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Elecciones FECH: el falso dilema entre lo social y lo político

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El movimiento estudiantil pone en jaque a la educación de mercado

Durante los últimos 6 meses hemos podido ver el despliegue a lo largo y ancho del país de la movilización estudiantil más grande, potente y significativa que se tenga registrada desde que volvió la “democracia” en 1990, la que de manera ingeniosa supo instalar con fuerza en la opinión pública las demandas estructurales para reformar el sistema educacional: fin al lucro, desmunicipalización, aumento de aportes basales y gratuidad.

Sin embargo, durante el año hemos visto entrampado el logro de estas demandas por un lado a raíz de la acción del gobierno, quien ha defendido sus intereses de clase directamente afectados por la movilización estudiantil, por otro a propósito de la ambigüedad de la Concertación, la cual en su decadencia y falta de visión, no ha sido capaz de distanciarse del gobierno y apoyarnos de manera cohesionada, y finalmente por la ausencia de una mirada estratégica de nosotros los estudiantes para alcanzar los objetivos que nos propusimos.

El rol de la FECH y las nuevas caras del movimiento

Para nadie es un secreto que la FECH ha jugado un papel preponderante en el desarrollo de esta movilización, fiel a su sello característico de estar siempre detrás de las peleas por mayor democratización y justicia social.

Este año ha marcado un punto de inflexión en la fisonomía más tradicional del movimiento estudiantil, a partir del surgimiento de un nuevo actor que entra en escena: las Ues privadas, CFT’s e IP’s. Y es que en estas instituciones, que concentran a la mayoría de los jóvenes provenientes de familias precarizadas, es donde se vive con mayor brutalidad la crisis de la educación superior: endeudamiento masivo de los estudiantes, desregulación absoluta en la oferta de carreras y programas, bajos niveles de calidad en la formación, incumplimiento sistemático de la norma que prohíbe el lucro, nula democracia interna, violación a la libertad de expresión y asociación, persecución de dirigentes, etc.

Los estudiantes de las instituciones privadas salieron masivamente a las calles, sin embargo, aun carecen de organización suficiente como para procesar, canalizar y conducir sus propias demandas, quedando subsumidos a la deficiente representación que la CONFECH puede darles. Por cierto que una de las tareas de la FECH y del movimiento en su conjunto para el próximo año será apoyar decididamente la conformación de organizaciones estudiantiles en todo el espectro de la educación superior privada.

¿Pactar con la institucionalidad política o actuar desde las bases?

Visto en perspectiva, la movilización estudiantil mostró las serias dificultades que enfrenta el mundo social ante el reto de impulsar transformaciones profundas en el ámbito de la educación, en la medida que choca violentamente contra el bloqueo institucional consagrado a nivel de la Constitución y expresado al pie de la letra en la nefasta dinámica del sistema de partidos políticos que impera en nuestro país.

A partir de la constatación de este hecho es que se ha generado una falsa dicotomía entre las salidas “sociales” versus las “políticas”, en el marco del conflicto. Desde un bando, encabezado por la Izquierda Autonomista y otros grupos de izquierda radicalizada, se proclama la preeminencia de la acción desde las bases o movimientos sociales y el peligro inminente que significa acercarse a los espacios institucionales a riesgo de ser traicionados y suplantados. El otro, representado principalmente por las Juventudes Comunistas, pone el acento en dicho plano institucional a través de la acción de una red de operadores y políticos profesionales que van procesando las demandas y generando acercamientos con el poder político, muchas veces de manera errática y desconociendo las dinámicas sociales desde donde emergen, a la vez que los intereses de los actores involucrados.

La consecuencia de esta separación ficticia es que conduce a un punto muerto y produce un dañino enfrentamiento una vez que la movilización alcanza su peak, ya que no genera las condiciones para la construcción de alianzas tácticas entre los estudiantes y las fuerzas políticas cercanas a nuestras demandas, o  con sectores de ellas, impidiendo la conformación de un arco opositor político-social que enfrente con mayor fuerza a la derecha y el gobierno, trabando de esta manera la consecución de avances parciales e incluso frustrando la posibilidad de aprovechar las fisuras de la elite amenazada para así derrotarla por completo.

FECH 2012: Una estrategia adecuada para una lucha de largo aliento

Los estudiantes no están interesados en observar las disputas entre los dos grupos de izquierda que dirigieron en conjunto la FECH durante este año, a saber, el colectivo Autonomista y las JJCC a través de sus líderes Francisco Figueroa y Camila Vallejo, respectivamente. Dicho espectáculo se puede encontrar en la prensa al revisar las declaraciones de Gabriel Boric (candidato de la lista Autonomista) en su permanente afán de  aniquilar la figura de la Presidenta de la FECH saliente, hecho que deja en evidencia la absoluta carencia de propuestas para el futuro del movimiento por parte del sector político que lo respalda.

Muy lejos de esa pelea pequeña fundada en los egos personales y los cálculos electorales (parecida a los enfrentamientos entre la Derecha y la Concertación durante 20 años), la principal pregunta que hoy se hacen quienes se movilizaron todo el año es si en realidad valió la pena paralizar por 6 meses, ser reprimidos constantemente por la policía, arriesgar o en algunos casos perder el año académico, etc.  Su interés central tiene que ver con el poder vislumbrar los caminos políticos que lleven a la transformación profunda de la educación en Chile.

El esfuerzo de la lista que Nueva Izquierda Universitaria presenta a las elecciones de la FECH se basa en la construcción colectiva de una propuesta política que contiene una mirada estratégica y global sobre el estado del movimiento estudiantil y sus posibilidades. La pregunta que nos hacemos es sobre la forma efectiva de poder articular a actores del mundo social y político involucrados en el conflicto, poniendo las coincidencias por sobre las diferencias, desde la Universidad de Chile, de tal manera de ser capaces de enfrentar y conducir la segunda etapa del movimiento estudiantil en la dirección correcta para llevarlo hacia la victoria, situación que todo el país está esperando.

Algunos pasos que creemos necesarios deben darse a partir del próximo año son:

Consolidar para Avanzar, es decir, reordenar nuestras fuerzas para dar el siguiente paso, fortaleciendo la esencial alianza estudiantes-profesores-funcionarios-rectores.

Una Federación en acción: La estructura de la FECH se vio sobrepasada por la magnitud de la movilización. Es de vital importancia repensar la forma de nuestra organización de tal manera de hacerla más ágil y mucho más democrática en la toma de decisiones en vistas de que esta pelea será intensa y de larga duración.

Resituar las demandas estudiantiles en la opinión pública: No podemos permitir que el gobierno nos divida y confunda con su discurso reaccionario sobre la violencia y el orden público. Por esta razón, es urgente devolver a la palestra el debate sobre la reforma a la educación, definiendo con nitidez el trasfondo político y la viabilidad técnica de nuestras demandas.

Diversificar las formas de movilización: Si nos mantenemos en paro de manera indefinida quedamos expuestos a que el gobierno nos asfixie por el lado financiero. El centro de nuestra acción no debe estar solo en la calle a través de marchas, sino que además en los espacios locales  de la U,  en la prensa, en el Congreso y en los barrios.

Una Universidad en estado de reforma: El incipiente trabajo triestamental surgido durante el año debe cristalizarse en un estado de reforma permanente decretado desde la Rectoría y el Senado Universitario, que permita la adecuación de los semestres académicos en miras de poder tener el tiempo y el espacio para desplegar las acciones de movilización, integrándolas en los currículum profesionales.

Del malestar a la protesta, y de la protesta a la desobediencia: La toma del Congreso Nacional por un grupo de ciudadanos y nos demostró que la pérdida de legitimidad de las instituciones del Estado ha llegado a un punto culmine. Lo anterior, sumado a la represión descontrolada hacia los estudiantes, nos lleva a creer firmemente que la realización de un Plebiscito Nacional por la Educación de carácter vinculante que exprese la opinión soberana de la sociedad chilena y presione la institucionalidad política, es una tarea de primera prioridad.

Esta elección marcará un hito en el camino que tome de aquí en adelante el movimiento estudiantil. Los estudiantes de la Universidad de Chile tenemos la obligación de construir una alternativa que no nos entrampe en antiguas disputas de la izquierda y que permita alcanzar la tan necesaria transformación de la educación chilena.

* Cristóbal Lagos fue Secretario General de la FECH 2011 y es candidato a presidente de la FECH 2012 en la Lista C de Nueva Izquierda Universitaria.

** Sobre este mismo tema, te invitamos a leer la entrada de Ivan Salinas, "Elecciones FECH: regalarse a la Concertación o construir nueva izquierda".

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Foto: Reporteos / Licencia CC

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