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Por un cuarto voto en las elecciones del 2013

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El Pueblo tiene siempre el derecho de rever y reformar su constitución, una generación no puede sujetar irrevocablemente sus leyes a generaciones futuras”

(Fray Camilo Henriquez en 1812)

Hoy he pensado en mi padre, Omar. Hace 67 años que vive en Chile, y nunca nadie le consultó sobre cómo quería que fuera la constitución que regiría su vida, a pesar de ser un hombre público, militante y siempre informado. Nunca ha podido ejercer su poder constituyente. Todos somos dueños de un poder constituyente; probablemente todos nuestros padres y nuestras madres el suyo en alguna parte. El día en que todos lo usemos, este país tendra realmente una democracia.

Esto no es solo una crítica a la constitución de 1980. Ninguna ha sido elaborada por las mayorías. En 1833, la oligarquía conservadora, luego de ganar una guerra civil, impone su constitución, obviamente, conservadora, que se mantiene hasta que en 1925. Luego de un fallido regimen parlamentario, que fue impuesto luego de otra Guerra Civil, el presidente Arturo Alessandri encargó una nueva constitución. En principio, él quería hacer una Asamblea Constituyente, pero finalmente una elite terminó redáctandola. La última constitución que dura hasta ahora, es la que fue impuesta durante una de las dictaduras más sanguinarias y autoritarias del Mundo, encargada por Pinochet, en 1980.

La constitución de 1980 es un problema para los ciudadanos democráticos, partiendo por su origen. Fue establecida durante una dictadura, en donde no había registro electoral y no era legal ser de oposición al gobierno. Es más, los opositores eran exiliados, torturados y asesinados. Hay registro de personas aliadas a la dictadura que fueron a votar dos veces, y el conteo de los votos lo hacía el alcalde de cada comuna (que era designado por la dictadura). Además de todo esto, la papeleta con la que se votaba tenía simbolos que se insinuaban para el sí. Eesta constitución ya tiene un origen ilegitimo y, peor, su contenido es netamente anti-democrático: le dio poder de veto a los pinochetistas durante todos los gobiernos de la Concertación, no ha permitido que Chile tenga una democracia plena, no se permiten los plebiscitos nacionales vinculantes para que la ciudadanía decida sobre temas importantes, no permite que se proteja el medio ambiente, defiende mucho más a las empresas que a las personas naturales (permitiendo colusiones y lucro indiscriminado), convierte en un negocio temas esenciales para nuestra vida, como la salud y la educación, no protege nuestros recursos naturales, y permite que los saqueen las transnacionales extranjeras. Además, no reconoce a los pueblos originarios, ayuda a que se exacerbe el centralismo, instaura un sistema político anti democrático con un sistema de elección parlamentaria binominal y, a la vez, exige mayorías casi absolutas para reformar nuestra constitución. Es decir, secuestra nuestro poder constituyente.

Esta constitución no da respuestas a las demandas de las grandes mayorías de los ciudadanos y las ciudadanas y en estos últimos años ha quedado claro que no da para más. Las demandas sociales están pasando la cuenta a estos gobiernos de minorías, las ciudadanas y los ciudadanos estan aburridos. Hace un año salieron todos a la calle en Magallanes, hoy sucede en Aysen, los portuarios paralizan, los estudiantes nos movilizamos. Lo más justo y lógico sería pasar de la calle, a la Asamblea Constituyente, y está claro que esto no se hace de un día para otro.

Hace un año conocí la experiencia de Colombia. El año era 1989, Colombia tenía una constición anacrónica (1886), y mantenía un bipartidismo que dejaba fuera a las mayorías (Igual que Chile en 2012), y por esto, los ciudadanos (principalmente los estudiantes) exigieron que se plebiscitara la idea de hacer una Asamblea Constituyente. Más del 80% de los electores apoyó la idea, y todos los sectores de la sociedad colombiana redactaron una nueva constitución. Los ciudadanos democráticos de este país, debemos exigirle a la clase política que en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2013, se consulte a la gente si quiere que se haga una asamblea constituyente. Ello sería recién el inicio de la democratización en Chile. Propongo que empecemos a presionar a los gobernantes, para que nos den el simple derecho de consultarle a la gente si quieren hacer una Asamblea Constituyente.

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Foto: Tomasoski / Licencia CC

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Pablo Rebolledo

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