“¿Quién sabe cuánto cuesta hacer un ojal?”, preguntaba un joven estudiante de derecho a la comisión examinadora, para obtener el título de abogado hace más de 90 años, refiriéndose a las trabajadoras domiciliarias de la industria textil de aquellos tiempos. Nadie en la sala de examen podía imaginar que aquel joven profesional sería el futuro santo Alberto Hurtado.
La pregunta resuena fuerte hasta nuestros días. ¿Cómo están hoy las condiciones de vida y de trabajo de los más pobres de nuestra sociedad? Como Fundación Emplea de Hogar de Cristo, la conmemoración del día del trabajo nos llama de particular modo, a revisar el camino recorrido para acompañar a miles de personas que hoy día siguen sin trabajo o trabajan de forma precaria. Nos da la oportunidad de mirar cuánto hemos avanzado como sociedad en la reducción de la pobreza y la exclusión social.
Nuestro país ha logrado, en poco más de dos décadas, reducir la pobreza desde el 38,6% del 1990 al 14,4% del 2011, y también nos invita a mirar cómo, no obstante los esfuerzos y logros, seguimos teniendo un tremendo desafío y deudas en el acceso al mundo del trabajo y en la capacidad de generar ingresos autónomos entre los más pobres y vulnerables. Del 20% más pobre del país sólo el 57% trabaja y los ingresos que generan no logran que su hogar salga de la pobreza. Entre las mujeres pobres solo el 26% trabaja y entre los jóvenes esa cifra alcanza el 27%. Esta realidad nos sitúa entre los países de peor desempeño comparándonos con aquellos que son parte de la OCDE y los del subcontinente.
En Fundación Emplea llevamos más de 15 años acompañando diariamente a miles de mujeres y jóvenes (este año 2014 serán 3 mil) que buscan salir de la exclusión a través de la capacitación y la inserción laboral. El acceso a un trabajo de calidad ha representado, para muchos de ellos, no solo la posibilidad de solventar las necesidades básicas de sus hogares, sino también un espacio de inclusión en el que han tejido redes, forjado amistades, fortalecido su autoestima y sobretodo les ha permitido salir de la invisibilidad en la que nuestra sociedad muy a menudo relega a aquellos y aquellas que viven en la pobreza.
Los resultados de nuestro trabajo son fruto de la esperanza que aún tienen de poder mejorar sus condiciones de vida, de políticas públicas que han comenzado a asignar creciente importancia a la capacitación de los desempleados e inactivos y a más de 300 empresas que creen que su rol social pasa por la generación de oportunidades para los más vulnerables.
Del 20% más pobre del país sólo el 57% trabaja y los ingresos que generan no logran que su hogar salga de la pobreza. Entre las mujeres pobres solo el 26% trabaja y entre los jóvenes esa cifra alcanza el 27%.
En esta conmemoración y al cumplir 70 años de trabajo por los más pobres entre los pobres (Hogar de Cristo), invitamos a muchos más a sumarse a este desafío de justicia, multiplicando los esfuerzos para que las oportunidades de una vida mejor sean en Chile una realidad para todas y todos.
* Entrada escrita por Remo Pompei, Director Ejecutivo de la Fundación Emplea
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