Fue a finales del 1999, ad portas ya de salir del Colegio, cuando mi padre se acerca y me dice: ¿hai pensado que querí estudiar?…sea lo que sea, tiene que ser en Universidad Estatal, porque no hay posibilidad de pagar una Privada.
Eran los tiempos en que nuestra sociedad hacía notar la diferencia entre las casas de estudio, en que tan sólo 3 de cada 10 estudiantes tenían acceso a la educación superior. Actualmente, 7 de cada 10 egresados de enseñanza media tienen acceso a estudios superiores, por lo que se ha podido “entregar” educación superior a una mayor cantidad de jóvenes….pero eso es harina de otro costal.¿No le parece raro, señor, señora, que la totalidad de los personajes involucrados en estos asuntos, tengan alguna profesión? ¿No les hierve la sangre saber que profesionales que pueden tener acceso a mejores remuneraciones y ya cuentan con un patrimonio económico considerable, quieran tener aún más riqueza?
Desde que salió a la luz el caso Caval, negociado de dudosa transparencia, donde se ha visto involucrada nada menos que la familia presidencial, hemos visto una serie de nuevos (y no tan nuevos) negociados y macuqueos, dignos de ser investigados por el gran Eliot Ness, recordado personaje responsable de llevar tras las rejas a Al Capone, uno de los más célebres hampones que se tenga registro. Hemos visto políticos, empresarios, deportistas, hijos de, yernos de, nueras de, amigos de, abogados de, en fin… ¡Si solo falta que el Chavo del 8 también esté involucrado!
Bueno y cuál es el punto? … para allá vamos.
¿No le parece raro, señor, señora, que la totalidad de los personajes involucrados en estos asuntos, tengan alguna profesión? ¿No les hierve la sangre saber que profesionales que pueden tener acceso a mejores remuneraciones y ya cuentan con un patrimonio económico considerable, quieran tener aún más riqueza? ¿No les revienta el cerebro, la contradicción vital de que aquellas personas más instruidas, no tengan un estándar ético acorde a su instrucción académica? ¿A qué fueron a la Universidad? ¿A aprender a hacer pillerías, acaso? Entonces, se hace necesario aclarar lo siguiente:
1.- Los actos deleznables, sean cuales sean, no son propiedad exclusiva de los profesionales, sino que es una conducta enraizada en la sociedad. Por lo que es la degradación moral en su conjunto la que debe ser restituida.
2.- Muchos de estos, son ejemplo tanto en su conducta profesional, como ética. Son respetados por sus pares y en su entorno. Incluso, muchos jóvenes prestan servicio en algún periodo de su vida, en instituciones de ayuda comunitaria.
3.- Varios también, entienden que un título universitario es mérito personal y colectivo, donde existe un esfuerzo importante del núcleo familiar. Y no tan solo en lo económico, sino también las eternas noches de estudio, pérdidas de actividades familiares, entre otras cosas. Por lo que avergonzar a la familia con trucherías y echar todo ese esfuerzo al tacho de la basura, no está dentro de las posibilidades.
¡Ya poh! ¿Y entonces?
¡Y na´ poh, que entonces la culpa la tenemos los profesionales! Aquellos que sólo nos dedicamos a ganar plata, los que rasgamos vestiduras y enarbolamos banderas del socialismo y la igualdad, mientras hacemos negocios especulativos para hacernos multimillonarios y tenemos el patrimonio en paraísos fiscales.
Los que ensalzamos las banderas del humanismo cristiano, damos lecciones añejas de moralidad, y no somos capaces de reconocer a Cristo en el otro. Aquellos que apenas nos hacemos de un pequeño patrimonio, nos encerramos (otros le llaman vivir) en algún condominio exclusivo, apartado de la chusma, que me garantice una pseudoseguridad ante esos llamados flaites-rotos-delincuentes-vagos-drogadictos-piojentos. Los que vociferamos en contra del centralismo y el colapso de la ciudad, cuando ni siquiera tenemos los cojones de dejar la Capital. Culpables de no liderar Juntas de Vecinos, Clubes Deportivos, fomentar emprendimientos en zonas alejadas, postular proyectos sociales a fondos concursables; de no construir comunidad, porque no es lucrativo, y no se está dispuesto a trabajar gratis…. Culpable, a fin de cuentas, de no retribuir a nuestro país, todo lo que nos entregó, para que fuéramos los profesionales que somos, y no luchar contra la maldita dictadura del dinero.
Usted señor, señora, que leyó estas líneas, y se siente tan enrabiado como yo, si tiene algún profesional en la familia, o entorno, no tenga miedo, no dude y ¡Exija!… Pídale que le explique las refomas que se han impulsado este último tiempo, exíjale asesoría para generar proyectos en beneficio de su organización; exíjale que se vaya a comunas con déficit de profesionales; e incluso, atrévase sin miedo alguno a pedirle plata…En definitiva, queridos lectores, bájelo del Olimpo, y recuérdele día a día a ese profesional, que “Entró para aprender y salió para servir”.
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