#Tecnología

Con mis datos ¡No!

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La proliferación del uso de redes sociales, fenómeno que cada vez va más en auge; las aplicaciones para nuestros celulares (APP), que cada vez van más en aumento y los servicios empresariales por páginas web, que cada vez crecen y se tornan casi de uso cotidiano para sus clientes, son adelantos tecnológicos, beneficios de la misma, que a simple vista solo cumplen el rol enunciado, pero que a su vez están realizando un análisis y, teniendo en cuenta un poco de conocimiento técnico en informática, podemos saber de sus dueños, más allá de estos adelantos tecnológicos.

Las redes sociales, de por sí están hechas para compartir información, ya sea desde opiniones como Twitter; material un poco más detallado como Facebook; un videoBlog en YouTube, o columnas como en este mismo portal. El asunto acá es prácticamente evidente, nuestros datos que de por sí muchos son personales, son públicamente compartidos con todas las personas, pero esto no es lo de real relevancia. El problema está en el almacenamiento de estos, es decir, toda la información personal que nosotros compartimos (ya sea para registrarnos en la red social o requisitos de la misma) es guardada en servidores de las redes sociales para poder hacer uso de estas. Caso conocido es el de Facebook, en donde las publicidades que nos muestran siempre van al unísono con las temáticas de nuestras publicaciones en las biografías.

Esta estrategia sólo es posible al saber nuestra información (la cual nosotros mismos proporcionamos) y dar uso de unos algoritmos impresionantemente monstruosos para mostrarnos publicidad que sean del gusto nuestro o ¿Nunca se han preguntado por qué aparece publicidad de las cosas que nos llaman la atención? Lo maquiavélico de esto es el perfilamiento de nuestra información en base de datos, un manejo de información digno de alabar. Este perfilamiento en base de nuestros datos, es posible por distintas acciones. Una de ellas es el cruce de las bases de datos, es decir, la información de una aplicación, red social o página web es compartida con otra mediante el traspaso de información. Este es el caso que sucede con las apps de una misma empresa como, por ejemplo, Facebook y Waze.

Al ser del mismo dueño, la base de datos de esta empresa (que es incuantificablemente gigante) contiene nuestra información académica, personal, gustos, estado civil, además de cuáles son las ubicaciones de nuestra casa, trabajo, familiares, rutas conocidas, entre otros. Al guardar una ubicación con un nombre (en el caso de Waze), esta información es almacenada y asociada a un ID, que en este caso es del teléfono. A su vez, como Facebook también almacena el teléfono de las personas (y si no lo proporcionó como información no se preocupe, con su propia app lo obtiene), fácilmente puede tener cuales son los lugares “especiales” de casa uno de sus usuarios. En base a este ejemplo podemos trazar redes entre Whatsapp y Facebook, Youtube y Gmail, Google y Android, Hotmail y Microsoft, por nombrar algunos más conocidos. Estas empresas realmente saben todo sobre nosotros, pero absolutamente todo, incluso lo que vemos por televisión (¿O acaso querían dejar fuera las Smart tv?).

Estas empresas con esta información pueden hacer estrategias de lo que se les ocurra con nosotros. Pueden vender, por ejemplo, bases de datos de una ciudad con personas de un cierto rango etario, con una capacidad adquisitiva X las cuales sean propensas a contratar un plan telefónico con una taza de aceptación por sobre el 90%. Esto, estimados lectores, se llama el “business intelligence” una estrategia de marketing para segmentar el público. También pueden saber la ubicación de personas de una cierta tendencia y proporcionar información privilegiada a fuerzas militares (por muy extremo que parezca, es una realidad).

Lamentablemente esta tendencia va en crecida. Miremos la nueva app de la SUBTEL, la cual tiene permiso para acceder a la identidad, contactos, ubicación, fotos, multimedia, archivos información de la conexión WIFI y el acceso completo a la red de sus usuarios. Esta información queda almacenada en los servidores de la empresa que desarrolló la aplicación. La pregunta ahora es ¿Para qué?, la verdad… juzgue usted.

Este perfilamiento de nosotros en base a nuestros datos, es posible por distintas acciones. Una de ellas es el cruce de las bases de datos, es decir, la información de una aplicación, red social o página web es compartida con otra mediante el traspaso de información, lo que sucede habitualmente con apps de la misma empresa, como por ejemplo Facebook y Waze

La guinda de la torta la pone el Acuerdo Transpacífico, el que penosamente fue firmado el jueves pasado. En él se permite que, además de hacer un uso de nuestra información, nosotros no podamos acceder a ella, ¿Paradójico no?

Es inadmisible y deleznable saber que no exista legislación alguna que regule este tipo de acciones, es inminente una ley que nos permita proteger nuestros datos y no alimentar de forma gratuita a las grandes empresas un manejo voluptuoso de datos para que después puedan saber al desnudo prácticamente quienes somos.

La información  privada siempre debe ser encriptada y dejar al beneplácito de cada uno el uso de aquella.

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Daniel Baeza Torres

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