La deliberación de la Convención Constitucional está permitiendo una mirada geográfica y geopolítica profunda del Estado en su condición de forma. Estado Regional Autónomo, es una de las ‘nociones-conceptos’ que se encuentra en debate y que se enmarca en el proceso descentralizador en marcha. Maritorio, es otro que se ancla al primero, destacándose por su tratamiento y oportunidad de instalación en el debate constitucional. La idea de maritorio no es nueva, se viene planteando desde el ámbito académico desde la década de los 70’, problematizándose con los años, a propósito de hacer más inteligible la conexión entre las personas y sociedades con su espacio, a propósito de las aguas interiores del país, vía canales australes, fiordos, islas, archipiélagos y costas, que se encuentran, en lo que se viene a denominar erróneamente «Borde Costero«, en lugar de «Zona Costera».
Para la teoría geográfica este concepto es uno más de la nomenclatura utilizada para describir más específicamente la amplia realidad que permite la idea/hecho de espacio geográfico. El espacio geográfico entendido como producto del dinamismo y heterogeneidad sistemática entre personas organizadas o no, con sus entornos físicos o humano/culturales, necesariamente analizable desde las escalas geográficas diversas, bajo un sistema económico capitalista como el actual, no sólo se traduce en el territorio ´terrestre´, sino que también en un territorio marítimo y en un territorio aéreo. Esta descripción clásica, dispuesta, además, en libros de la Defensa Nacional de Chile, abriría la puerta política y analítica a la de ‘maritorio’, como una categoría, que, quizás, describiría de forma más intensa la relación entre las personas organizadas (o no), con los canales y fiordos australes, islas y archipiélagos, más otros cuerpos de agua continentales y los referidos a los de nuestra larga costa chilena, que según se observa en la deliberación de los constituyentes comprometidos, tendría un alcance sobre el mar territorial, zona contigua, zona económica exclusiva, hasta las referidas a las plataformas continentales.
Se ha planteado en otros debates académicos y geopolíticos la necesidad de diferenciar el trabajo analítico de la geopolítica asociada a la continentalidad, es decir, la expresión terrestre del espacio geográfico v/s la referida a la oceanopolítica, más bien preocupada por todos los cuerpos de agua, representados, prioritariamente en los océanos, los que hoy por hoy, son sumamente estratégicos (siempre lo han sido), producto de los atributos (políticos, poder), con que dotan a los estados nacionales, pero sobre todo, a las grandes potencias y empresas transnacionales, respecto del comercio internacional y los emplazamientos geoestratégicos. Además, en tiempos de cambio climático global se visibiliza todavía más la importancia de los océanos en la configuración de los climas globales y locales que hoy presentan modificaciones en sus dinámicas, no sólo en sus metros sobre el nivel del mar (MSNM) respecto de las masas continentales, que involucran sensibles actividades comerciales, industriales y complejos poblamientos humanos; sino que, también en las dinámicas internas de los mismos (salinidad, corrientes marinas, oxigenación y otras características que les son propias), las que determinan biogeografías acuáticas, costeras y globales.
En consecuencia, maritorio, en cuanto categoría de análisis que describiría esta parte del espacio geográfico mencionado, si bien pudiese tener un acento antropológico y otras interpretaciones disciplinares, incluida la geográfica y política, estaría revestido de uno geopolítico/oceanopolítico, que transversalmente ha sido recogido de forma positiva por los integrantes de la comisión ‘Forma de Estado’ y por el pleno de la Convención Constituyente que la aprobó en general.
Queda por ver la discusión particular y como debería reflejarse en la Política Nacional Oceánica de Chile (PNOCH), Libros de las Defensa Nacional de Chile, la Política Nacional de Ordenamiento Territorial (PNOT), cuerpos de leyes diversos, ley ambiental y, por defecto, pareciera ser, consolidaría desde una dimensión geopolítico/oceanopolítica una relación espacial de poder, en la unidad que ha caracterizado al Estado chileno y en la necesaria profundización descentralizadora que el mismo precisa en esta transición de orden territorial en la que se encuentra el país.
El concepto de maritorio debe entenderse como parte constituyente del espacio geográfico nacional, para evitar se transforme en otra forma de fragmentación territorial, que se sume a las dificultades que nos han llevado a enfrentar la cuestión territorial
El concepto de maritorio debe entenderse como parte constituyente del espacio geográfico nacional, para evitar se transforme en otra forma de fragmentación territorial, que se sume a las dificultades que nos han llevado a enfrentar la cuestión territorial desde tres políticas distintas y quizás, con tres consejos nacionales: uno, de desarrollo urbano, otro rural y si se toma en serio la PNOT, otro de ordenamiento territorial. Empoderemos a los Gobiernos Regionales y a la Comisión Interministerial de Ciudad, Vivienda y Territorio (COMICIVYT) y seguimos.
Columna en co-autoría con José Orellana Yáñez, Académico Escuela de Ciencia Política y RR.II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH. Magíster en Ciencia Política, Universidad de Chile. Licenciado en Geografía y Geógrafo, Pontificia Universidad Católica de Chile.
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