Milán Kundera en la novela “La Lentitud”, establece un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido. Señala el autor que, en la matemática existencial, esta experiencia adquiere la forma de dos ecuaciones elementales: el grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; y el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido.
Como un relámpago, los 24 años del asesinato de Jecar Nehgme Cristi cruza el horizonte y bitácora afectiva de una generación. Entonces, la memoria reconstruye lentamente una vida de huellas, símbolos y trazos de memoria.
Jecar nació un 25 de marzo del año 1961. A los doce años perdió a su padre, Jecar Nehgme Cornejo, dirigente socialista del gremio de la salud, asesinado por la dictadura militar el 26 de octubre de 1973, en la ciudad de Temuco.
Jecar ingresó a la Universidad de Chile a estudiar la carrera de Historia. Corría el año 1979. En la universidad sufre sus primeras persecuciones, como muchos estudiantes de oposición a la dictadura militar. En forma paralela a sus estudios, comenzó su militancia en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), enfrentando persecuciones y detenciones por parte de los organismos represivos. Fue un reconocido, querido e indiscutible dirigente ochentero. Trabajo incansablemente por potenciar los movimientos sociales, fundador de la Unión Nacional de Estudiantes Democráticos (UNED) y del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU).
En la universidad conoció a Águeda, su carismática y valiente compañera, con quien compartirá su vida y militancia. Madre de su hijo, quién al igual que su padre y abuelo, lleva el nombre de Jecar. Hoy brillante y sensible medico, quien junto a sus hermanos, A. Catalina y José Manuel comparten una hermosa vida.
En una carta recordaban, “Por su historia y sus convicciones, Jecar Nehgme Cristi fue un incansable luchador por la democracia, contribuyó siendo líder fundador de los movimientos políticos nacidos en los años ’80: el Movimiento Democrático Popular (MDP), la Izquierda Unida y el Partido Amplio de Izquierda Socialista (PAIS)…”
El 15 de agosto de 1989, en el Teatro Cariola, en un discurso público Jecar señalaba: “¡Contreras dijo en aquel fatídico 5 de octubre de 1974, “el MIR está muerto¡ Nosotros hoy respondemos: Míranos Contreras, Pinochet acá estamos presentes, los enemigos que matasteis están vivos …”
Días después, el 4 de septiembre en una noche lluviosa, pasada las 21 horas Jecar se dirigía por calle Bulnes a su hogar. Había sido una jornada intensa, luego de pasar por las oficinas de Codepu y por la sede “Aquelarre”. En ese instante, un comando de la Central Nacional de Informaciones (CNI) integrado por el brigadier (R) Enrique Leddy Araneda, los capitanes (R) Arturo Sanhueza Ross, Silvio Corsini Escárate, el coronel (R) Pedro Guzmán Olivares y el coronel (R) Jaime Norambuena Aguilar proceden de manera vil y pusilánime a dispararle. En pleno barrio histórico y tradicional, a solo cuadras del Palacio de La Moneda y a metros de la principal avenida de Santiago, a la edad de 28 años Jecar, producto de los impactos de bala, fallece en ese lugar.
Referido a la operación misma, los agentes del estado de Chile, y autores de este asesinato, señalan en el proceso judicial la siguiente confesión: “… al desplazarse el sujeto, al parecer hacia su domicilio y conforme a las comunicaciones radiales efectuadas, se empieza a evidenciar que se acercaba a la calle Bulnes. Todo esto se ejecutaba en fracción de segundos. Debo señalar que al subir el Mayor al vehículo me informa lo siguiente: “… si el sujeto viene en dirección nuestra, se opera en cualquier circunstancia. No hay retorno ni vuelta atrás”. El sujeto se va acercando, va por calle Bulnes hacia la Alameda, solo.”
Agregan los funcionarios de la CNI que “… en ese instante comienza el nerviosismo, una tremenda adrenalina porque a lo lejos vemos que se viene acercando Jecar Nehgme. Cuando ya está a la vista, desde el interior del vehículo, el Mayor me ordena que nos bajemos del vehículo, que preparemos las armas, actividad que desarrollamos al interior del móvil, pasando balas… Atravesamos la calle y cuando el sujeto estaba unos 30 metros del móvil, el Mayor le grita un par de palabras y abre fuego contra el cuerpo de la persona. En el mismo instante disparo con mi arma, también al cuerpo de la persona y al primer o segundo tiro, el arma sufre un desperfecto y se me tranca. En ese momento de nerviosismo y de rapidez, no me quedó otra alternativa que utilizar la segunda arma que era la pistola de 7,65 mm., disparando en dos o tres ocasiones, a la misma persona. Debo señalar que quedé impactado de que la persona no caía al suelo. En fracción de segundos pensé que no tenía ningún tiro pero ya al emprender la retirada el sujeto cayó al suelo. Al subirnos al vehículo y emprender la retirada, pasando junto al cuerpo de la persona, cumplí la segunda misión de lanzar unos panfletos. No recuerdo cuántos eran. De esa manera, damos término a lo que hacía tanto tiempo habíamos dilatado…”
Según consta en el proceso judicial, la 3° Comisaría de Carabineros de Santiago da un reporte: “alrededor de las 21:40 horas, en circunstancias que personal de radio patrullas concurrió a calle Bulnes con Alameda, constató que se encontraba tendido sobre la acera, en posición decúbito dorsal, un individuo del sexo masculino, que portaba una cédula de identidad a nombre Jecar Nehgme Cristi y presentaba 18 perforaciones en diversas partes del cuerpo”.
Según consta en el proceso judicial, la 3° Comisaría de Carabineros de Santiago da un reporte: “alrededor de las 21:40 horas, en circunstancias que personal de radio patrullas concurrió a calle Bulnes con Alameda, constató que se encontraba tendido sobre la acera, en posición decúbito dorsal, un individuo del sexo masculino, que portaba una cédula de identidad a nombre Jecar Nehgme Cristi y presentaba 18 perforaciones en diversas partes del cuerpo”.
A menos de tres meses de las elecciones presidenciales que abrían el proceso democrático chileno, JecarNehgme era asesinado. Hecho infame, que se transforma en el último crimen político de la dictadura militar. Se cerraba un oscuro y trágico proceso político en nuestro país, iniciado con la muerte de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973.
Paradojalmente, un paquete de 54 reformas a la Constitución Política de 1980, fueron aprobadas en el plebiscito del 30 de julio de ese mismo año, 1989. Se leía que, “afirmar el pluralismo político, fortalecer los derechos constitucionales, morigerar los estados de excepción y robustecer el principio democrático y participativo del sistema”. En sus modificaciones se indicaba que, en el artículo 5°, agréguese la siguiente oración final a su inciso segundo: «Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes». Derogaban además, el artículo octavo.
Para Jecar -el “turco” como le decían sus amigos- nada de esto sirvió. Su familia y compañeros demandaron verdad y justicia. Transcurrieron años de zigzagueante investigación y “pactos de silencio”, que con el paso del tiempo se trisaron. Así se conoció la verdad de lo sucedido.
En días recientes Águeda, Jecar hijo y Catalina enviaron una misiva a la actual alcaldesa de Santiago Carolina Toha, en ella postulan: “al cumplirse 24 años de su asesinato y en el marco de los 40 años del golpe de estado en Chile, solicitamos a usted y al H. Concejo Municipal de la comuna de Santiago, acceder al cambio de nombre de la calle Bulnes por el de Jecar Nehgme Cristi, como una medida de reparación y memoria con nuestra historia, la comuna y el país”.
Finalmente, Milán Kundera agrega en su novela, “un hombre camina por la calle. De pronto, quiere recordar algo, pero el recuerdo se le escapa. En ese momento, mecánicamente, afloja el paso. Por el contrario, alguien que intenta olvidar un incidente penoso que acaba de ocurrirle acelera el paso sin darse cuenta, como si quisiera alejarse rápido de lo que, en el tiempo, se encuentra aún demasiado cercano a él”.
Cuando se reconstruye la biografía de Jecar y de una generación -entre otras- esta narración y metáfora se despliega en toda su magnitud y levedad.
Así, lentamente recordamos a Jecar Nehgme Cristi, su vida, alegría y compromiso.
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paulo
Pancho! Que bueno encontrarte por acá! Muy emotiva columna, escribí algo a propósito del aniversario del asesinato del Jecar, tristemente lo ví ese día en el Aquelarre, a la salida nos despedimos y caminamos en direcciones opuestas. Te mando un abrazo!
ROLANDO MÉNDEZ BRIERES
EN AQUÉL ENTONCES VIVÍA CERCA DE ESE LUGAR, ERASMO ESCALA, SUPE DE ESE ASESINATO QUE MANCHÓ NUESTRAS TRISTES TARDES DE ENTONCES. ME PREGUNTO ¿ QUE PASÓ CON LOS MILITARES ASESINOS Y SUS GRADOS ? ¿ SE HIZO JUSTICIA ? LA TERRENAL O TODO ESTO QUEDÓ EN EL OLVIDO O EN LA SUCIA MEMORIA DE AQUELLOS VALIENTES CAPITANES Y CORONELES QUE DEBERÍAN ESTAR FELICES DE CONTAR ESA HISTORIA. ¡ QUE VERGUENZA PARA ESOS MILITARES QUE SI ENFRENTARAN UN EJERCITO ARMADO ESTARÍAN CAGADOS DE SUSTO……
claudio avila lioi
triate historia , pero a la vez un ejemplo……..de consecuencia y lucha…….para qeu nunca mas……….justicia.