zur
Completamente de acuerdo, de hecho no recuerdo si fue en ésta administración o en anteriores donde se propuso que en la dirección de hospitales se pusieran a ingenieros comerciales, para mejorar su gestión y el colegio médico lo paró en seco.
El caso no es tanto la economía o la ingeniería comercial en sí, sino la hegemonía del ultraliberalismo que domina al interior de la enseñanza de la economía y tiene a otros enfoques económicos, algo más críticos, como meros discursos marginales o «académicos» (poco pragmáticos).
Es muy probable que la implementación de la nueva reforma educacional tenga por un lado en lo cuantitativo, una buena aplicación, pero por otro lado, entendiendo a la calidad, formación de profesores, dinámica de enseñanza, repertorio del currículum educativo, pluralidad de mecanismos pedagógicos, etc. como lo cualitativo sea bastante pobre. Habrá que ver.
Carlos Narváez
Sobran al igual que en el fútbol, los entrenadores ((de tribuna y desde el sillón de la tele), que tienen la ecuación perfecta para que su selección gane. Desde la tribuna es todo muy fácil. Que bueno que sea un economista más una estudiosa de la educación quienes busquen los mejores mecanismos para llevar adelante la carta de navegación que se les ha encomendado.
Por la contraparte lo que uno espera es un poco de tolerancia, y dejar que empiecen a trabajar las nuevas autoridades.
Sentarse a dialogar partiendo del sectarismo que nos hace dueños de la verdad y las soluciones es inconducente.
Zur
Cárlos si quieres ver ésto como una crítica antibacheletista es que no entendiste nada. La actual ministra del ramo es una Ingeniera comercial que el mismo rector de la Universidad de Chile acusó de no saber nada de educación pública.
Es una cuestión general que atraviesa tanto a la derecha como a la NM, no se trata de ser intolerante.
Si crees que se puede «conciliar» una reforma que apunta a la gratuidad, desmunicipalización y fortalecimiento de la educación pública con una subsecretaria cuya consultoría en su pag. web dice que pone sus conocimientos y talento «al servicio de sostenedores…», pues bien, pero no vengas a acusar de tolerancia cuando de lo que se trata acá es de reflexionar y argumentar algunos puntos que van más allá de la mera cercanía con uno u otro grupo político.
francisca rubio
Las rígidas fronteras sobre las cuales los economistas definen son los denominados «supuestos económicos» que ellos definen para poder evaluar y analizar el comportamiento de las variables que se quiera evaluar…..el problema que se produce es que en la vida real hay supuestos que son imposibles de mantener…por ejemplo el famoso «ceteris paribus (todo lo que no se está midiendo se mantiene instante)c creo que como ese hay varios más y justo ahí es donde las políticas económicas muchas veces parten con un fundamento errado…ya que la naturaleza y el hombre cambian constantemente.