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Los Castaños: Ejemplo de defensa patrimonial en Independencia

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De los variados y diferentes enemigos que agreden el patrimonio de la arquitectura y la ciudad en Chile, hay cuatro que conspiran de manera especial contra la comuna de Independencia.  

La falta de cultura nacional. No hay valoración nacional del patrimonio como testigo espacial de la historia, ni testimonio de un tipo de desarrollo y menos aún como obras de calidad coetáneas o sin peso histórico. Esto está comenzando a cambiar y es posible predecir que será aceleradamente con el aumento de redes sociales de conciencia patrimonial al margen de las autoridades.

Un grupo de vecinos de la comuna de Independencia  se ha levantado en defensa del barrio que proyectó Luciano Kulcewski. Ellos se distinguen de la incultura extendida y han sabido apreciar lo que fue la obra de este notable arquitecto polaco que se radicó en Chile y construyó en la avenida Francia, en nuestra comuna de Independencia. Estos vecinos no tienen un municipio que los acompañe culturalmente en su valoración del patrimonio. La municipalidad está dirigida sin cultura y la autoridad central del Estado pareciera carecer de sensibilidad del valor de la  memoria de los barrios.

Un segundo enemigo del patrimonio son aquellas empresas inmobiliarias de ambición desmedida. Algunos de ellos son promotores de la demolición y a veces cómplices. No parecen entender, como ocurre en otros países, que la inversión en obras y barrios patrimoniales en  vez de apocar un barrio, ahogarlo y dañarlo, colocaría en el mercado un tipo de producto que tiene atributos únicos que puede rentar de un modo singular que ninguna obra inmobiliaria contemporánea permite.

Para eso, la indispensable creatividad de los arquitectos ha constituido un estímulo que ha tenido poca audacia y a veces poco esfuerzo. Esa creatividad puede estimular la política pública y al capital privado. No habrá inversión en el patrimonio sin el gesto de creación de los arquitectos.

Pero en Los Castaños, contra la obra del barrio de Kulcewski, la inmobiliaria prefirió agredir al barrio en vez de incorporarse a él, contribuyendo con su inversión. Estos comerciantes inmobiliarios eligieron el camino destructivo, aplastando el barrio de casas de un piso patrimoniales con una torre. Cero creatividad.

El tercer enemigo frecuente es el propietario de un inmueble patrimonial. Los chilenos que tienen un inmueble de valor histórico o de conservación, son “condenados” a mantener el patrimonio sin ayuda de nadie; el propietario va transformando su orgullo en desazón y termina anhelando la destrucción de su inmueble porque al derrumbe recupera su terreno y puede negociarlo libre de las prohibiciones que tenía.

Aquí en Independencia se está dando un caso inverso paradigmático: los vecinos, que no reciben ninguna ayuda para mantener el patrimonio y que, por el contrario, están restringidos en materia  de inversiones en sus propios inmuebles, por su cuenta se han erguido como los defensores del barrio, aunque no hagan negocio. Ojalá Chile  tuviera más barrios con vecinos como los de Los Castaños. 

El gobierno tiene en sus manos la facultad de paralizar las obras del edificio agresor del patrimonio en calle Inglaterra. El permiso de edificación caducó, está vencido y la autoridad municipal, ni tampoco la central ha hecho nada para poner fin a la ilegalidad.

Otro gran enemigo, culpable del marco general de esta desgracia es la inacción y permisividad de la política. El discurso político indiferente está “correctamente” conectado con el desinterés ciudadano mayoritario. Políticos que no saben que la ciudadanía está cambiando y que no perciben que, como sucede en Los Castaños, las personas en los barrios poco a poco se levantan en defensa de la memoria urbana.

La inacción de los gobiernos es también un contratiempo, pues son ellos, y no los parlamentarios, los que tienen la iniciativa constitucional exclusiva. Pero, aunque no estén autorizados constitucionalmente para presentar protecciones financieras al patrimonio, los parlamentarios  se destacan negativamente por su ausencia en el  reclamo y la promoción que el tema exige de ellos. Los gobiernos locales también se muestran sin iniciativa hacia el patrimonio, descuidados por ignorancia, desinterés o corrupción. Otros factores en desmedro del patrimonio son la  precaria institucionalidad vigente pro-patrimonio y la legislación insuficiente y dispersa.

Quienes, por razones de formación profesional, tenemos un ojo que descubre y se encariña con la arquitectura, sentimos un impulso renovado al tener el privilegio de enarbolar banderas como las que levantan los vecinos del barrio de Kulcewski en Independencia, en calle Inglaterra, Francia y sus alrededores. Sentimos un acicate en medio de la orfandad con que nos sentimos en nuestro debate con los espacios del Estado.

En estos días, el Gobierno, en particular el ministerio de Vivienda, tiene la oportunidad de sumarse o restarse a esta causa. El Gobierno tiene en sus manos la facultad de paralizar las obras del edificio agresor del patrimonio en calle Inglaterra. El permiso de edificación caducó, está vencido y ni la autoridad municipal ni la central  han hecho nada para poner fin a la ilegalidad.

El Gobierno, por ley tiene en sus manos la situación. Una obra con permiso vencido, como ocurre en calle Inglaterra. La destrucción de este barrio de Independencia puede ser paralizada si el ministerio de Vivienda, de acuerdo con la ley, le indica al director de obras  que el permiso está vencido. Presionaremos juntos para que el ministerio resuelva conforme a la ley y ordene la paralización de esta agresión inmobiliaria.

* Patricio Hales Dib es arquitecto y Diputado

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patricio hales

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vasilia

vasilia

Independencia tiene unos edificios antiguos que son hermosos cuando se les mira con detenimiento, quitando los carteles, la pintura horrorosa, el deterioro…

Es triste cuando un barrio se destruye para poner edificios. que son de lo mas agresivo a la visual. Es triste e incluso doloroso, ademas de que se alimenta una estupidez: el crecimiento de Santiago. Ya basta, es insoportable. Se ha destruido todo el cordon agricola, se han destruido casas preciosas y barrios enteros… ¿en que idioma hay que decirle al Ministerio de Vivienda que es absurdo seguir con esta situacion? Es un crimen.

Gracias por este articulo

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patricio hales

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