No podemos esperar que alguien en algún lugar descubra que es mejor «georeferenciar» el padrón ni que se apruebe una ley especial para ello, cuando antes de que existiera esta palabra, los locales de votación quedaban cerca del domicilio de los votantes. La situación actual es una vergüenza y no admite explicación ni la posibilidad de refugio en la inexistencia de una ley, cuando forma parte de los deberes del SERVEL, y el no hacerlo claramente conduce a una manipulación de las elecciones que el domingo pasado, sumado a las restricciones derivadas de la pandemia, pudo tomar claros visos de fraude. El Servel, intencionadamente o no, dejó de hacer su trabajo de manera transparente cuando comenzó a modificar los locales de votación de los electores sin consultar que quedaran cerca de su domicilio, como ha sido históricamente.No podemos esperar que alguien en algún lugar descubra que es mejor «georeferenciar» el padrón ni que se apruebe una ley especial para ello, cuando antes de que existiera esta palabra, los locales de votación quedaban cerca del domicilio de los votantes.
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