Durante años en Chile, desde el termino de la dictadura y el comienzo de la Democracia, se instauró el paradigma de que la izquierda y centro izquierda representaban al pueblo oprimido, al cual había que liberar. Después de más de 40 años, la palabra «libertad» se ha manipulado en eslogan como «justicia social», «vivir con igualdad», etc., pero nada de eso ha pasado: Chile ha cambiado a empujones provenientes de ideas e influencias foráneas, del arrastre del proceso «macro económico» y no producto de un desarrollo social político, económico integral provenientes de políticas de Estado. Chile ha cambiado, pero no ha «evolucionado».
La ciudadanía despertó y ya no cree los eslogan ni las palabras de buena crianza de nuestros políticos, ahora los chilenos exigimos probidad, y que nuestros poderes que nos gobiernan y dirigen -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- hagan su trabajo.
Las nuevas generaciones proclives a los impactos mediáticos de la contingencia, no analizan los hechos para lograr la toma de decisiones y actúan por instinto, como fue el caso de las manifestaciones del movimiento escolar que exigió gratuidad educacional en un país como el nuestro que aún no logra solucionar el distanciamiento y diferencia de calidad entre la educación pública y privada; se empezó al revés, por el financiamiento y la calidad quedó postergada, al parecer porque lo único que importó para los movimientos estudiantiles fue no pagar los estudios, hipotecando otros programas sociales que tampoco estaban bien orientados.
El descrédito de nuestros políticos por los casos de corrupción, especialmente los de financiamiento de la política con boletas falsas por servicios que no se realizaban, con empresas de papel para cubrir los pagos de estas boletas: los casos Soquimich, Penta, la influencia de políticos en proyectos de ley como lo ocurrido con la Ley de Pesca, o el tráfico de influencias como lo sucedido en el caso Caval, repercutió en toda la esfera política, lo que nos hace pensar que durante 40 años fueron oposición y Gobierno, sabiendo de estas prácticas ilegales, quienes engañaron al país con discursos de igualdad y justicia social mientras practicaban manejos ilícitos.
Hoy en día seguimos hablando de la dictadura, de los detenidos desaparecidos, a pesar de que las cabezas visibles de estos delitos están tras las rejas. El PC intenta ganar empatía social manteniendo la figura de «victimización» por sucesos ocurridos hace más de 40 años. A la derecha y los políticos que fueron parte de la dictadura se les olvidó o no vieron nada de lo sucedido, solo se ha procesado y recluido a militares, extraño que no haya civiles procesados.
Chile necesita avanzar, para lo que nuestros políticos deben dejar de boicotearse entre ellos, es decir proyecto que saca la izquierda o centro izquierda es boicoteado por la derecha o viceversa, ¿donde está el cumplimiento de su rol como representantes del país y sus ciudadanos? Si un proyecto es beneficioso, ¿por qué no es validado por todos? Porque existe algo que se llama «ambición» política, donde lo único que interesa son las elecciones y qué partido o facción tiene más poder. Por eso somos una nación aún en desarrollo, a pesar de los recursos y materias primas que tenemos, de las cuales no hemos generado desarrollo a nivel país, como lo que ocurrió con el litio, con el que recursos extranjeros se quedaron con esta potencial riqueza para el país, por nombrar un ejemplo. No hay desarrollo a nivel de ciencias, los creadores e innovadores deben irse de Chile para dar forma a su creatividad en otros países donde son aceptados.
Sin embargo, la ciudadanía despertó y ya no cree los eslogan ni las palabras de buena crianza de nuestros políticos: ahora los chilenos exigimos probidad y que nuestros poderes que nos gobiernan y dirigen -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- hagan su trabajo; nuevos líderes han aparecido lejos de las antiguas retóricas y manejos, este cambio de paradigma donde un político que habla a la cámara sabe que no será escuchado a menos que con su conducta y ejemplo en conjunto, se refleje en sus proyectos y en su trabajo en general.
Comentarios
08 de enero
Despertar de que? Paradigmas de que, para que?, que es avanzar? Que hayan mas promesas que no se cumplan? Que al intentar cumplirlas se crean problemas mayores que amenazan el bienestar del pueblo? Eso es avanzar?
Avanzar o retroceder está asociado a acercarse o alejarse de cumplir un propósito. ¿Tenemos un propósito tan claro como para decir que avanzamos? Quizá los problemas son el costo de avanzar, pero como sabemos si no tenemos un propósito claro para darnos cuenta cuando avanzamos?
Ya hemos tenido antes crisis mucho mayores por descrédito de autoridades, políticos e instituciones. Ya hemos caído antes en el engaño de promesas falsas de beneficios imposibles de lograra porque el estado no puede financiarlas Y hemos caído antes en promesas de igualdad para todos que al final sólo fueron para favorecer a ciertos grupos de presión política. Ya hemos tenido todo esto. ¿Vamos a volver y sostener paradigmas que nos llevaron a eso?
Debemos unirnos por el propósito claro de desarrollar el país y adoptar los paradigmas que sean necesarios para eso o nunca saldremos del pantano. ¿Y acaso tenemos un camino claro para eso?
Si, lo tenemos, ya sabemos que hacer y que paradigmas adopar para eso porque ya lo hemos hecho. Y este video, que ya tiene miles de visitas lo demuestra:
Saludos
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08 de enero
Quisiera echarle mas pelos a la sopa, porque hay otros paradigmas que debemos cambiar:
El estado es un pésimo empleador: Basta ver hay una gran cantidad de personas boleteando de por vida, una empresa privada no lo puede hacer legalmente; contrata gente inepta en mandos medios por favores políticos, para echar a un empleado inútil se le debe abrir un cuaderno de sumario. Solución brutal: Aplicar la misma ley de contratación de la empresa privada y chao con los famosos escalafones estatales y carrera funcionaria.
El estado es un pésimo dueño y administrador de empresas, fundaciones y entidades sociales, ejemplos sobran: Sename, escuelas municipalizadas, hospitales publicos, Codelco, etc. Pero tiene entidades exitosas: El SII, las escuelas bicentenário que son exitosas pero que solo un estupido pondria fin como alguien ya tiene planeada, el instituto nacional y el liceo de aplicaciones que eran buenos hasta que los políticos con ideas geniales de nivelar para abajo cagaron la educación pública. Solución brutal: El estado solo debe ser arbitro y rayar la cancha para que se cumplan las leyes, debe entregar la administración hospitalarias, sociales y educacionales a las municipalidades, entidades estatales autónomas (ejemplo: SII, la contraloría y el banco central) o fundaciones sin fines de lucro o religiosas (ejemplo: Las mejores escuelas son manejadas por jesuitas, los salesianos y las escuelas bicentenario) Chao estado administrador, lo hace pésimo.
¿Alguna idea mejor?
+2
08 de enero
Sin «confianza en instituciones y personas» no puede haber objetivos claros. Por eso es importante la participación ciudadana pero ante todo el rol de nuestros gobernantes y sus poderes.
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