Estimado lector,
Me llamo Marcelo, y me llaman un «‘facho pobre’. Algo que no digo con orgullo ni con verguenza, si no más bien con malestar. Yo jamás me he llamado así hasta ahora, es una identidad impuesta por el resto, impuesta en base al simplismo de una dualidad de ideas: ser de derecha es ser fascista (facho) y rico, ser de izquierda es ser socialista y pobre. Cuando compartes ideas de derecha, pero no tienes los medios económicos propios de la oligarquía favorecida te ganas este apodo. Y como las cosas, por lo general, son lo que parecen, me haré cargo y le dedicaré una reflexión.
Debo comenzar aclarando que que nunca me relacioné con ninguno de esos términos. Comenzando por ‘facho’, que viene de fascista. Aquella palabra involucra un fanatismo o una simple afición por regímenes totalitarios, como Pinochet o Stalin.
Jamás he simpatizado con ése tipo de sistema de gobierno, ni en lo político ni en lo social, he incluso soy crítico de los síntomas que permanecen incluso después de que estos terminan.
Para mí el fin no justifica los medios. Y por muy justa o patriota que haya sido la causa del derrocamiento de Allende mediante la vía armada, tampoco es menos cierto que hubo intervenciones de la CIA y que han existido revoluciones sin uso de armas. Dos cuestionamientos legítimos sobre la supremacía moral que propone el Golpe de Estado del 73.Debemos dejar los prejuicios de lado, mejorar el diálogo y encontrar valor en lo que otra persona pueda decir, creer en la bondad de otros dándole siempre la bienvenida a nuevos conocimientos por muy contrarios o desagradables que sean
No sólo no estoy a favor del fascismo, si no que estoy activamente en contra de aquello y de sus simpatizantes. ¿Por qué entonces se me llama facho?
Bueno, la dualidad me etiqueta en base a un simple ejercicio de descarte. ¿No eres de izquierda? Eres ‘facho’, y a esto sigue la apreciación de todo epíteto asociado a la derecha, en su mayoría defectos morales: nacionalista, racista, xenófobo, elitista, etc. Pero ser de derecha no implica ser algo de eso ¿qué es ser de derecha entonces? Es simplemente el ánimo de conservar (cuidar, no perpetuar) el patrimonio. Patrimonio económico y cultural.
Esta definición propia, tampoco es cierta en su totalidad, soy pro aborto, drogas, prostitución, eutanasia, abolición del rodeo, entre otras cosas, pero como la gente ve lo que quiere ver, se me termina etiquetando así simplemente porque no sintonizo con la retórica de izquierda. En Chile sufrimos de esa dialéctica, se es lo uno o lo otro, quien dice ser de ninguno, será tratado de la etiqueta según se pronuncie por cada tema.
Para cuando se hable del rodeo, seré de izquierda (zurdo apátrida), para cuando hablemos de propiedad privada seré de derecha (fascista neoliberal).
Ahora que nos encontramos en una discusión constitucional, donde se abarcan muchos de estos temas volvimos a etiquetarnos y tomar bandos. Como decidí Rechazar me volví a convertir en un facho pobre a vista de mis círculos sociales, incluso de mi propia familia, quienes uno pensaría que sabrían más de uno.
Hoy me atrevo a contestar, está bien, entonces soy un facho pobre. ¿Y qué? ¿Me vuelvo tan inmoral con aquello? ¿la hipocresía de la que se me acusa es tan aborrecida? Bueno, entonces que así sea… Mi convicción me pondrá a prueba mucho más que la hipocresía de una persona acomodada económicamente o que vive en el extranjero diciendo que la gente debe depender del estado chileno, es re-fácil.
No soy hedonista, no vivo para ser complacido, mucho menos por el Estado. Mi dignidad será producto de mi obra y no de lo placentera que es mi vida. De ahí mi rechazo por los derechos sociales.
Día tras día veo como los corruptos se ríen en la cara de los desvalidos, juegan con la justicia y se mantienen impunes bañándose en el dinero que todos contribuimos a través de impuestos. La carta magna no sirve de nada si la casta política no tiene la voluntad de mejorar al país. Recordemos que la Constitución ha sufrido reformas en todos sus títulos, acusar de que todo se mantiene desde 1980 en la promulgación de la actual es una falacia brutal.
También simpatizo con la idea contraria a un sistema con el objetivo de tratarnos a todos por igual, porque no somos iguales. No tengo problema con ganar menos que otro, siempre que yo esté mejor que ayer. La desigualdad no es un problema considerable, si lo comparamos con la corrupción y la pobreza.
No me gusta el tribalismo o colectivismo. El individualismo, a pesar de su mala connotación, es el menos peor de todos los sistemas que han existido y el aspirar a ser algo mejor, incluyendo el utilitarismo capitalista no lo veo como un acto de poca virtud.
El facho pobre se confunde muy fácilmente con el siútico, el ente aspiracional de clase media que intenta imitar al cuico de tomo y lomo en forma (gestos, manera de hablar) y fondo (dinero y ostentación). Por eso se le descalifica al fomentar el capitalismo y el consumo que es precisamente pernicioso para sus pretenciosos; generalmente el facho pobre y el siútico no son necesariamente pobres, si no simplemente “no-ricos”, y al no ser rico se entiende que velan contra sus propios intereses. Eso el pobre u otros que tampoco son ricos lo ven como una traición del máximo orden.
Ahora, según aquel argumento, los intereses de la gente pobre son los anticapitalistas, los que están a favor de la clase obrera, el sindicalismo y derechos sociales. Pero, no es de mi interés. Tampoco es que busque favorecer a la oligarquía de facto, mucho menos pertenecer a ella, no quiero pertenecer a ningún grupo, quiero tener la libertad moral y económica de hacer lo que me de la gana. Quiero conservar las instituciones que aunque no sean perfectas, nos han llevado a un progreso increíble en los últimos años. No quiero ser ni el pobre resentido ni el rico acomodado, ni resentimiento ni relajo.
Los fachos pobres, por lo general, no creemos ni en fascismo ni en socialismo, no tenemos lo mismo de los ricos ni de los pobres, no somos ni lo uno ni lo otro.
Somos de la clase media que sufre los embates del liberalismo, y al mismo tiempo lo entiende, no recurre a la progresofobia ni la posverdad y busca los mecanismos para navegar el sistema. Adquirimos una cierta autonomía intelectual, y logramos pensar distinto, algo que nos favorece en la búsqueda interminable de la verdad, versus, el perpetuar las pasiones ideológicas de quienes nos preceden con tanto fanatismo, el sentido de pertenencia a colectivos ideológicos. No representamos los extremos ni los queremos, no olvidamos nuestro nicho bio-cultural, pero tampoco olvidamos los conocimientos que hemos adquirido de manera empírica y racional.
Así como hay fachos pobres, conservadores de un patrimonio escueto, también hay zurdos ricos, quienes quieren que el estado provea, a pesar de tener recursos para sostenerse así mismo, así es fácil apoyar derechos sociales, cuando no dependes de ellos.
Cada corriente política se vuelve favorable o perniciosa dependendiendo de contextos históricos y culturales, son complementarios y suplementarios. Chile, en las últimas 5 elecciones, cambió de derecha a izquierda, lo que prueba que la ciudadanía no está casada con ninguna ideología.
Lo que sí debemos combatir activamente son el simplismo y los sesgos para enfrentarse a los verdaderos enemigos de la democracia y la libertad de expresión. Debemos dejar los prejuicios de lado, mejorar el diálogo y encontrar valor en lo que otra persona pueda decir, creer en la bondad de otros dándole siempre la bienvenida a nuevos conocimientos por muy contrarios o desagradables que sean, en tanto no refuercen el odio o la intolerancia, sea con el fin de reforzar nuestro sistema de creencias o bien para reconstruirlas.
Atentamente,
Un facho pobre.
Comentarios
25 de agosto
Asi que tu circulo social y tu familia , que si saben mucho mas que tu, tratan de sacarte de tu error ideologico y el mal camino por el que vas rumbo al egoismo, y no los escuchas ni les haces caso. Entonces No eres un facho pobre, eres un pobre facho.
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