Subo diariamente a un metro atestado de gente, donde resulta imposible mantener la distancia física que aconseja la autoridad sanitaria, veo las noticias que muestra un barrio Meiggs atestado de gente, voy a un patio de comida en un Mall donde tampoco se respeta la distancia social y así hay muchos lugares donde nadie hace respetar los protocolos sanitarios.
Al mismo tiempo, en estas pocas semanas que Santiago estuvo en Etapa 4, pude ir 3 veces a la semana por una hora al gimnasio, en este caso a la YMCA en pleno centro, donde siempre los profesores hacían respetar las medidas exigidas de 10 personas por clases, claro que, al no estar permitido el uso de los camarines, muchas clases se hacían con menos de 5 personas (imagínenlas en un espacio equivalente a una cancha de basquetbol) en lugares siempre ventilados.Ir al gimnasio trae grandes beneficios físicos y mentales en una ciudadanía estresada por tantos meses de tener una vida de miedos, restricciones, por perder nuestra libertad de movimiento y de no poder compartir físicamente con otras personas.
Luego de cada clase, se limpiaba y trapeaba el piso con líquidos desinfectantes, es decir, si comparo ambas realidades pienso que las posibilidades de contagio en el gimnasio son bastante menores a estar en el metro, en un patio de comida o en el barrio Meiggs, por lo mismo, es absurdo e injusto que los cierren en Etapa 3, además, piensen en todas esas personas que quedan sin trabajo, desde auxiliares a profesores, donde muchos trabajan a honorarios, allí hay un drama y un impacto social que la autoridad no evalúa como corresponde.
Por lo mismo me sumo a lo dicho por el diputado Sebastián Keitel, quien dijo «desde que abrieron los gimnasios en fase 4 no existe ningún caso de COVID asociado a sus aperturas… entonces ¿por qué tendrían que volver a cerrar en fase 3?«. agregando: «Sres. del Ministerio de Salud, al bajar de paso 4 a paso 3 los gimnasios no pueden ni deben cerrar!!! Hasta cuando no logran entender que la mala salud física y mental de los chilenos es la real pandemia que vivimos cada día durante muchos años«. Y termina: «Los funcionarios y entrenadores de gimnasios necesitan trabajar. No al cierre de gimnasios a lo largo del país«.
Ir al gimnasio trae grandes beneficios físicos y mentales en una ciudadanía estresada por tantos meses de tener una vida de miedos, restricciones, por perder nuestra libertad de movimiento y de no poder compartir físicamente con otras personas. Hay que tener en cuenta que el ser humano es un animal social y si está solo y aislado inevitablemente termina por enfermar (por este motivo, no me resultaría extraño que los más felices son los psicólogos y psiquiatras).
El punto es, debido a todas estas restricciones y de vivir en un ambiente que difunde y contagia miedo, han afectado negativamente nuestra salud mental, por este motivo, ir al gimnasio resulta ser un remedio natural y mucho más sano y barato que ir al psicólogo, ir al gimnasio es un desahogo, es la forma de intentar recuperar una vida algo más normal.
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