Creo que ha llegado el tiempo de comprender que un desarrollo humano que apunte en una sola dirección está condenado al fracaso. Ha ocurrido con las diversas creencias que el hombre se ha dado a través de su historia. En ellas, todo está dispuesto exclusivamente para cumplir con las exigencias de un ser supremo. Sin comprender que un compromiso que no hemos elegido es una causa que nace, crece, se debilita y muere. Pero no es el análisis de la fe el tema que quiero tocar. Es el desarrollo económico.
También en este tema el hombre está tocando fondo. Está bien el desarrollo económico, crear bienes que nos ayuden, buena alimentación, buena educación, buena vivienda, buena salud, buen reposo, todo está bien. No estoy alegando contra ninguna de estas metas. Pero tampoco puede ser válido que todo este desarrollo pueda medirse con métodos tan primitivos como el crecimiento. La tasa de crecimiento de la economía se ha transformado en un instrumento perverso, una especie de idolatría que ha calado profundo, al punto de que ya casi todo el mundo vive y muere de acuerdo al monto anual, mensual o diario de nuestra actividad, económica.
Ninguna o escasa importancia tienen para el diseño de las políticas públicas algunos otros medidores como el índice de alcoholismo y drogadicción, la carencia de vacaciones para reponerse de un largo año laboral, los suicidios, la cantidad de tiempo y dinero que dedicamos a la diversión, a la cantidad y calidad de los libros que hemos leído, la salud de la que disfrutamos, la seguridad pública. ¿Alguien ha medido el tiempo que dedicamos a la carcajada, a la contemplación, a la conversación?
Estamos creciendo al 3% anual… un éxito estupendo. ¿Y de eso, cuánto es aumento de la felicidad? ¿Qué precio hemos pagado por ese crecimiento? ¿Qué costo ha tenido el crecimiento en términos de destrucción del medio ambiente, agotamiento de recursos naturales, empobrecimiento de nuestra dieta, contaminación del medio ambiente, cambio climático, etc.? El economista actual no tiene ningún interés por estos parámetros. Todo se sacrifica en el altar del crecimiento. ¿Soy, realmente un 3% más feliz?
Necesitamos una cifra más precisa, más completa, más integral para ver si estamos avanzando o si vamos de culo. Necesitamos una economía más humana, más dedicada a obtener una vida más rica, más sana, más feliz. El crecimiento, medido en porcentaje del PIB es una medida primitiva y claramente insuficiente.
Entre otras causas, porque no contempla ningún ajuste por desigualdades que aparecen en una economía exclusiva de mercado. Hay personas que no alcanzan a llegar a fin de mes y otras, que no alcanzan a contar sus bienes. Hay quienes deben vivir con quinientos dólares al mes y otros, que con los intereses bancarios, sin mover un dedo, obtienen el doble de esa cantidad por cada hora!! O sea, duermen una siesta de dos horas y amanecen 2000 dólares más ricos. Pregunto: ¿Es el uno miles de veces más feliz que el otro? Obviamente que no.
¿De qué sirve, entonces, el aumento del PIB? Es un parámetro válido, desde luego, pero no más que eso. Diseñar las políticas públicas únicamente sobre esa base es un disparate. Necesitamos una economía que calcule nuestras necesidades. En términos de salud, educación, urbanismo, medio ambiente, seguridad, por nombrar los más obvios. Luego, ese estudio debe proponer un sistema para generar los medios que necesitamos. Esa es la ecuación que necesitamos.
Estamos creciendo al 3% anual… un éxito estupendo. ¿Y de eso, cuánto es aumento de la felicidad? ¿Qué precio hemos pagado por ese crecimiento?
No se trata de eliminar las leyes del mercado. Pero sí, entender que ellas sirven para algunos propósitos y no, para todos ellos. Soy un determinado defensor del mercado, cuando de vender tomates en el mercado se trata. Ningún sistema mejor hay disponible para ello. Pero aplicar las leyes del mercado en educación – como se propuso – o salud es un disparate. Sacrificar el medio ambiente, o la salud o la educación a las leyes del mercado es la mayor barbaridad imaginable. El sistema sólo conduce al aumento de las desigualdades. Hará más pobre, al pobre y más rico, al rico.
Ese es el desafío que tenemos por delante. No el crecimiento del PIB como único propósito.
El futuro presidente debe tener en consideración este aspecto. Debe ser revolucionario en ese tema, y consecuente. Ha llegado el momento de dar un golpe de timón, de crear un gobierno que trabaje para le gente, no para las estadísticas.
Yo tengo mi candidato para ello, un estadista de experiencia, de ideas y trayectoria. De coraje y prestigio. Que como todo ser humanos, también comete errores. Busque Ud. el suyo, pero teniendo en cuenta lo aquí expuesto. Probablemente haremos entonces la raya frente al mismo nombre.
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Pedro Daniel
Totalmente de acuerdo con lo planteado: sólo un comentario adicional.- Cuando se habla de un crecimiento del PIB, de cualquier magnitud porcentual, lo que se está diciendo es que, comparando la expresión monetaria de la producción de bienes y servicios de un período, versus la expresión monetaria de la producción de bienes y servicios de un período anterior, la primera es superior a la segunda.-
Por lo tanto, en el caso eventual que ese índice porcentual fuera cero significaría que la producción del último período ha sido igual al anterior.-
¿Por qué hacer este alcance?.-
Para destacar que cuando se habla de crecimiento cero, y se dice que el país está estancado, no se puede entender que todo está detenido: …lo único que ha pasado, en este caso hipotético, es que la actividad de un año (los trabajos para producir bienes y servicios) ha sido la misma que el período anterior (expresado monetariamente).-
Entonces, el crecimiento cero (hipotético) tampoco significa estancamiento, o que nadie tiene trabajo, o que las empresas están detenidas.- Lo menciono como otro elemento comunicacional para colaborar a desprendernos de la manipulación comunicacional que se hace con el concepto del crecimiento del PIB como si esto fuera un dogma divino.-
ffrias9
Gracias por el artículo, y es cierto, hoy los economistas y quienes gobiernan (que suelen ser los mismos) viven preocupados y en búsqueda de un crecimiento económico (PIB) al infinito, como si el planeta fuera igualmente infinito en recursos, pero no es así. Además, la felicidad que se vende solo se obtiene con el consumo y obtención de bienes materiales.
Aquí comparto algunas ideas que puede ser complementario:
http://www.elquintopoder.cl/economia/que-el-gobierno-se-preocupe-del-indice-gini-y-no-tanto-del-pib/
Saludos
jose-luis-silva
El 3% anual es una porqueria si pretendemos alguna vez avanzar al desarrollo, especialmente para un país que estuvio una dècada creciendo sobre el 7 y viendo como se multiplicaeron los ingresos, especialmente los ingresos mas bajos. El PIB en si mismo no significa nada, sólo muestra la capacidad que tiene el país para crecer económicamente y por lo tanto de sostener algun «càlculo de nuestras necesidades en términos de salud, educación, urbanismo, medio ambiente, seguridad, por nombrar los más obvios». No saca nada con calcular todo eso si no lo puede encarar por limitaciónes económica.
Asi como los cuidadanos tenemos muchas otras categorias mas importantes para calificarnos que el dinero, el país tambien. Pero sabemos que casi para todo hay que tener alguna condicion económica.
Saludos