Es momento de cursar proyectos para rearmar sus colecciones de discos, los libros que atesoraban, que ilustradores vuelvan a dibujar lo que antes fue una fotografía, que los propios fotógrafos ayuden en la reconstrucción de un archivo familiar, que los audiovisualistas y los animadores digitales recreen pasajes de esa vida que se fueron junto a VHS o CDs carbonizados en esos minutos fatales.