Queda poco de las vacaciones. Los últimos veraneantes visitan comunas que los reciben con los brazos abiertos. Se promocionan en los noticiarios televisivos las bondades de la naturaleza en su esplendor: playa, campo, montaña. Todo es bello y se invita a disfrutar de las más diversas formas de entretenimiento, desde deportes extremos a tranquilas caminatas. Lo mejor para que el veraneante se deleite con experiencias nuevas, únicas, vibrantes.
Y ahí están los reyes de la temporada: los turistas, esos seres deseados por los emprendedores que viven en caletas, balnearios, poblados pequeños y que apostaron todo al verano, esperando poder financiar los largos meses en que se vuelve al puñado de habitantes que hacen patria bajo las inclemencias del crudo invierno.Muchos trabajadores del sector turístico tendrán nuevas historias que contar este verano y confirmarán una vez más que hay chilenos que bien se merecen la categoría de «turista non grato»
Hay páginas en internet donde sus majestades pueden calificar desde los más empingorotados hoteles hasta las posadas más modestas. Se utilizan las redes sociales para dar con datos sobre la calidad de los lugares visitados. Así se pueden conocer las gloriosas «picás» que complacen a paladares que, si bien, no son tan sofisticados, cuentan con un gran espacio estomacal. También se recomienda obviar lugares en los que sus excelencias no fueron bien atendidos y el servicio no estuvo el servicio a la altura de tan importantes personajes. Es su derecho, ¡es su deber! Para que la sociedad conozca y castigue a los que quieren pasar gato por liebre.
¿Y dónde el grupo de emprendedores que ofrece servicios al turismo, puede expresar su punto de vista? Más aún, ¿Dónde el personal de servicios de aseo, mantención y atención a público en restaurantes, hoteles, hostales, residenciales, etc. puede reclamar? , ¿Sabemos cuántas cosas hay que aguantarle al turista que es devoto de esa creencia tan chilena de que «estoy pagando» y por tal motivo, «hago lo que quiero»?
¿Pagar por la habitación incluye que la camarera tenga que recoger los papeles -¡y toallas!- higiénicos sucios del suelo, porque al señor o señora no le dio la gana dejarlos en el recipiente para tal efecto?, ¿Pagar por pernoctar le da derecho a volver en mal estado y devolver todo lo que tomó y comió sobre la alfombra en su habitación, sin siquiera expresar un «lo siento» ni mucho menos, tratar de limpiar algo?, ¿Pagar por una comida le da derecho a decirle pesadeces al mozo cuya piel es más oscura que la suya?, ¿Porque es cliente y le están sirviendo algo que paga, es su derecho propasarse con una señorita que no está ofreciendo servicios sexuales?, ¿Pagar el alojamiento de toda la familia le da derecho a que sus niños hagan todo lo que en su hogar -por educación y decencia- les está prohibido?
Historias de turistas sucios, insoportables y prepotentes hay por montones. También existe, ante situaciones molestas, el dueño del local o negocio que no siente afecto ni respeto por su personal y permite frases y acciones humillantes. Muchos trabajadores del sector turístico tendrán nuevas historias que contar este verano y confirmarán una vez más que hay chilenos que bien se merecen la categoría de «turista non grato». Al fin de cuentas, no hay insecto más molesto que el piojo resucitado.
Comentarios
20 de febrero
Acertada su columna, Cyrana. El arribismo que enferma a nuestra sociedad ha parido a estos especímenes incapaces de respetar a los demás,carentes de cultura. Queda muy bien lo de piojo resucitado.
Se hace necesario, obligatorio un registro del mal turista,foto incluida. Y también castigar a los dueños de establecimientos que no defiendan a sus trabajadores. Es impresentable esa actitud servil,hacer la vista gorda a los abusos a los que se ve sometido el personal por intentar entregar un buen servicio.
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