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Docencia remota, desafíos en tiempos de pandemia

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Cuando ya llevamos casi 2 meses en cuarentena, comenzando recién a adaptarnos a esta nueva realidad, es que se hace necesario detenernos un momento y pensar lo que ha sido este proceso. Cómo una enfermedad, que nació al otro lado del mundo, nos ha cambiado tanto como seres humanos y nos ha puesto a pensar en las necesidades y las formas en las cuales veíamos nuestra cotidianeidad.

Esto no es ajeno a nuestro quehacer como académicos y docentes, mientras estábamos esperando a las y los nuevos cachorros 2020, no nos detuvimos a pensar como nuestro mundo se iba a ver revolucionado y afectado en cada uno de los aspectos de nuestra vida.

Desde la Facultad de Ingeniería, las energías estaban puestas en el rediseño curricular, las nuevas carreras y el llevar a la práctica este gran proyecto 2030, pero nos tocó repensar la docencia más allá de las discusiones en escenarios adversos para ambos lados de la pantalla. Tanto estudiantes como docentes/académicos/as han tenido, de alguna u otra forma, que repensar su quehacer.

Toda planificación docente se desequilibra cuando las condiciones no son las mismas, ahora dependemos del ancho de banda, de la capacidad de nuestros/as estudiantes para poder acceder a las tecnologías y las TICs se toman la primera línea de la educación, pero el acceso sigue siendo limitado.

Acá es donde se hace necesario ir comprendiendo ciertas diferencias, ya que las experiencias de aprendizaje en línea (online) son significativamente diferentes a la docencia ofrecida en respuesta a una crisis o desastre. Es en estos escenarios adversos cuando se catalizan los procesos creativos y la docencia remota se comienza a visualizar más claramente.

El aprendizaje en línea conlleva el estigma de ser de menor calidad que el aprendizaje presencial, a pesar de que las investigaciones demuestran lo contrario. Lo importante radica en cómo somos capaces de motivar cuando la distancia nos juega una mala pasada. ¿Cómo somos capaces de generar vínculos con nuestros/as estudiantes si estamos a un click de ser un ruido de fondo?

La personalización de nuestra actividad docente nos permite no solo ajustar las TICs a nuestra realidad si no que hace necesario el conocer a nuestras/os estudiantes y viceversa. Repensar la docencia desde la perspectiva del estudiante es el foco principal del aprendizaje activo y cuando salimos del “profesor-centrismo” podemos ir dejando tantos estigmas de lado, “si yo no lo enseño, no estarán preparados”, “debo hacer mi clase completa por que no serán capaces de aprender por su cuenta” y la más conocida “como voy a hacer esto si mi clase no es chacota”. Yo los invito a romper estas barreras, y darse cuenta que cuando el foco es el estudiante, todas las herramientas pueden ser procesos de aprendizajes en la medida en que se establezcan los objetivos claros. La pregunta siempre es :¿Que es lo que quiero evaluar? ¿Qué es lo que busco con esta actividad? Y al tener esto claro, Instagram, Tiktok o Twitter tienen sentido y se transforman en herramientas útiles para dar respuesta a estas preguntas y, junto a esto, promovemos interacción y complicidad en momentos donde el distanciamiento sigue siendo necesario para erradicar esta pandemia.

A lo mejor ustedes mientras leen esto dirán: “ya, interesante, pero a mi me cuesta mucho la tecnología” y nosotros les decimos que la transición no es automática, ni tiene que ver con inyectar más tecnología, sino con un proceso capaz de integrar lo tecnológico, lo cognitivo, lo relacional y lo pedagógico.

¿Cómo somos capaces de generar vínculos con nuestros/as estudiantes si estamos a un click de ser un ruido de fondo?

Es por esto que, los invitamos cordialmente a innovar, por que todo es válido cuando se piensa en la formación de profesionales como agentes de cambio desde una mirada y construcción pedagógica.

Ahora, desde mi vereda como Jefe de carrera les puedo contar que es muy importante contar con el desarrollo de una comunidad docente para poder equilibrar la carga y reaccionar en la incorporación de nuevas metodologías. Estos espacios permiten entender el quehacer de mi colega y reconocer la carga de las y los estudiantes. Y desde la vereda de docente, las reacciones de las y los estudiantes frente a nuevas modalidades de aprendizaje son diversas. Las y los cachorros (en mi curso de introducción a la Ingeniería Ambiental) prenden de una y hace muy desafiante la siguiente actividad que realizaremos. Ocupamos fondos virtuales de zoom para que cuenten sus gustos y temas de conversación, nos estamos conociendo a través de nuestra comida favorita, series animadas, bandas de música etc. En cambio, en los niveles más altos se hace mucho más complejo debido a la carga y al estar acostumbrados a ser pasajeros en su proceso de aprendizaje, hay que poner un poco más de energía en decirles que el proceso de aprendizaje es para ellos y con ellos, es un trabajo mutuo, pero sé que siempre terminan motivándose. A fin de cuentas, esto último fue lo que inspiró el desarrollo del proyecto de innovación docente que actualmente estamos trabajando Claudia y yo, vinculado a la incorporación de aprendizaje activo a lo largo de la carrera y disminuir la resistencia.

Con respecto a la trayectoria curricular, es importante aprovechar esta instancia. Esta pandemia ha catalizado los procesos donde debemos repensar lo microcurricular, nos lleva a hacer el ejercicio inverso, en marzo nos vimos obligados a llevar lo presencial a lo virtual y en medio de esto nos enfrentamos a nuevas herramientas, redes sociales, plataformas, etc. Eventualmente, deberemos hacer el ejercicio al revés, llevar lo virtual a lo presencial, repensar la docencia centrada en las y los estudiantes para transformar la forma en la cual desarrollamos profesionales con la mirada hacia el 2030 con un gran foco en innovación y emprendimiento.

No puedo terminar esto sin agradecer a la Red de Aprendizaje Activo de nuestra Universidad, ellos y ellas han sido un apoyo en la discusión de estas temáticas y se transforman en un apoyo constante de los “bichos raros” que nos gusta hacer las cosas un poco diferentes.

Columna escrita por: Dr. René Garrido, Jefe de Carrera de Ingeniería Civil en Ambiente/Ingeniería Ambiental y Claudia Orellana, Asesora Pedagógica, Departamento de Ingeniería Geográfica

 

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René Garrido

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5 Comentarios

ffrias9

ffrias9

Es indudable que en tiempos de cuarentena la tecnología nos ha servido de gran ayuda y no solo en la enseñanza, también en mantener los contactos sociales, pero, debemos analizarla de igual forma a cuando tenemos que utilizar muletas mientras sanamos de una lesión (en este caso la cuarentena), es decir, es una solución transitoria.

Somos animales terriblemente sociales y es tan así, que somos la única especie que requiere ayuda en el momento del parto. Por lo mismo, nuestro cerebro aprende mejor y más rápido con una persona que con un tutorial o un video de esa misma persona.

La conclusión es: la interacción humana es irremplazable.

https://www.elquintopoder.cl/tecnologia/nativos-digitales-con-cerebros-defectuosos/

Saludos

MAURICIO

Estimado, podría indicarme algunas referencias donde se demuestre que el aprendizaje online es de mejor calidad que el aprendizaje presencial. Desde ya muchas gracias.

    Lṉcǝm Animosus

    Lṉcǝm Animosus

    creo que hace referencia al contenido que se entrega mas no al vínculo e interacción

Anysur

Virtualmente no he tenido contacto con los docentes….tampoco mis angelitos.

Lṉcǝm Animosus

Lṉcǝm Animosus

Interesante y propuesta y visión, me gustaría complementar con las palabras de César Coll quien menciona que en un contexto donde las nuevas ecologías de educación van en aumento y por sobre todo ahora en pandemia, una de ellas que tomó gran peso es la virtual, es importante rescatar el vínculo docente-estudiante e intentar aproximarse lo más que se pueda a la singularidad de cada uno, ese último desafío es imposible en la práctica debido al paradigma que impera en la educación chilena que prioriza al contenido y no cómo el estudiante va estructurando su(s) contenido(s).

Sin embargo un paso hacía una educación adecuada es la humanización que menciona usted, que a pesar de los límites del contexto virtual, es posible aproximarse a ésta con actividades que hagan que el estudiante se sienta como una persona en un ambiente interpersonal y no cómo un consumidor de educación y que también a nosotros como estudiantes nos recuerde que quién nos está dictando la clase no es un robot sino un ser humano.

El diálogo docente-estudiante es una herramienta clave en el aprendizaje y es también constitutivo de un ambiente más humano.

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René Garrido

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