El caso Karadima le hace mal a la Iglesia, un mal que va más allá de las posibles sanciones penales que reciba el sacerdote en caso de que la justicia lo encuentre culpable de lo que se lo acusa. Un mal que sólo puede enfrentarse con transparencia, o con luz, esa misma que los pastores recomiendan domingo a domingo a sus feligreses.
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nga2043
Interesante reflexión de Darío del Puente en cuanto al penoso contraste entre la iglesia social que fue en su momento la Católica (poniendo temas, defendiendo con ideas sus convicciones, provocando debate en «lo publico») y lo que es hoy: un club de toby anquilosado que se mira el ombligo y juega sus fichas entre los poderes facticos conservadores mas que entre sus feligreses y sus mismos pastores los que realmente conservan el contacto con la comunidad (y se alejan de la jerarquía). Desgraciadamente este mismo contraste es el que podemos ver con otras instituciones, partiendo con el Estado y los partidos que dan cabida para hablar de una «clase política» con los mismos vicios (incluido los judiciales) que la Iglesia Católica.
En los 70-80 yo hubiese sido un ferviente feligrés de esa Iglesia activa, insolente, ruidosa y comprometida con los cambios sociales, pero hoy no creo ni en lo que creen ni en lo que son. En los 90 hubiese sido un ferviente militante de los partidos que proponían la acción, insolencia y ruido… que creen?
(no pude «publicar comentario»)
dariodelpuente
Libertad, Nicolás, gracias por comentar.
Nicolás, compartiendo en buena medida tu análisis (el descrédito de instituciones -Iglesia, Estado, partidos políticos), creo que hay un punto a nuestro favor: los ciudadanos hemos ganado en autonomía, en capacidad de hacer valer nuestra opinión. Es más difícil que nos pasen gato por liebre, aunque eso conllevar una transición no sencilla -que estamos viviendo ahora- en la que cuesta encontrar referentes en los cuales afirmarse. Porque además, las ONG, representantes de la sociedad civil organizada, tampoco están pasando por su mejor momento.
nga2043
Toda la razón, es un paso donde el y la ciudadan@ se va empoderando lo que conlleva a la complejización de sus necesidades, y creo que muchas veces las instituciones no están a la altura de esos cambios. Hay está por ejemplo la misión de la Concertación hoy; no tratar de empatizar con los problemas y temas ajenos sino que hacerlos suyos, y lo que en estos días están mostrando (peleitas internas, egos, etc.) no va por esa línea desgraciadamente. Saludos Dario
libertad-joan
Correcto señor , usted está en lo cierto en otra época «descifró el signo de los tiempos». La iglesia cupular se ha separado de su grey , han alejado a los feligreses de sus ámbitos y se mantienen en una cofradía antigua muy anquilosada lejana de un pueblo que espera respuestas. El pueblo feligrés se permite seguir creyente, pero ya no respeta los ritos que son sagrados, porque no existe credibilidad. Karadima tuvo la garantía de sacar muchos sacerdotes para chile, entre ellos cinco obispos , salidos de sus manos. El pueblo eclesial de base lo sabe. El creyente de la calle, no le importa lo que sucede, pero el que está en el interior, lo lamenta, le corroe el alma el caso «Karadima» porque es chileno. Ya tenía bastante con el caso del corrupto Marcial Maciel, impregnado de inmundicias. Todo esto por un poder económico que nos asquea.