Arica 12 de enero del año 1973: el cauce del río San José se desbordó, anegando varias casas, Universidad Campus Velásquez y también se llevó puentes peatonales como simple basura, causando bastante daño producto de mucha lluvia en la Pre-Cordillera de la zona interior.
La historia se repite después de 46 años en la madrugada del 01 de febrero del presente año. Esta vez baja con fuerza el río Acha, afectando directamente a los habitantes de ese Valle y al campamento Coraceros, a lo que se agrega lamentablemente una persona que fue arrastrada por el torrente y caudaloso río, es decir cobró una vida.El río natural pasa por medio de la ciudad, en temporada de sequía solo sirve para acumular basura de la gente inescrupulosa y sin conciencia, pero cuando baja el río ¿qué le queda a la ciudad de Arica?
Esta situación me permite recordar con tristeza lo ocurrido en la localidad de Ticnamar en los años 1957 y 1958 llevándose más de la mitad del Pueblo de esa época, que ahora se le recuerda como el Pueblo Viejo. Pero esta desgracia permitió que el actual Pueblo se reubicase de la manera como se encuentra actualmente, es decir, se urbanizó en un lugar seguro, se edificó en lo alto y se le dio forma de una ciudad moderna. Pero bueno, al parecer cada cierta década tendremos que volver a vivir esta situación.
De mi punto de vista ha llegado la hora de volver la mirada hacia atrás, cientos de años o quizás miles con relación a la naturaleza en nuestra Zona Norte y en especial las partes más altas (me refiero al interior en la temporada del invierno altiplánico) que tienen mucho que contar respecto a la lluvia. Al parecer en esos años llovía bastante fuerte y más tiempo cada año, es cosa de observar las inmensas quebradas y muchos ríos aledaños que debieron alimentar y acumular una inimaginable cantidad de agua, escenario hoy terrorífico y poderoso ante la atenta mirada del ser humano.
Pero por alguna razón el ser humano se asentó con sus familias en diversas partes, criando animales domésticos y cultivando la tierra para así subsistir en esos lugares tan encantadores como la cordillera, pre-cordillera y valles Costeros.
La mediana modernidad logró hacer caminos para comunicar los pueblos, pero algunos fueron improvisados ya que los ríos no cuentan con puentes de acuerdo a la necesidad de los lugares antes señalados, sino que son apenas caminos precarios (porque lo razonable hubiese sido contar con una carretera de calidad contemplando la realidad del terreno, su geografía y naturaleza).
Ahora si todo esto es un mal que no está previsto ¿qué le queda a la ciudad de Arica? El río natural pasa por medio de la ciudad, en temporada de sequía solo sirve para acumular basura de la gente inescrupulosa y sin conciencia, pero cuando baja el río, aparecen muchos expertos, sabios y gurús que hablan de las mil soluciones, sin realizar nada con seriedad. El tiempo pasa y nada, seguimos igual y quizás nunca se logre encontrar una solución.
Todos los ríos que alimentan al río San José y Acha nacen en el territorio de Ticnamar y al norte Saxamar, Lupica, Belén, Chapiquiña y sus alrededores, por lo tanto las autoridades, seremis, geólogos, meteorólogos e ingenieros deben priorizar en monitorear y vigilar cuidadosamente esta zona, mejorando los caminos para mejor acceso a estos lugares antes citado. La razón fundamental de todo esto es la ciudad de Arica y para que más preámbulo no hay que ser “Clarividente ni Pitoniso”. Si no se previene con tiempo las consecuencias pueden ser terribles y catastróficas sin vuelta atrás para lamentarse.
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