Es un hecho que los zombies estan de moda. Películas, libros, series. Lo que no es nada simpático es que esten también de moda en el mundo laboral. Desde hace un par de años, en el área de recursos humanos y empresariales se ha popularizado el término «empresa zombie«: aquella que genera el dinero justo para seguir activa o lo obtiene mediante préstamos, pero que se encuentra en una situación de declive y no tiene capacidad financiera para acometer su cierre y las obligaciones que derivan del mismo. Ligado a eso, está el concepto de «empleado zombie»: aquel empleado que está presente en su puesto de trabajo pero ausente emocionalmente, que es mínimamente funcional dentro de la organización, y que tienen su principal manifestacion en aquellos que dicen algo se ha estado haciendo de la misma manera durante años y a ellos les ha ido bien. Es lo que se conoce como un «Working Dead».
La idea detrás de esto era que un empleador comete un grave error al usar el chantaje emocional contra un empleado, graficado en “tener trabajo, hoy en día, es un lujo”. Un empleado necesita estímulo, reconocimiento, reforzamiento positivo, porque de lo contrario deja de ser útil para la empresa y la arrastra en su apatía, contagiando a los demás. De ahí los miles de miles de cursos de liderazgo y gestión de personal. Lo interesante es que el working dead no es despedido, pese a que no es tan difícil de identificar, porque las empresas prefieren mantener en la nómina a este tipo de empleados para no enfrentar el costo de su liquidación. Lo que hacen algunas es presionarlo para que renuncie, o sea bullying laboral. Pero otras prefieren que ese working dead siga en nómina, porque tampoco quieren asumir el costo de una demanda laboral.
El problema es cuando ya no hablamos de apatía, sino de cuando hablamos de drama.
Hace unos días, el períodico español El País publicaba un artículo que debería preocuparnos mucho sobre un nuevo tipo de trabajador, el «Trabajador zombi», que en España es aquel que va a su trabajo, esta sus 8 horas, regresa a su casa, al día siguiente y todo el mes va a su trabajo y a fin de mes no cobra su sueldo. Ni ese mes, ni el anterior, ni durante los ultimos 6 meses o 9 meses. Incluso hay trabajadores zombie que no han cobrado en mas de un año.
Aquí ya no hablamos de apatía, ni de sadomasoquismo, sino de un sistema creado para perjudicar a un trabajador. Estas personas no es que no quieran cobrar un sueldo, es que están atrapados. Si renuncian, saben que no tendrán posibilidad de encontrar un empleo remunerado, pierden totalmente la posibilidad de recuperar lo que les adeudan, y peor: no tienen derecho a indemnización. Si no van a trabajar, dan pie a ser despedidos sin derecho a indemnización ni a que les paguen lo que se les debe. ¿Cobrar el paro? Eso sólo lo pueden hacer aquellos trabajadores que son despedidos y las empresas zombie no despiden, no les es rentable. Y aun cuando hubiera alguna posibilidad, el problema es el mismo paro: el desempleado sólo tiene acceso si cotizó como trabajador en la Seguridad Social durante al menos 360 días, cosa que no esta pasando en España donde muchos trabajadores se encuentran que no tienen derecho a paro porque sus empleadores o no han cotizado o lo han hecho por menos del tiempo legal.
¿Que alternativa queda? Demandar. Pero la cosa no es tan simple. Porque si el trabajador que demanda deja de ir a su trabajo, la demanda la gana el empleador, aunque le adeude un año de sueldo. Asi que toca ir a trabajar durante al menos los 7 u 8 meses que puede durar un juicio (en la version optimista del asunto), en los que sigue sin recibir sueldo, y ademas enfrenta el bullying de parte de su empleador demandado.
¿Cómo se llegó a esto? De dos maneras: abuso laboral y abuso interempresarial. El abuso laboral estuvo en que muchos empleadores pagaban sueldos miseria o incluso reemplazaron a trabajadores estratégicos con becarios o trabajadores con sueldos pagados por el Estado vía subsidios. Pero esta el lado b: grandes empresas que, al contratar un servicio de una pyme, exigian rapidez en dicho servicio que no estuvo acorde con el pago del mismo. Una empresa tiene derecho a pagar a 120 días. Una empresa pequeña que depende de los pagos para pagar a sus empleados o sus deudas siempre va a estar en mora porque quien debe pagarlo puede hacerlo en dos o tres meses. Y cuando ya no es una gran empresa sino varias e incluso cuando el Estado u organismos públicos adoptan esta política de 120 días, las pequeñas empresas, que son las que tienen al 80% de la población en sus nóminas, incumplen con sus obligaciones con sus trabajadores.
Resumen: que el sistema lo que creó fue esclavos. Gente que no recibe un sueldo pero que igual tiene que trabajar.
Lo interesante es que el working dead no es despedido, pese a que no es tan difícil de identificar, porque las empresas prefieren mantener en la nómina a este tipo de empleados para no enfrentar el costo de su liquidación. Lo que hacen algunas es presionarlo para que renuncie, o sea bullying laboral. Pero otras prefieren que ese working dead siga en nómina, porque tampoco quieren asumir el costo de una demanda laboral.
¿Alarmista? Está ratificado con el hecho que los parados de Madrid tendrán que realizar trabajos como jardinería, reparaciones de calles, labores de mantenimiento o labores de información al público durante máximo de seis meses y en jornadas de hasta ocho horas para no perder su paro, pagándoseles 500 euros, menos del sueldo minimo español. Descaradamente, el presidente de la Comunidad, Ignacio González, señaló que la medida servirá para que los desempleados no pierdan el ritmo de trabajo.
Esto está pasando en Alemania, en Francia, en Gran Bretaña, en Estados Unidos y en Chile. No solo tenemos working dead que afectan a empresas, tenemos working dead que no reciben sueldo por sus trabajos y tenemos empresas pequeñas que estan asfixiadas por otras más grandes y abusadoras. Lo que ocurre es que no se nota tanto, porque no estamos todavía en crisis, pero es algo que vemos a diario en los supermercados: no es que desaparezcan productos porque dejen de existir, es porque el retail no le paga a su proveedor y éste ya no le da la gana seguir entregando su mercancía.
Capitalismo empresarial. Y si dramas como el que comenta El País ocurren en un país como España, que algo de bienestar social ha tenido y todavía mantiene, ¿que nos espera a los chilenos que somos la meca del capitalismo?
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vasilia
De nada 🙂
Pero este asunto no tiene que ver con quien gane elecciones. Tiene que ver con como se entiende un pais. Si entendemos el pais desde el punto de vista de «laissez faire, laissez passer», luego no nos quejemos. Si creemos de verdad que el mercado se autoregula estamos perdidos. Y esas dos mentiras son las que tenemos que combatir.
No, un empresario no puede tener cancha libre sin que el Estado no intervenga o solo intervenga cuando el empresario se encuentra urgido o necesitado, porque el empresario no sabe trabajar en una cancha libre. No, un empresario no puede seguir creyendo que el pagar bajos sueldos es ganancia para el, porque entonces se olvida que el trabajador mal pagado es una persona que no consume. No, no podemos aceptar cualquier cosa porque tenemos que pagar cuentas y vivir. Si aceptamos cualquier cosa, no solucionamos nada y mas encima nos frustramos. Y claro, tenemos que ser unidos, como trabajadores y como sociedad, no ser tan individualistas. El divide y venceras es la maxima empresarial y vaya que les funciono en España.
ajonetto
Me gustó mucho este artículo… tanto, que inclui otra visión más sobre como la zombificación de algunos individuos está irremediablemente afectando nuestra forma de percibir las masas para peor.
Felicitaciones Marcela, espero tu comentario en este link:
http://elquintopoder.cl/sociedad/de-zombies-elites-y-relojes-la-presencia-del-mito-en-la-actualidad/
Andrés Cancino
Que asco.
Es impresionante a lo que se llega, se justifica y se considera normal.
Espero sinceramente que aquel que gane las elecciones sepa generar los espacios para que quienes quieran generar cambios puedan hacerlo.
Gracias por la información. No tenia idea.