Este trio de niños podrían dar lugar a una segunda parte de la novela de Irwin Shaw «Hombre rico, hombre pobre», donde dos hermanos van labrando su futuro, dependiendo de sus actos y de las condiciones que les dio la vida para desarrollarse.
El 9 de marzo del año 2010 un niño colorín de la localidad de Iloca se ofreció a mostrar al canal del diario La Tercera (3TV) lo que había sucedido con su escuela post tsunami. En ese video el niño reclama por la demora en la ayuda y le solicita al Presidente Piñera que le envié una “zafrada». La aparición en ese medio y le significó una escalada mediática que al día de hoy le reporta 1. 129.881 visitas del video en youtube y una seguidilla de apariciones en medios y campañas.
Desenfado es la primera palabra que se me viene a la boca cuando recuerdo a Zafrada. Cómo este chico, educado en escuela municipal, con el trauma de una catástrofe puede, con entereza y desparpajo, llamarle la atención al Presidente de turno.
El año 2008 una banda de delincuentes asalta a un empresario japonés, entre los implicados se encontraba un niño de nueve años que presentaba un pequeño prontuario de delitos y que por no poder decir la palabra “cigarro” y balbucear un “cicarro” se adjudicó ese alias en el mundo del hampa infatil. La falta de una familia, un entorno social adecuado, la desidia del Estado, la no continuidad de tratamientos o incluso la puerta giratoria, fueron los argumentos usados para describir cómo este niño no podía ser corregido o rehabilitado, a pesar de su corta edad.
Rabia es la sensación que me dejaba ver que un niño pequeño no pudiera disfrutar de su infancia y deambulara entre centros de menores, comisarías y tribunales. Rabia debe ser lo que siente Cicarro cuando lo pillan y lo mismo al lograr encontrar una sonrisa amiga en algún funcionario de tribunal o carabinero, y luego volver a un mundo donde si no eres duro te come la vida.
En noviembre del 2003 nació un niño hijo de un ex-Presidente argentino y de una chilena, reina indiscutible de la farándula local. La vida de ese «pibe» se contrapone abruptamente con la de Zafrada y Cicarro, incluso su nombre recuerda a varios emperadores romanos, héroes y hasta un usurpador del trono de roma. El pibe o el cabrito, dependiendo de qué lado de los Andes estemos, carga con la fama de sus padres y con una red de protección familiar, política y mediática, que auguran un futuro luminoso o un desmadre portentoso.
Tranquilidad debe ser lo que quiere su madre para el hijo de dos naciones. Que su vida transcurra, en la medida de lo posible, sin los avatares de otro hijo de famosos. Puede ser Presidente, pensará su padre, de hecho Manuel Blanco Encalada nació en Buenos Aires y fue el primer Presidente de Chile y Nestor Kirchner era hijo de una chilena.
Este trio de niños podrían dar lugar a una segunda parte de la novela de Irwin Shaw «Hombre rico, hombre pobre», donde dos hermanos van labrando su futuro, dependiendo de sus actos y de las condiciones que les dio la vida para desarrollarse.
Esta vez sería tres amigos o tres desconocidos, que googleados, nos muestran cómo el destino puede construir realidades distintas en los niños y niñas de este país.
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