Para cualquier persona con sano juicio, las palabras en contra de la Universidad de Playa Ancha emitidas por el rector de la Universidad Adolfo Ibañez, don Andrés Benítez, en un programa de televisión, representan ese juego infantil de proyectar en otros deficiencias, para exaltar ambiguas y pocas seguras virtudes.
Las categorías morales utilizadas por este señor, al evaluar de “malos” estudiantes a los que pertenecen (o pertenecimos) a la UPLA, da cuenta de hasta qué punto la formación de la ética de nuestra sociedad confunde los campos semánticos del “valor”. Lo más probable que el señor Benítez profese una religión, en la que lo bueno y lo malo sean considerados como inmutables; no obstante, el señor vive en un mundo plural, donde para la mayoría (y la evidencia histórica lo apoya) tales definiciones son simples convenciones.
Pero, no nos desviemos, ¿cuáles son las intenciones del señor Benítez de desprestigiar a título gratuito una Universidad Pública de región? ¿Existirá solo el frágil argumento de “públicas malas” y “privadas buenas”, para la dirección de los recursos del Estado? La historia nos demuestra que este afán privatizador tiene más de alguna intención. Esa consigna de eficiencia y eficacia que se autoasigna lo privado, y que enrostra en cuanto puede a la pálida cara de la burocracia estatal (burocracia que, dicho sea de paso, todos los sectores políticos ayudaron a construir para “proteger los recursos de todos los chilenos”) como una excusilla ya insoportable poder captar los recursos estatales a como dé lugar (los 4 mil millones del GANE, la reconstrucción pos terremoto, las inmobiliarias que arriendan a Universidades Privadas…) y que termina como Lavín, reconociendo la recuperación de su inversión en la Universidad del Desarrollo. De otra manera no se entiende que haya existido un ataque cobarde, sin fundamento y con descalificaciones tan graves que ofenden a muchas familias que han optado por la UPLA, no solo por estar en la región, sino por los valores que esta Universidad profesa.
Si bien no hace falta esconder en esta “defensa” las deficiencias que existen en las casas de estudios de regiones, todas ellas corresponden a la decisión política de los ochenta y a 20 años de hipocresías en que la regionalización fue asumida como valor de discurso, pero con la que, a la hora de fortalecer una institución de desarrollo por excelencia, los recursos han sido mezquinos, las excusas, demagógicas, y apuntar a los otros, una práctica común.
Lo que el Rector Benítez ha hecho es fomentar que los silencios cómplices desaparezcan, que el proceso de debate se eleve y que otros actores ingresen a él, puesto que somos varios los que no permitimos una ofensa gratuita que menoscaba el esfuerzo de familias humildes que ven en universidades como la UPLA aquella vieja promesa meritocrática de la movilidad social, sepultada por la acumulación posfordista y que afecta profundamente el empleo futuro de estos estudiantes.
Irresponsabilidad de un rector en sus dichos: la metáfora perfecta de un sistema que busca seguir reproduciendo desigualdades, amparadas en las lógicas del mercado, en las que cualquier recurso es válido para competir.
Por más que Benítez siga con su pretensión de argumentar sobre falacias, lo más probable es que los estudiantes de la UPLA sigan conversando un cigarrillo compartido en sus patios, sigan juntando los panes del almuerzo para sus compañeros que viven en pensiones, sigan vendiendo hamburguesas de soya en los pasillos, armando asambleas en los patios y realizando peñas en homenaje a la tragedia de turno. Si no puede ver los valores intrínsecos a ello, olvide todo lo que ha leído y retírese sin hacer ruido.
La investigación y el desarrollo, como formas de medida de la gestión de las Universidades, sin ser negativas, son injustas, pues dependen de presupuestos irrisorios, que no permiten comprar investigación, como lo realiza la Universidad Adolfo Ibañez. Pero una cosa es ser deficiente en ello y otra cosa desconocer que exista.
Si hay alguna universidad que se ajuste a las definiciones expuestas por Andrés Benítez en contra de la UPLA, significa que el Estado y sus leyes son los malos, significa que un país entero lo permitió, significa que Benítez y su sector de interés lo provocaron, significa que nos mintieron en el congreso, significa que a nadie le importa nada, significa que el valor del “emprendimiento” privado sobrepasa el derecho de lo público.
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Foto: Upla.cl
Comentarios
24 de noviembre
ese sr no honra su cargo
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