Cuando el presidente chileno Pedro Aguirre Cerda ganó la presidencia en 1938, tenía muy claro que un pueblo ignorante no tenía futuro. Su lema marcó la historia de Chile: “Gobernar es Educar”.
Aguirre Cerda se enfocó en el área social en proyectos de alfabetismo y mejoramiento de las condiciones de los profesores, pues como docente, sabía la importancia de la educación para el crecimiento social de una nación.
“Para que la enseñanza pueda cumplir su misión social con toda amplitud es necesario que sea: gratuita, única, obligatoria y laica. Gratuita, a fin de que todos los niños puedan beneficiarse de la cultura, sin otras restricciones que las que se deriven de su propia naturaleza; única, en el sentido de que todas las clases chilenas unifiquen su pensamiento y su acción dentro de las mismas aulas escolares; obligatoria, pues es deber del Estado dar a todos los miembros de la sociedad el mínimo de preparación requerido por la comunidad para la vida cívica y social; laica, con el fin de garantizar la libertad de conciencia y hacer que nada perturbe el espíritu del niño durante el periodo formativo”. Pedro Aguirre Cerda, discurso presidencial del 21 de mayo de 1939.
Esta fue la promesa que llevó a Chile a convertirse en un país con un nivel de cultura superior a las de otros países del Cono Sur en ese período antes de la Segunda Guerra Mundial.
Desde esta perspectiva de gobernar es educar, una nación poseerá las armas para lograr un desarrollo socio-político y evitar caer en deterioros en su equilibrio interno.
Los tiempos han cambiado. La educación como fue vista por Aguirre Cerda tendría que ser adaptada a un mundo más complejo por el efecto de la globalización. El objetivo es volver a formar seres humanos, pues estos poseen el poder en sus manos para elegir gobernantes.
La visión de la educación humanista en las democracias actuales no es un pilar vital. Se vive en sociedades con un alto nivel de falta de cultura y la educación es solo vista como una forma de aprender para después ser parte de la maquinaria de un sistema sin interés en exportar inteligencia crítica.
Una democracia basada en un cuerpo social ignorante no tiene la menor posibilidad de ser crítica y autocrítica, ya que sus ciudadanos no pueden analizar las realidades del entorno, por la falta de conocimientos. La poca visión a corto plazo les impide ver los peligros de elegir aprendices de políticos, quienes pueden tener menos cultura social que sus defendidos.
Una democracia basada en un cuerpo social ignorante no tiene la menor posibilidad de ser crítica y autocrítica, ya que sus ciudadanos no pueden analizar las realidades del entorno, por la falta de conocimientos.
En estos tiempos de democracias mal nacidas y violentadas por la ignorancia, hay que tener claro que nacerán una serie de demagogos, quienes mostrarán los dientes y escupirán soluciones tan fantasiosas como las historias de Harry Potter.
La democracia no es la culpable de su propio deterioro interno, hay que señalar que es la cantidad de ciudadanos sin educación política básica para diferenciar entre promesas sacadas del sombrero de un mago y las que realmente son edificadas con conciencia social y conocimiento de causa sobre lo que afecta y daña los contextos de desarrollo de las sociedades.
Educar significa darle la posibilidad a la gente trabajadora de poder elegir entre la verdad y la mentira escondida tras la propaganda del discurso falso. La pérdida de educación solamente les interesa a grupos de poderes fácticos para mantener un status quo asentado en la falta de educación.
No es solo saber leer, es entender lo que se lee, pues aquellos que solo ocupan la lectura y no entienden su mensaje son más peligrosos para una democracia en crisis; son manipulables y fieros asesinos de ideas, pues distorsionan el pensamiento democrático y lo tratan como dogmas comparables con dictaduras fanáticas.
La educación nos debe liberar de las cadenas de la opresión de la ignorancia, tiene que llevarnos por el sendero del humanismo social y solidario, solo esta logra el efecto de sacarnos de las cavernas del analfabetismo político y discriminación disfrazada de rostros de falsos demócratas y una nueva serie de matones inflados de soberbia; de esa forma, la democracia lograría una oportunidad para renovarse y no involucionar con dirigentes vestidos de falsos socialistas o de liberales con alma de fascistas.
Hay que tener cuidado de la soberbia de los incultos y dueños de promesas falsas. Siempre “Gobernar es educar” y al no hacerlo el producto social serán individuos como Iván Moreira por ejemplo.
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Joe
La ignorancia es la peor pesadilla y con esta generación no hay oportunidad de cambio , una bola de ignorantes.
ffrias9
Es triste, pero hemos descubierto que la actual generación de «nativos digitales», será la primera con un coeficiente intelectual menor al de sus padres»
https://www.elquintopoder.cl/tecnologia/nativos-digitales-con-cerebros-defectuosos/
Ernesto Partida Pedroza
En México tenemos un presidente demagogo, ignorante, misógino y otras muchas características negativas que es descrito muy bien por este artículo. Este es el peor presidente que hemos tenido en nuestra historia. Es alguien de quien deberíamos aprender para que nadie elija a un presidente como este. Por desgracia, parece que nadie aprende. Los países latinoamericanos estamos condenados a padecerlos.
Karla Alfar
Llegar a educar con una visión humanista es imposible en estos tiempos. Hay que ver como los extremistas de ideologías como el comunismo y fascismo destruyen el conocimiento analítico con su minimalismo ideológico. Estamos rodeados de vulgo ignorante que no tiene clase social sino va desde las clases privilegiadas a los clases marginadas.