Acercándose el aniversario del nefasto día 18 de Octubre, da para ciertas reflexiones. La principal, es como la opinión pública baila al compás de la narrativa que dicta…¿quién? Esa es la pregunta más de fondo ¿quién?.
Ahí se observa que hay distintos actores que van estructurando la narrativa. En el Chile actual, los Hermosilla, las Cubillos y en particular, los crímenes que arrecian. Todo esto tiene una particularidad: que son cosas intempestivas, novedosas hasta que nos acostumbramos. Esto, al tener una caja de resonancia enorme en las redes sociales, efectivamente crean la narrativa imperante.
A nivel internacional, la seguidilla de guerras que se están originando crean la nueva narrativa. Si bien la guerra en Ucrania ya lleva casi 1000 días, en lo que se vuelve casi transparente para algunos; pero la ofensiva de Israel y posterior entrada en conflicto de Irán, hacen que la guerra siga generando «novedades», lo que, otra vez, maneja la narrativa a la que estamos expuestos.
Estas narrativas estructuran lo que conversamos, y nuestro estado de ánimo imperante. En particular hacen que nos enfoquemos en tal o cual tema. Y activan o desactivan temas de discusión local. Por ejemplo, la guerra ¿dónde están los pacifistas pidiendo que se recorten presupuestos militares? a nivel local, están escondidos todos los que pedían la refundación, si no la eliminación, de Carabineros. Mis observaciones son un poco naive, ya que esto fue descrito hace más de 120 años por un marxista, Gramsci, con sus teorías sobre la hegemonía. El caso es que antes un estudioso de los temas podía, casi, identificar quienes eran los generadores de la hegemonía imperante. Pero en estos tiempos, la cosa se ve más difusa.
Un país que valora la iniciativa privada, por sobre los estímulos fiscales, construye empresas fuertes. Y, sobre todo, estimular la competencia real, bajar costos de entrada
Por todo esto, la pregunta sobre quién estaría construyendo la narrativa actual, al no tener una lógica, impide pensar seriamente hacia donde vamos. De alguna forma uno avisora una decadencia de la democracia, lo que, en la lógica de Polibio, vamos derecho a una dictadura ¿de quién?. No pareciera que del proletariado, así que a los nostálgicos de Marx, malas noticias, mas bien pareciera que se quisiera volver a lideres poderosos, que se autodeclaran bienintencionados, pero algunos sabemos que eso no termina bien. Entonces, la narrativa actual nos va conduciendo, políticamente, a algún lugar que es difícil de definir.
Pero si hay un elemento que pareciera ser cada vez mas validado: es la economía de mercado. Dado eso, la conclusión que Chile debiera tomar es aprovechar que fue un referente de aquella, y con algunos matices, y sobre todo una buena política de transparencia y honestidad, se podría ser líder nuevamente. Un país que valora la iniciativa privada, por sobre los estímulos fiscales, construye empresas fuertes. Y, sobre todo, estimular la competencia real, bajar costos de entrada, y en particular, evitar que las reglas estatales favorezcan la concentración. Ese punto en particular es la paradoja: el Estado se queja de que hayan algunas empresas grandes y muchas chicas, pero el Estado se nutre de las grandes. Sus regulaciones solo la pueden cumplirlas las grandes empresas. Entonces ¿cuándo nos vamos a creer, de verdad, la narrativa del libre mercado (que ya está probado funciona)?. Cuando de verdad eso suceda, Chile podrá salir del hoyo en que nos han ido dejando.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad