Hace mas de 4 años, un día 10 de septiembre a las 21:00 horas aproximadamente, cansado después de una jornada de trabajo, con un viaje al sur en el día, y en la noche a cumplir con mi trabajo nocturno en un Instituto dictando clases, fuimos despachados temprano por víspera del 11 de septiembre.
Opté por trasladarme a mi casa en Transantiago para irme sentado, lo que no hacia casi nunca, ya que uso metro. Al llegar a la estación Del Sol, el bus se detiene, abre sus puertas y dos delincuentes jóvenes intentaron sustraerme mi bolso de trabajo, donde porto mi notebook, y otros implementos de trabajo, reacciono y me bajo junto a los dos tipos. Se produce un forcejeo y golpes, fui ayudado por personas que estaban frente al paradero y, coincidentemente, pasó una patrulla policial. Recuperé mis cosas, pero al forcejear, más el intercambio de golpes, caí mal al saltar y lesioné mi pierna izquierda, resultado: fractura de platillos tibiales de grado grave. Durante 18 meses estuve recuperándome después de tres operaciones, quedar con una discapacidad permanente y con una prótesis en mi pierna izquierda. Los delincuentes no tenían mas de 18 años.
Aparte de la pérdida física de mis capacidades, económicamente, es grave ya que en mi calidad de profesional independiente, debo trabajar para generar recursos, me afectaron mis recursos, aumentaron mis deudas, que ya había subsanado hace tiempo, proyectos truncados.etc
Con el tiempo, obviamente, me repuse física y sicológicamente. Retomé mi rutina con ciertas precauciones, como no transitar por las calles tarde en la noche. Dejé los trabajos nocturnos de clases.
Hace dos semanas, cerca de las 13:30 horas, salí de una reunión en Santa Rosa con el Parrón. Me dirigía a mi domicilio en Maipú y opté por tomar el Transantiago que me deja en Intermodal la Cisterna. En mitad del recorrido, dos tipos jóvenes, de aproximadamente 17 años, iban sentados en los últimos asientos. Se acercan y me golpean con un objeto contundente (no supe que era), pero me sangró inmediatamente la cabeza. Forcejearon para quitarme el bolso, me negué y respondí los golpes, pero consciente que no podían lesionar mi pierna izquierda. Bajé del bus e ingresé a un local comercial de comida china. Mi camisa estaba completamente en sangre y con un dolor fuerte en mis costillas, llamé a carabineros y ambulancia Achs con la ayuda de los dependientes del local. Los delincuentes arrancaron.¿Qué sociedad se está construyendo? ¿Estamos en el lejano Oeste, donde cada uno deberá tomar la justicia por propia mano? Me resisto a actuar así en pleno siglo XXI.
Resultado, lesión traumática en mi cabeza, parietal izquierdo, sin fractura grave para mi suerte, y con dos fracturas en mis costillas derechas, esta vez a pesar que mis lesiones fueron más traumáticas, no me significaron licencia prolongada y tratamiento complejo, sin embargo si estos delincuentes me hubiesen robado, me hubiesen golpeado hasta matarme, lo vi en sus caras llenas de ira.
Mi resistencia para evitar la pérdida de mis cosas, no va centrada en lomaterial. Es mi trabajo. Mis implementos de trabajo, que consiste en visitar empresas, por tanto me desplazo por la ciudad en diversos sectores. ¿Por qué se debe hay que tener temor por transitar por las calles de mi ciudad, de mi país? El temor a la delincuencia debe ser algo normal y mantenernos encerrados, temerosos, inseguros, eso es la normalidad de Chile.
Entonces el mensaje de la autoridad de no oponer resistencia, significa dejar que te golpeen, roben, maten, discapaciten, porque actualmente si te dejas robar, igualmente te golpean y matan.
¿Cual es la normalidad de vivir en mi país? Impunidad, cero prevención, cero rehabilitación y reinserción. El Sename en vez de ser un organismo que contiene, previene e interviene a grupos vulnerables, es todo lo contrario.
Las cárceles son universidades del delito, no segregan a los presos por tipos de delitos. No se hace nada para evitar, por ejemplo, que los primerizos sigan delinquiendo. No hay sistemas de contención penitenciarios, como sucede en países que sí han tomado en serio la problemática delincuencial. Como por ejemplo los Países Bajos, donde incluso se han cerrado cárceles por falta de delincuentes, porque ellos no encierran a todo el que delinque. Existen métodos de reinserción bajo sistemas controlados con seguimiento psicológico, social, laboral y otros aspectos.
En Chile, nuestras autoridades pretenden implementar políticas de primer mundo, pero obviando nuestras problemáticas sociales, políticas y económicas. No basta con que el presidente de turno se suba a una patrulla y ordene operativos que encierran a miles que después quedan prontamente en libertad, Sin un trabajo serio de seguimiento, sanción y reinserción.
¿Acaso deberemos armarnos los ciudadanos para defendernos? Porque cuando asaltan a un funcionario uniformado, el está habilitado para defenderse porque puede portar armas, pero el 90% de los chilenos (as) como yo estamos indefensos. ¿Qué pasa si yo hubiese matado a uno de los delincuentes? Sería acusado por homicidio, solo por defenderme. ¿Por qué debemos estar pensando que nos dañaran en las calles o en nuestras casas? ¿Qué sociedad se está construyendo? ¿Estamos en el lejano Oeste, donde cada uno deberá tomar la justicia por propia mano? Me resisto a actuar así en pleno siglo XXI.
Ojalá toda la sociedad chilena cumpla su rol. Que nuestras autoridades no consuman tiempo discutiendo por politiquería y ayuden al país que los eligió, transversalmente hablando.
Si desean terminar con la problemática de la delincuencia, vean modelos de otros países que han tenido resultados empíricos y entreguen los recursos necesarios. Busquen acuerdos y no se saquen los ojos a la vista de todos que somos testigos y desconfiamos más de nuestras autoridades al no ver resultados. No basta con pretender aludir que bajo cierto índice de victimización, o que se redujeron los delitos un X por ciento. La prevención comienza en niños que no deberían caer en la delincuencia. Hay que intervenir su núcleo familiar, evitar la proliferación de barrios vulnerables, insertarlos en las comunidades, educarlos, fortalecer las redes de apoyo sociales, oportunidades de desarrollo para no caer en la drogadicción y el delito.
Parece imposible, pero se puede. La oportunidad está en manos de nuestras autoridades. Ellos entregan las directrices de los destinos de nuestro país, antes que nada deben acordar qué sistema nos va a dirigir, social, política, económicamente. Una vez que estén de acuerdo, obviamente, dejaran de lado las discusiones. Para detener la delincuencia no basta con encerrar a tantos, pero tampoco con actuar con impunidad dejándolos libres indiscriminadamente para que sigan delinquiendo. Es tiempo que trabajen en forma integral desde todos los puntos de vista.
Al parecer algo se esta haciendo con 150 medidas para combatir la delincuencia, pero yo le agregaría medidas para prevenir y reinsertar.
Ojalá se haga algo, por mi parte he pensado, incluso, en armarme, pero no es más que una idea hasta ahora. Espero no concretarla, o a lo mejor la idea de emigrar a una sociedad más desarrollada, sea una alternativa. Chile no es un país violento comparándonos con nuestros vecinos, pero por qué no tener como objetivo y meta, estándares mayores.
Comentarios
24 de julio
Estimado Marco, como no empatizar con Ud. , en mi familia también hemos tenido experiencias parecidas pero de menor impacto. Pienso que el problema no va a mejorar, va a empeorar, hay muchísimas cosas que hacemos mal como sociedad y como país, y esa sensación de impunidad que queda después hechos como los que Ud. describe esta aumentando, hace un mes leí por ahí que un delincuente tenía unas 120 detenciones y unas 10 condenas, otros salen de los tribunales de garantía escupiendo y riéndose a carcajadas, todos quedamos atónitos. En esta especie de comedia de absurdos en que Ud. puede ser culpado y encarcelado por defenderse, nadie quiere cambiar las leyes, ese es nuestro problema, las leyes, muchos creen que arreglando el problema socio-económico y de acceso a bienes y servicios basta, pero la delincuencia es una cultura que se replica así misma y esta creciendo, no hay temor a dañar a otros, no hay temor a matar a otros y eso es la base para una descomposición social mayor.
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