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Viviendo la calidad de vida

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Nos pasaron dos cosas.

La primera fue que estábamos un poco aburridos de la vida de Santiago, de los viajes en Metro hacinado, del aire de mal en peor, aburridos de ver que las promesas de mejoramiento de calidad de vida son sólo texto que se lo lleva el tiempo. Tenemos claro que el mejoramiento de la calidad de vida es resorte exclusivamente de cada uno, y decidimos votar con los pies: cargamos muestras mochilas, sacamos a la hija del colegio por un año, y partimos a mochilear por América del Sur y por Centroamérica en un año sabático, sin muchos planes.

Fue un año increíble, y quizá la conclusión importante fue que queríamos otra cosa para nosotros. Nuevamente decidimos votar con los pies. Nos vinimos a vivir a una ciudad pequeña en Ecuador, al lado de la playa, donde la hija se va a pie al colegio y nosotros nos movemos en bicicleta con un aire que no te envenena en cada inhalación.

Sabemos que podríamos haber obtenido similar bienestar sin salir de Chile, pero un tema que pesó es que Chile está convertido en un país caro. Ecuador nos permite, en forma frugal, y económica sin la necesidad de vivir para trabajar, simplemente trabajamos para vivir. Confesamos también que el que la gente se queje del frío que hace cuando el termómetro llega a los 20ºC es también una gran ventaja.

Después de haber decidido «huir del mundanal ruido» hemos visto que en verdad necesitamos menos de lo que creíamos. La frugalidad tiene sus propias alegrías, como la de sentir que un segundo juego de sábanas es un lujo; que tener una cafetera que dice ser marca Hyundai pero que es entera mula, es un lujo igual; el cultivar tomates o encontrar pescado fresco baratísimo que nos permite comer mejor por menos… la lista es muy larga. El bien más preciado que hemos encontrado es el tiempo. Vivir a un ritmo amable, sin ser esclavos de alarmas –salvo el despertado del colegio de la hija– ni de horarios. Hay un proverbio Ashanti que dice «El tiempo se hizo para servir al hombre, no el hombre al tiempo.» y es cierto.

Hay un proverbio Ashanti que dice "El tiempo se hizo para servir al hombre, no el hombre al tiempo." y es cierto.

Alegamos mucho contra el modelo, nos sentimos fuera de él, pero salvo que votemos con nuestros actos, estamos inmersos igual en él, en nuestros tiempos, trabajos, interacciones y alimentación.

Perdemos al salir del carril, pero es más lo que ganamos. Si realmente queremos ser más libres, es cosa de ingeniárnosla y hacerlo.

Lo que importa es lo que hacemos, no lo que tuiteamos.

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Rodrigo Duarte Casar

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4 Comentarios

Juan

Textos como éste me inspiran a tomar una decisión que tengo estancada hace mas de 5 años, por lo visto hay que lanzarse a la vida nomas.. felicidades para usted y su familia

Catalina

Tan de acuerdo con ustedes. No por nada se dice que la felicidad esta en las simplezas de la vida. Honestamente he pensado en mas de una ocasión seguir sus pasos, cansada de la violencia del día a día, cansada de desconfiar hasta de mi sombra, pero por sobre todo de ver la vida que les tocara a mis hijos y lo que debemos enseñarles para que sobrevivan en el medio.

Ale

Totalmente de acuerdo!!! Más que por los adultos que ya estamos «acostumbrados» o maleados…por mi pequeñita… Q clase de vida ofrecerle??? En esta óptica otras cosas son las importantes y el trabajo… sólo eso! Felicidades por pensar con los pies 😉

claudio

yo cambié un lugar del mundo por otro. Muchos beneficios pero cargo con una mochila vacía de amigos entrañables y una familia lejana… Es un costo a pagar por una vida mejor?
si tuviera que responder a la pregunta si el cambio, a pesar de todo, valió la pena, diría que si, a pesar de todo.

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