Rechazolandia existía desde antes del acuerdo de noviembre, no era una alternativa electoral en ese momento, pero si surgió como el espacio de todos los que estaban en contra de las movilizaciones que partieron en octubre, para luego del anuncio del plebiscito, ser una opción definida en la votación.
Entre quienes habitan rechazolandia hay dos grandes tendencias, una más dura basada en el relato del “país ganador” que rechaza lo que ha ocurrido y los temas sociales en agenda desde octubre en adelante, pensando básicamente que el país estaba bien como estaba, y otro rechazo blando que dice que no es necesaria una constitución nueva, que se corren muchos riesgos, que se deben hacer cambios pero por otras vías, y argumentos de ese tipo.
En rechazolandia hay tantas contradicciones como en apruebolandia: Los grupos que están en contra de las marchas hacen campañas…con marchas, hablan en contra de la “primera línea” pero tienen una suerte de parodia de la primera línea en sus manifestaciones, así como también hay otros contrasentidos más de fondo como hacer creíble el “rechazar para reformar” cuando el comportamiento del oficialismo y los partidos de derecha es de ceder poco o ceder tarde en las discusiones de la agenda política y social de este año.
Pero ¡ojo! que a fin de cuentas, aunque pareciera que es visible un apoyo mayoritario al apruebo, en Chile como en muchos lugares del mundo las sorpresas pueden ocurrir: Trump, brexit, el referéndum colombiano y otros casos similares son muestra de que el espacio del rechazo puede tener una mayoría oculta bajo el radar de las paupérrimas encuestas que sostienen los análisis políticos y la percepción de la opinión pública en general.
Si el rechazo pierde, los mismos políticos que ahora desfilan en matinales y diarios aparecerán recomendando candidatos constituyentes, opinando sobre lo que se debería incluir en el texto y haciendo recomendaciones de todo tipo, lo que requiere una capacidad de adaptación inmediata, por decirlo de forma elegante, que puede parecer oportunista si no se maneja con destreza.
Si el rechazo pierde, los mismos políticos que ahora desfilan en matinales y diarios aparecerán recomendando candidatos constituyentes, opinando sobre lo que se debería incluir en el texto y haciendo recomendaciones de todo tipo
Y si gana el rechazo lo que viene para el sector será un proceso que requiere nervios de acero, ya que aún habrá un gobierno establecido para durar hasta marzo del 2022, múltiples elecciones por delante y una presión, que no será electoral, pero si puede estar en movilizaciones o temas de la agenda pública para reformar aspectos del sistema político o incluso el económico, por lo que si gana el “rechazar para reformar” el país rápidamente va a cobrar la palabra.
Y entonces rechazolandia tendría que ser extremadamente generoso en el triunfo y ser eficiente en legislar todo lo que el sistema político necesita para volver a ser viable, no estamos para lujos.
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