Quizás a muchos de nosotros nos cuesta entender por qué es necesario ser atractivo para convertirse en un vocero en la lucha por la igualdad de derechos, o incluso, nos preguntamos dónde están esos atractivos jóvenes radiantemente electos: qué espacio político o ciudadano están disputando, a qué organización han ayudado, cuántas personas han logrado motivar a sumarse al trabajo político social de las agrupaciones con sus atractivos rostros.
Las organizaciones sociales que han dedicado años de trabajo serio y responsable para visibilizar, posicionar y disputar las banderas de la diversidad, se han armado de una serie de propuestas que les permiten ir conquistando los espacios públicos y de deliberación ciudadana.
Estas performatividades variopintas en tiempo y forma se vienen proyectando hace un par de décadas, como lo fueron las míticas expresiones artístico-políticas de Lemebel en la década de los ’80, la tradicional “marcha” diversa que con los años muta su cariz y sus consignas, e intentos más “republicanos” como visibilizar a cargos públicos homosexuales, lesbianas o trans.
Este mapa de intentos por generar una reflexión acerca del significado de un mundo diverso, y de proponer vías para su construcción, se ve empañado con propuestas nocivas; por ejemplo, el concurso de belleza para jóvenes homosexuales y lesbianas. La iniciativa no es nueva: nació hace algunos años y ha ido ganando popularidad en la idiosincrasia cultural gay, mayor “calidad” y número de participantes y, por qué no decirlo, es notorio el aumento de presupuesto que se invierte año a año en la producción del concurso.
Citando la página del evento, www.mistergaydechile.cl, la organización busca “proyectar una imagen positiva de la comunidad gay en nuestro país y busca a un Mr. Gay Chile, atractivo, con habilidades comunicacionales y buena disposición al trabajo, capaz de convertirse en un vocero en la lucha por la igualdad de derechos”.
Quizás a muchos de nosotros nos cuesta entender por qué es necesario ser atractivo para convertirse en un vocero en la lucha por la igualdad de derechos, o incluso, nos preguntamos dónde están esos atractivos jóvenes radiantemente electos: qué espacio político o ciudadano están disputando, a qué organización han ayudado, cuántas personas han logrado motivar a sumarse al trabajo político social de las agrupaciones con sus atractivos rostros. (En este punto, debo reconocer el excepcionalísimo caso de Jean Daniel, míster gay Chile 2013, quien desempeña una destacada labor como activista). Esta es una discusión relevante y necesaria.
Sin embargo, lo que más me cuesta entender es la paradoja que subyace a este tipo de concursos de belleza (porque, digámoslo, son concursos de belleza: concursos donde las pruebas incluyen desfile en traje de baño, sesiones fotográficas, premios para el más fotogénico, la mejor sonrisa, etcétera) en tanto iniciativa que busca eliminar la discriminación sexual en todas sus formas, pero que a su vez tenga como ejes valorativos implícitos la exportación de un tipo de belleza (se premian y aplauden los músculos, los cuerpos tonificados, las sonrisas blancas, los cortes de pelo producidos) y la desesperada necesidad de acreditar la belleza como un elemento de validación en el mundo, que no sólo permitiría conseguir cierta aprobación social, sino que ahora es utilizable como una herramienta política. Si eres atractivo, puedes cambiar el mundo.
Del argumento se sigue necesariamente que, quien no lo es, no puede hacerlo, o de poder hacerlo, por poseer otro tipo de capacidades entre las cuales no se incluye la belleza, no necesita un espacio de mediatización y publicidad como el que míster gay Chile te puede brindar.
Creo que el mejor diagnóstico que se puede establecer es que, en el fondo, míster gay Chile no está buscando jóvenes líderes promotores de cambio. Prefiero pensar que lo que la organización busca es hacer merchandising a partir de estos chicos-modelos y generar algún tipo de lucro o beneficio insondable para el resto de la ciudadanía.
Desconozco los alcances mercantiles que este tipo de concursos puede llegar a tener; pero prefiero pensar que los pensadores detrás de este show mediático no consideran que la belleza de los músculos y el photoshop podrían ser un complemento justo y perfecto para los años de trabajo y dedicación seria que han manifestado las organizaciones de la diversidad sexual, además de ciudadanía que marca pautas propositivas para pensar el mundo de otra forma, cuando el fondo no sería más que una horrible y desproporcionada falta de respeto.
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Foto: Enrique_L. / Licencia CC
Comentarios
08 de junio
Creo que deberían excluir el concurso de visibilidad lesbica como uno de belleza, quizás el concurso se dirigía a ser uno de belleza pero en la práctica nunca escogen a la chica más bonita, sino a la más lesbiana (Lo que en lo personal considero genial xD)
En general no me gustan los concursos de belleza, nacer bonito o bonita no tiene mérito para mí y quizás por lo mismo en el caso de los movimientos homosexuales se da esta contradicción, tratan de dar a entender que no es una cuestión superficional, sino con otros contenidos, como dices tú ser un buen comunicador y trabajador por la integración. Al final creo que resultó en una mala excusa o quizás es sólo un buen marketing.
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08 de junio
Con que vara se mide a la «más lesbiana»? :S La weá rara.
08 de junio
Basta usar el radar, obviamente, para eso sirve, trae graduación…
Quizás sea mejor que aclare que eso es una talla, lo efectivo es que no eligen a la chica por bonita, creo que es por popularidad simplemente.
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08 de junio
Quiero rectificar: Otro gran aporte al movimiento ha sido Pablo Salvador, quien ha hecho una importante labor como activista incluso desde antes de participar en el concurso.
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09 de junio
Interesante tu mirada Sebastián.
Claramente la intención es importante, no obstante con estrategias como ésta a mí me preocupa un poco el concepto de inclusión que puede estar detrás. Imagino que si existe un Mister Chile, la idea sería que todo el que quiera participar en él pueda hacerlo, ya sea hetero o gay, o equis, y que a nadie le genere conflictos esto y que se siga visibilizando en lo cotidiano una realidad ya es parte de un todo.
Personalmente, mi idea de «igualdad» e inclusión va por ahí y no va por ponerle la palabra «gay» a todo, como generando realidades paralelas. Pienso que se resalta la separación y la sensación de minoría.
Saludos!
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09 de junio
Jean, totalmente de acuerdo contigo!
Me parece un punto intermedio pertinente entre cuestionar el concurso míster gay chile y pasar a hablar de «una belleza» como un concepto servil a los intereses de cierta ideología, que se reproduce y maximiza en esta sociedad.
Gracias por tu comentario! Saludos!
09 de junio
Si bien es una columna obvia, respecto a la utilidad de los certámenes de belleza de entregar representación real de alguna comunidad y no sólo un estereotipo barato, me parece que es necesaria la critica de igual manera. Con situaciones como esta (si bien se expone a la comunidad Gay y la gente lo «normaliza» dentro de tu cerebro, por muy horrible que suene) solo se genera un estereotipo, weones de la tele como Passalacqua, Jordi Castell…La parodia de Jerko Puchento, entre otros personajes solo perpetúa el estereotipo del homosexual frivolo, un icono, que es igual de malo que la no exposicion de la comunidad en los medios.
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09 de junio
Creo que ese sector homosexual (el que se ha institucionalizado) tiene una idea nefasta de lo que es «integrarse». Quieren hacerlo en cierto lado social, quieren ser aceptados por cierta gente de la sociedad chilena, replicando, punto por punto, todos los peores estereotipos de ese sector, el mas superficial, estereotipante y estereotipado.
Bien por ellos si quieren que esa clase de gente, a la que necesitan venderles ese tipo de gay, los acepte. Pero luego no vengan con el cuento de que «los heteros esto» o «la sociedad chilena es intolerante» porque este sector homosexual eligio a que sector de la sociedad chilena quiere integrarse, el que necesita «merchandising» en que se le venda una idea de gay «Matt Bomer». Si realmente les interesara la opinion de la inmensa mayoria que no somos de ese sector, ni remotamente seguirian con esta tonteria de concursos, porque hace rato que la gente que gana esos concursos nos importan un pimiento. La prueba: la nula importancia que tiene el Miss Chile desde hace años.
30 de junio
Justamente lo que yo quería decir. Me da la impresión de que la gente que cacha poco del asunto, cuando le dicen mister gay, lo único que se hace es reforzar el prejuicio de que los hombres homosexuales son unas huecas que se preocupan de verse lindos y quieren parecerse a las misses de belleza. Además, siempre he pensado que limitar un concurso por género o opción sexual es discriminatorio en sí mismo. Creo que cualquier persona, homosexual o hetero, hombre o mujer, podría ser un vocero ideal para el movimiento, y participar por quién es más apto, pero eso tampoco tiene nada que ver con cómo se vea.