Cientos de miles de personas se han estado manifestando en todo el país durante las últimas semanas. Protagonistas de estos movimientos son – somos – los jóvenes que hoy llevan la batuta con un potente movimiento estudiantil que se ha hecho escuchar y que nos ha convocado a todos a marchar por las calles. En un principio se desprendía de sus demandas un interés por eliminar el lucro en la educación y por un nuevo sistema educativo, inclusivo, sin deudas que permita disminuir la abismante desigualdad que reina en Chile. Sin embargo, luego de ello y quizás como consecuencia de sus debates y reflexiones, junto con el zumbido que por años se venía escuchando, ampliaron su petitorio y exigieron derechamente una asamblea constituyente y la re-nacionalización o mejor aprovechamiento de las ganancias obtenidas por nuestros recursos naturales. Ante tamañas peticiones y ante el claro ejemplo de utilización y ejercicio de los derechos democráticos que los estudiantes y todos quienes adherimos a su movimiento estábamos realizando, el gobierno sólo ha podido responder con miedo y desprecio, asegurando que este movimiento está politizado, ideologizado e instrumentalizado, aduciendo que los estudiantes sólo deben preocuparse por la educación y que temas como reformas constitucionales o un re-planteamiento de cómo usamos nuestros recursos naturales y a quiénes se los entregamos, sólo les competen a ellos, a quienes están en la Moneda o el Congreso.
¡Qué descaro, qué desfachatez! Denostar de esa manera a los movimientos políticos y sociales, pese a que cada vez que se avecinan las campañas electorales llaman a los jóvenes a participar, a re-encantarse con la política….a votar…
Es impresionante con qué liviandad y simpleza catalogan de ideologizado y politizado a los movimientos ciudadanos por el solo hecho de ejercer la democracia en la calle y clamar por cambios estructurales al sistema político del país. Es casi insoportable escucharlos declarar que cuando los ciudadanos se toman en serio su participación política, promoviendo y proponiendo ideas de fondo, estas son consideradas como posturas ideologizadas, (con un tono que indica claramente que tras dicha ideología están las rojas banderas del marxismo internacional) como si este hecho, esta ideologización o politización de los ciudadanos fuera una enfermedad, algo malo en sí mismo. Más terrible resulta todo esto porque ellos se pintan a sí mismos como des-ideologizados, como si sus modelos de libre mercado, educación, salud y el país como negocio no obedecieran a los postulados ideológicos del neo-liberalismo, mismos que aprendieron en Chicago de los labios del propio Milton Friedman. ¿Acaso eso no es una ideología? ¿Acaso su constitución fraudulenta del `80 no está sustentada en dicha ideología que adora ciegamente al mercado y sus virtudes?
Y para ser sinceros… ¿no es acaso todo ideología? ¿No están nuestras decisiones, intereses, demandas, adhesiones a movimientos, en fin, nuestros movimientos en la sociedad guiados por alguna ideología o al menos un conjunto de ideas base que nos permiten dar sentido a nuestra existencia? ¿Alguien puede sinceramente considerarse apolítico y desideologizado? ¿Existe tal neutralidad? No lo creo. Y al contrario, me alegro de que los jóvenes, los estudiantes y en fin, todos los ciudadanos, después de años de ser desplazados fuera de las esferas institucionales de participación, nos hayamos ideologizado y politizado y estemos hoy llenando las calles con nuestro descontento, nuestras ideas y nuestros anhelos.
* Publicado originalmente por el autor el 30/06/2011 en: www.desdecubierta.wordpress.com
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Foto: Fech
Comentarios
04 de julio
Raúl, tu mirada es clara y precisa. Creo que este movimiento es absolutamente natural. Me parece obvio, concordando contigo, que frente a la ideología de mercado que gobierna a nuestra educación aparezca otra: una ideología actual, ciudadana, participativa, que no es otra que la ideología de la democracia participativa. Porque claro está, esto no partió de ideólogos con bandera, sino que de los ideólogos más ambiciosos, más consecuentes, más apasionados y más aguerridos: los adolescentes. Y vaya que adolecen, pero no por su condición etaria, sino que por ser víctimas de un sistema despiadado que los trata como clientes más que como alumnos.
Fuerza que esto está recién empezando. Con palabras como las tuyas se retoma el aliento para seguir peleando por aquello es un derecho, pero que se nos ha presentado – durante décadas- como un privilegio.
Un abrazo,
Isidora 😉
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10 de febrero
Todos estos «manifestantes» se componen de dos grupos de personas: Los militantes activistas y los voluntarios anónimos que se les unen. Ambos son utilizados
Los primeros buscan una recompensa y los segundos creen de verdad en las «buenas intenciones» de los que lideran la revuelta, porque son gente culturalmente muy básica. Pero ya hemos visto los resultados de las revoluciones en el mundo y quienes se beneficiaron de ellas. No hay que ser un genio para darse cuenta quienes están detrás de toda esta agitación.
A ningún político le conviene que la gente sea feliz,… se les acabaría la pega.
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