Teletón y la lógica Salah

Se equivocó el presidente de la ANFP, señor Arturo Salah, al negar la autorización a realizar un minuto de silencio en el partido Chile-Honduras. Y se volvió a equivocar al día siguiente cuando trató de explicar su decisión y analizar el afortunado y bien recibido acto de rebeldía de los jugadores. El señor Salah actuó con miopía y mezquindad. Pero no importa.

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Se requiere más para una actitud de verdad integradora, respetuosa, solidaria, las que cuando son reales, son permanentes en el tiempo, son cotidianas, se viven día a día, semana a semana

Chile (casi) entero se prepara para celebrar 40 años de la colecta «Teletón». Simultáneamente, la entrada del edificio del Congreso Nacional no cuenta con un acceso para sillas de ruedas. Simplemente no tiene. Y es el edificio donde se reúnen todos los representantes de este lindo y solidario pueblo. En marzo de este año fue vergonzoso el momento en que el Presidente de Ecuador, en silla de ruedas, no podía hacer ingreso a la ceremonia de cambio de mando. Los anfitriones se pusieron algo nerviosos y un poquito colorados -no tanto- y no sabían qué hacer. El Presidente ecuatoriano y su silla de ruedas, finalmente, tuvieron que ingresar por una puerta trasera.

Y es que la mentalidad, actitud y conducta de un país no se cambian con un «gesto» de 27 horas de colecta, o de «amor», como le llaman. No es suficiente.

Se requiere más para una actitud de verdad integradora, respetuosa, solidaria, las que cuando son reales, son permanentes en el tiempo, son cotidianas, se viven día a día, semana a semana. No son gestos esporádicos.

Por eso pienso que no importa que Arturo Salah le negara al joven Camilo Catrillanca un minuto de silencio en el partido de Chile. Erró, pero no importa. Un minuto de silencio es un gesto. Y la vergüenza y amargor que a algunos nos provoca este episodio (el asesinato por la espalda de un joven mapuche por parte del Estado) requiere de cambios en la cultura y mentalidad de este país tan colosales, que no se consiguen con gestos simbólicos de un minuto. Tal como hay otras cosas que no se consiguen con gestos de 27 horas.